"El periodismo es todo ficci¨®n, y la historia, ideolog¨ªa"

De la nevera a la mesilla de noche. ?ste es el itinerario so?ado por el escritor Manuel Vicent (Castell¨®n, 1936) para las "tiritas" que publica cada domingo desde hace dos d¨¦cadas en la ¨²ltima p¨¢gina de EL PA?S, y que algunos lectores confiesan recortar y pegar en frigor¨ªficos o paredes.

Nadie muere la v¨ªspera (Alfaguara) -una selecci¨®n de sus columnas de los ¨²ltimos cuatro a?os prologada por Manuel Rivas- es el camino trazado por el escritor y periodista valenciano para llegar a la cabecera de sus fieles. "He intentado que los art¨ªculos seleccionados fuesen intemporales; los que hac¨ªan referencia a un hecho hist¨®rico han sido eliminados. Se han quedado en la cuneta la mitad para poder construir un dietario, casi una biograf¨ªa de sensaciones que se pueda leer en cualquier lugar, tiempo o estado", explica el autor de Tranv¨ªa a la Malvarrosa.

Una nueva estructura le ha permitido componer "un libro armado, que entre l¨ªneas esconde una novela". En el principio, Ad¨¢n y Eva. Al final, la receta de c¨®mo hacer un art¨ªculo: "El todo y la nada". Entre medias, olores, recuerdos y reflexiones que siempre giran en torno a "un solo eje, una sola idea alrededor de la cual ruedan las palabras". "Entre lo que sientes y lo que siente el lector hay un espacio. Se trata de hacerlo navegable para que cada cual pueda interpretarlo a su medida".

Firme defensor de la prensa como g¨¦nero de ficci¨®n -"el periodismo es todo ficci¨®n y la historia, ideolog¨ªa, porque cada uno valora e interpreta a su manera"-, Vicent persevera en su b¨²squeda de "una conexi¨®n que te haga ver las cosas desde otro punto de vista", y considera que un art¨ªculo debe servir "para educar la mirada del lector, su sensibilidad". Frente a ellos, sus lectores, hablar¨¢ hoy, a las 12.30, en la librer¨ªa Crisol de Madrid (calle Juan Bravo, 38), acompa?ado por Rafael Azcona y ?ngel S¨¢nchez Harguindey.

"Todas las columnas son una invitaci¨®n a navegar. Escribo para no amargar el domingo al lector. Intento darle algo que no le preocupe, placentero, imaginativo, que le haga tomar el lunes con cierta esperanza para que piense que aunque el mundo se destruya, ser¨¢ maravilloso. El lunes la gente compra el peri¨®dico como si fuese un arma", asegura quien ha convertido en g¨¦nero sus apuntes dominicales, "solubles con el aroma del caf¨¦".