CiU busca el norte
El batacazo electoral sufrido por la coalici¨®n nacionalista en las europeas provoca una crisis que Mas afrontar¨¢ en el congreso de julio
"Aqu¨ª el que tendr¨ªa que estar m¨¢s enfadado soy yo, que gan¨¦ unas elecciones y no soy presidente de la Generalitat. Entiendo que es muy duro estar en la oposici¨®n. Hacer un traves¨ªa del desierto, quedarse sin coche oficial y sin los privilegios que da el poder. Pero en este partido alguien se crey¨® que Dios nos puso en el Gobierno catal¨¢n y all¨ª permanecer¨ªamos eternamente. Pues no. Estamos en la oposici¨®n y hay que asimilarlo. A partir de aqu¨ª, yo soy el primero con ¨¢nimo de ganar las pr¨®ximas elecciones". Esta semana, en los pasillos del Parlamento catal¨¢n, Artur Mas se confesaba con un estrecho colaborador dos d¨ªas despu¨¦s del estrepitoso batacazo electoral que Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) sufri¨® en los comicios europeos. Baj¨® 12 puntos y perdi¨® 477.000 votos respecto a 1999. Los nacionalistas se hund¨ªan amargamente en unos ¨ªndices nunca vistos desde 1979.
El varapalo electoral lleg¨® a tan s¨®lo tres semanas del trascendental congreso que debe apuntalar a Artur Mas como l¨ªder de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica (CDC), renovar la direcci¨®n del partido y sentar las bases ideol¨®gicas. Una f¨®rmula para poder taponar la lenta y paulatina fuga de votos que los nacionalistas arrastran desde 1995 -de casi 13 puntos- y recuperar el Gobierno catal¨¢n en 2007.
Los desastrosos resultados del domingo hicieron aflorar, en la ejecutiva del lunes, las cr¨ªticas que algunos dirigentes de la federaci¨®n formulaban en voz baja desde hac¨ªa tiempo contra la gesti¨®n de Mas. Cansados ya de que el secretario general de CDC, poco dado a debatir estrategias, desoyera sus consejos y advertencias, en esa reuni¨®n Jordi Pujol y Josep Antoni Duran Lleida, entre otros, pidieron un cambio de rumbo y la formulaci¨®n de un discurso que prime las propuestas sociales sobre las reivindicaciones simb¨®licas nacionalistas. Un an¨¢lisis que Mas objet¨®.
"Por supuesto que combinamos ambos discursos, pero el que llega a la gente es el soberanista. El electorado lo que ha percibido de esta campa?a europea es al candidato [Ignasi Guardans] defendiendo el di¨¢logo con ETA o a Mas diciendo que votar¨ªa el plan Ibarretxe. ?Qu¨¦ tiene que ver esto con Converg¨¨ncia i Uni¨®?", se pregunta un miembro democristiano de la ejecutiva de CiU.
La impresi¨®n de que la federaci¨®n se encamina -si no hay un golpe de tim¨®n- inexorablemente hacia el desastre se ha impuesto ya en Uni¨® Democr¨¤tica, el partido comandado por Duran Lleida.
Comparaci¨®n con el PSOE
En Converg¨¨ncia, pese al desasosiego l¨®gico de esta adversa situaci¨®n, tienden a minimizar la crisis. La comparan con la sufrida por el PSOE tras la dimisi¨®n de Felipe Gonz¨¢lez. A los socialistas, comentan, la traves¨ªa del desierto les cost¨® dos liderazgos, Joaqu¨ªn Almunia y Jos¨¦ Borrell, y ocho a?os apartados del poder. Pero el PSOE celebr¨® unas primarias de por medio y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero se someti¨® al veredicto de un congreso extraordinario. La elecci¨®n de Mas, en cambio, fue similar a la de Mariano Rajoy en el PP. Fue el l¨ªder quien les design¨®.
Aun en pleno descalabro, los socialistas manten¨ªan un m¨¢s que envidiable poder auton¨®mico y local, mientras que ahora CiU ha sido desalojada de la Generalitat y carece de ayuntamientos de importancia.
"Es relativamente normal lo que nos est¨¢ pasando, y no nos podemos poner nerviosos porque entonces errar¨ªamos el an¨¢lisis", comenta un colaborador de Mas y uno de los futuros seis vicesecretarios generales que elegir¨¢ el congreso.
En cambio, otros dirigentes achacan este distanciamiento a la larga permanencia en el Gobierno. "Hemos de saber quitarnos de encima los 23 a?os de ejercicio del poder, recuperar la capacidad de colaboraci¨®n con la sociedad. En definitiva, ponernos a picar piedra y pisar territorio", se?alan.
Pujol, apartado de las tareas diarias del partido, incluso mantiene regularmente encuentros con numerosos cuadros convergentes, a quienes sondea sobre el rumbo del partido y la figura de Mas, consultas que extiende tambi¨¦n a c¨ªrculos empresariales. El diagn¨®stico, generalmente, es coincidente y cr¨ªtico con la situaci¨®n. Aunque nadie cuestiona el liderazgo de Mas -principalmente porque en la actualidad no hay alternativa posible-, s¨ª dudan de su idoneidad para presidir un proyecto catalanista integrador y transversal como el fundado por Pujol.
La mayor¨ªa de los dirigentes consultados, a excepci¨®n del sector cr¨ªtico, aseguran que el partido saldr¨¢ reforzado del congreso. Un optimista presagio que formula el c¨ªrculo m¨¢s cercano a Mas. "Ser¨¢ un congreso vivo. Mas no lo tiene regalado, pero sabr¨¢ salir boyante", opinan.
Nadie pone en tela de juicio que Artur Mas saldr¨¢ afianzado del c¨®nclave. Pero los tres d¨ªas de congreso prometen ser convulsos debido al descontento reinante entre algunos dirigentes territoriales y los pulsos de poder entre las familias convergentes, con mayor o menor peso en el partido.
Batalla territorial
Mas ha impuesto un r¨ªgido r¨¦gimen de incompatibilidades y el reglamento proh¨ªbe, por ejemplo, que una persona que ocupa dos cargos institucionales pueda sentarse en la futura ejecutiva. Una orden que numerosos barones censuran. "No es lo mismo ser alcalde y, por consiguiente, estar en el consejo comarcal, que no cobras ni un duro y s¨®lo te ocupa tiempo, o ser parlamentario y senador, que entonces te embolsas dos sueldos", critica un destacado dirigente afectado por el futuro reglamento.
Algunos de los implicados piensan presentar batalla, sabedores del escaso control que Mas ejerce sobre el territorio, dominado en buena parte por Felip Puig, ex secretario de organizaci¨®n de CDC, actual portavoz parlamentario y adalid del sector soberanista. Pero Artur Mas situar¨¢ a Puig al frente de la vicesecretar¨ªa general de mayor peso pol¨ªtico.
Aunque Mas insiste en que la futura ejecutiva del partido integrar¨¢ las distintas corrientes internas y sensibilidades catalanistas, algunos dirigentes dudan de sus intenciones y ponen como ejemplo este riguroso r¨¦gimen de incompatibilidades. "Al final, se va a hacer una ejecutiva a su medida. Una direcci¨®n en la que, por ejemplo, habr¨¢ escasos alcaldes, y los alcaldes son los que m¨¢s conocen el territorio y las inquietudes del grueso del electorado", se?ala otro dirigente territorial.
En el fondo de estas cr¨ªticas subyace, comenta el entorno de Mas, la incapacidad de adaptaci¨®n de algunos militantes a la p¨¦rdida del Gobierno y al recambio generacional que se est¨¢ produciendo en el partido. "Esto es la deriva propia de los tiempos. Hay un cambio generacional que lleva consigo un cierto cambio ideol¨®gico y, por consiguiente, ciertas cr¨ªticas internas. Es muy normal lo que nos est¨¢ sucediendo, pero la militancia creo que est¨¢ m¨¢s cohesionada de lo que parece".
Desconcierto ideol¨®gico
Esta semana, Josep Antoni Duran Lleida, presidente del grupo de CiU en el Congreso, ha impartido ¨®rdenes a sus diputados: a partir de ahora hay que dar prioridad a las iniciativas de tinte social. Por una parte, son m¨¢s f¨¢ciles de aceptar por el resto de partidos que las mociones de car¨¢cter simb¨®lico y, por otra, reportan m¨¢s r¨¦ditos electorales.
Unos d¨ªas antes, CiU se hab¨ªa apuntado un gran ¨¦xito al ver aprobada una iniciativa para compatibilizar el cobro de la pensi¨®n de viudedad con el SOVI (seguro obligatorio de vejez e invalidez), que beneficiar¨¢ a 350.000 personas.
En cambio, en el plano reivindicativo, CiU ha tenido peor fortuna a causa de su desconcierto ideol¨®gico. Un reflejo de su radicalizaci¨®n ha sido su sustituci¨®n por Esquerra Republicana (ERC) como partido con voluntad de Gobierno al rechazar su apoyo al Pacto de Estabilidad en el Congreso. Los independentistas de Carod Rovira respaldaron el plan presentado por el ministro de Econom¨ªa, Pedro Solbes.
Otro tanto ha sucedido con las propuestas sobre selecciones deportivas catalanas o el retorno de los papeles de Salamanca, que fueron aprobadas gracias al pacto entre ERC y el PSOE.
Pero Duran es el primero en acusar a sus socios de Converg¨¨ncia de haber perdido el centro pol¨ªtico por su escoramiento hacia posiciones soberanistas y radicales, m¨¢s propias de ERC que de un partido que dice ser el pal de paller (eje) del catalanismo. Y reclama, en contra de la opini¨®n de Artur Mas, una reformulaci¨®n del discurso de CiU.
Hasta el propio Pujol se llev¨® las manos a la cabeza al enterarse de que en una de las ponencias congresuales de Converg¨¨ncia se defend¨ªa la denominada "familia democr¨¢tica" y se reclama la igualdad de derechos para los homosexuales. Y eso que no especificaba ni el derecho al matrimonio ni a la adopci¨®n. Similares cr¨ªticas despert¨® entre el entorno m¨¢s conservador de Artur Mas.
En otro punto de la ponencia, redactada por el soberanista Felip Puig, portavoz parlamentario, se pide el cierre paulatino de las centrales nucleares. Dos propuestas impensables cuando Pujol ten¨ªa en sus manos las riendas del partido.
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