La penosa situaci¨®n de las prisiones exige ya un pacto entre PNV y PSOE
Azkarraga no acompa?¨® a la nueva directora de Prisiones, pese a la invitaci¨®n
Despu¨¦s de muchos a?os de silencio, los gobiernos central y vasco han empezado a hablar sobre la situaci¨®n de las c¨¢rceles, pero los intereses respectivos son tan diferentes que ser¨¢ muy dif¨ªcil llegar a acuerdos. La nueva directora de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, lleg¨® esta semana al Pa¨ªs Vasco con la intenci¨®n de mejorar la muy deteriorada situaci¨®n de los presidios, y para ello pidi¨® ayuda al consejero de Justicia, Joseba Azkarraga. Pero el Gobierno vasco no contempla otra forma de colaboraci¨®n que no sea la transferencia completa de la competencia.
Hay una imagen que refleja muy bien la situaci¨®n. El pasado jueves, una hora despu¨¦s de que Gallizo y Azkarraga compartieran en Vitoria un almuerzo tan cordial como est¨¦ril, la directora de prisiones lleg¨® a la prisi¨®n donostiarra de Martutene. All¨ª pudo ver paredes devoradas por la humedad, rejas arruinadas por la herrumbre, celdas imposibles. Uno de los presos, vestido con una camiseta donde se le¨ªa Pastillas coloc¨®n, le cont¨® sus peque?as diatribas contra una c¨¢rcel inhabitable. Tras la visita, Gallizo tuvo la sensaci¨®n de que no hab¨ªa otra soluci¨®n que cerrar esa prisi¨®n lo antes posible y construir otra nueva.
Y es aqu¨ª donde empieza un camino ciertamente dif¨ªcil. Para contestar a las primeras preguntas inevitables -d¨®nde construir la nueva c¨¢rcel y con qu¨¦ dinero-, el Gobierno central necesita ponerse de acuerdo con el Ejecutivo de Vitoria, y ah¨ª todo se complica. Las c¨¢rceles vascas, o el acercamiento de los presos vascos a unas prisiones que se caen a pedazos, no son sino dos piezas m¨¢s del resbaladizo terreno por el que se deslizar¨¢ la pol¨ªtica vasca hasta las auton¨®micas de 2005. El Gobierno de Ibarretxe ya ha advertido de que no quiere transferencias "mutiladas". Y as¨ª, lo que hace varios a?os hubiera hecho las delicias del PNV, hoy se le antoja insuficiente. Valga de ejemplo el ofrecimiento realizado por Jordi Sevilla, ministro de Administraciones P¨²blicas, para estudiar los traspasos de competencias exclusivas del Estado a las comunidades aut¨®nomas. Seg¨²n los socialistas, el Gobierno de Ibarretxe seguir¨¢ subiendo el list¨®n para poder seguir recurriendo al "victimismo y la confrontaci¨®n que tan buenos resultados les da en tiempo electoral".
As¨ª las cosas, la negociaci¨®n se presume complicada. Mercedes Gallizo puede intermediar para que los presos de ETA puedan volver a estudiar en la UPV -tras la prohibici¨®n aprobada por el Gobierno del PP-, pero seguramente no est¨¢ legitimada para entrar a debatir con Azkarraga el eterno problema del acercamiento de los presos de ETA.
El Departamento de Justicia lleva mucho tiempo denunciando con raz¨®n que desconocen la situaci¨®n de las c¨¢rceles vascas porque Instituciones Penitenciarias le niega la entrada. Y, sin embargo, su consejero, Joseba Azkarraga evit¨® secundar la invitaci¨®n de Gallizo -efectuada a trav¨¦s de Txema Urquijo- para recorrer "juntos" las tres prisiones de la comunidad aut¨®noma.
En relaci¨®n con el acercamiento de presos, Azkarraga asegur¨® el viernes que un partido que se dice "progresista" como el PSOE no puede mantener en este asunto una pol¨ªtica "vengativa". Si bien Mercedes Gallizo puntualiza que el problema del desarraigo del preso no es una particularidad de los reclusos vascos. La directora de prisiones explic¨® a este peri¨®dico los problemas que existen para los internos cuya residencia est¨¢ en las islas Canarias o en Baleares. "Unos 700 de ellos est¨¢n en prisiones de la pen¨ªnsula", explica la pol¨ªtica socialista, "?c¨®mo lograr el arraigo de unos presos cuando obtienen el r¨¦gimen abierto y sus familias est¨¢n en Menorca o en Santa Cruz de Tenerife?".
No obstante, la nueva directora de Prisiones no quiere esperar al final de la negociaci¨®n y pretende empezar a resolver problemas ya. Pone el ejemplo de los locutorios -que m¨¢s que ayudar al encuentro entre preso y familias son una penalidad a?adida- o la falta de l¨ªneas de autobuses hasta las c¨¢rceles. "Es una cuesti¨®n de voluntad", remarca Gallizo.
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