Creatividad entre rejas
Jos¨¦ Mar¨ªa Moraza dona obra a la prisi¨®n de Martutene e inaugura una muestra que viajar¨¢ a otras c¨¢rceles
El pintor Jos¨¦ Mar¨ªa Moraza (San Sebasti¨¢n, 1955) es de los que cree que el arte puede cambiar el mundo y adem¨¢s se aplica para tratar de conseguirlo. Hace algo m¨¢s de un mes, atraves¨® por primera vez las rejas de la c¨¢rcel de Martutene de San Sebasti¨¢n. Quer¨ªa mostrar su obra a los internos, descubrir la pintura a quienes normalmente no tienen acceso a ella. Ha conseguido su prop¨®sito y adem¨¢s romper con la rutina en el centro. Ayer inaugur¨®, junto a los reclusos -se permiti¨® que hombres y mujeres compartieran la fiesta- una exposici¨®n que luego quiere llevar al resto de centros penitenciarios, enriquecida con fotos y grabaciones de esta experiencia. De Martutene viajar¨¢ seguro a Alicante.
"Haciendo este tipo de exposiciones", cuenta el artista, "vives el arte por el arte. La venta queda en un lugar secundario. Aqu¨ª hay mucha gente que no ha estado nunca en un museo, pero tiene m¨¢s sensibilidad que muchos de fuera", apunta. " Yo ya he ganado much¨ªsimo. He aprendido a escuchar y he ratificado que para tener experiencias fuertes y agradables no hay que viajar lejos".
?l ha recorrido las galer¨ªas para colocar una pintura sobre la puerta de acceso a cada celda y se ha detenido en la c¨²pula de la c¨¢rcel para realizar un gran mural, dos instalaciones que donar¨¢ a la prisi¨®n. "La idea era que los internos colaboraran con Jos¨¦ Mari", apunta Santiago de las Heras, director de la c¨¢rcel. As¨ª ha sido. De hecho, se han encargado de pintar el fondo naranja del mural sobre la pared. Luego, el artista ha colocado 24 piezas, obras en madera, aerosoles y colas.
El arte, paradigma de la libertad, ha transformado la vida de esta prisi¨®n. Los 284 reclusos tienen la opci¨®n de asistir a talleres de pintura o modelado, pero hasta ahora, no hab¨ªan tenido la ocasi¨®n de trabajar codo con codo con un profesional. Durante este mes largo, han opinado sobre la colocaci¨®n de las obras, han planteado un concurso informal de ideas para poner nombre a las piezas, han salido a conocer el taller del pintor, van a aprender de ¨¦l en un taller y colocar¨¢n las obras que vayan realizando junto al gran mural. "Y lo que es m¨¢s importante, han hablado sobre arte, como si estuvieran sentados en una terraza de Donosti", apunta el director. Incluso dos de ellos han comprado sendas piezas. "Nos parece capital ense?arles otras formas de ocio distintas de esas marginales que han acabado por traerles hasta aqu¨ª". Sobre su mesa, hab¨ªa ayer, horas antes de la inauguraci¨®n, varias instancias de mujeres pidiendo permiso para asistir a la exposici¨®n, ubicada en la zona de hombres.
Se llama Respeto, hay que entrar en ella con los zapatos cubiertos de pl¨¢stico y ocupa la sala de proyecciones del centro, pintada de negro para la ocasi¨®n. Sobre su suelo, el artista ha colocado sesenta piezas de madera con relieves, en colores marfil o blanco, resultado de su proceso de depuraci¨®n del lenguaje. Moraza ha llegado "a un estado de sencillez y de simplificaci¨®n en el que llega a prescindir de la mayor¨ªa de las formas, los colores e, incluso, la propia pintura que hab¨ªa utilizado hasta el momento", escribe Jos¨¦ Javier Fern¨¢ndez en el cat¨¢logo de esta exposici¨®n.
La muestra forma parte de un proyecto expositivo mucho m¨¢s ambicioso. Moraza quiere llevar tambi¨¦n su obra a templos de culto -espera permiso de la iglesia del Buen Pastor de San Sebasti¨¢n- y a aparcamientos.
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