El medio sin muelas
Gerrard, el capit¨¢n del Liverpool, se convierte, a sus 24 a?os,en el l¨ªder natural de la selecci¨®n inglesa
Ten¨ªa 19 a?os Gerrard cuando le extirparon las muelas. Una decisi¨®n dr¨¢stica, pero imprescindible para su carrera. Antes era un centrocampista tan prometedor como intermitente. Machacado por las lesiones, no pod¨ªa encadenar seis partidos seguidos. Y el entrenador del Liverpool, el franc¨¦s G¨¦rard Houllier, quer¨ªa devolverlo al equipo filial. Hasta que el chico pas¨® por el dentista, le sacaron un par de huesos de la dentadura y todo cambi¨®. Se acabaron los terribles dolores de espalda. Ces¨® la disfunci¨®n de su sistema nervioso. Su proyecci¨®n se dispar¨®. Y hoy, a sus 24 a?os, es el capit¨¢n indiscutible del Liverpool y el mejor centrocampista de la selecci¨®n inglesa. O al menos, el m¨¢s vers¨¢til. "Gerrard hace todo lo que le pidas y todo bien", dice de ¨¦l su seleccionador, el sueco Sven-Goran Eriksson.
Un dentista y un nutricionista rectificaron un mal crecimiento que amenaz¨® su carrera
Pero nunca tuvo un camino despejado. Procedente de la working class (clase trabajadora) de Liverpool, el medio centro pertenece a una gran familia futbol¨ªstica en la que sus primos juegan por todo el territorio brit¨¢nico.
Al contrario que los ¨²ltimos grandes ¨ªdolos de Anfield, Rush, Fowler o Owen, todos simpatizantes del Everton, Gerrard s¨ª fue desde ni?o un fan¨¢tico del Liverpool. Entr¨® en su escuela a los 9 a?os y a los 17 ya estaba en el primer equipo pese a la oposici¨®n de Houllier, que no crey¨® en ¨¦l hasta que no le qued¨® m¨¢s remedio. En realidad, su triunfo fue un empe?o personal de Steve Heighway, un ex jugador que le tuvo una fe absoluta. Tanto, que se enfrent¨® a Houllier para que abriera las puertas a este joven espigado y patoso que crec¨ªa sin control.
No hab¨ªa armon¨ªa en su crecimiento y eso fue una fuente constante de preocupaciones. Incluso hubo de pasar por el nutricionista: para que le cambiara la alimentaci¨®n. Houllier pensaba que Gerrard no dispon¨ªa de un cuerpo lo bastante atl¨¦tico para llegar a ser profesional. As¨ª se lo confes¨® a un amigo en un hotel de Barcelona la noche en que el Manchester United volte¨® la final de la Liga de Campeones ante el Bayern M¨²nich en 1999.
Pese a todo, Gerrard no guarda ning¨²n rencor a su ex entrenador. Al rev¨¦s. Le est¨¢ agradecido porque entiende que, con su severidad hacia ¨¦l, lo puso en la senda adecuada. "Houllier es como un padre para m¨ª", declara.
El t¨¦cnico, en cualquier caso, se equivoc¨®. Con un par de dientes menos, Gerrard empez¨® una nueva vida. Arranc¨® un par de temporadas espectaculares, se convirti¨® de pronto en uno de los pocos futbolistas ingleses de clase mundial. Pero... fue una estrella fugaz.
De nuevo surgi¨® algo que no funcionaba. A mitad de las dos siguientes campa?as sufri¨® un baj¨®n inesperado. Sus alargadas piernas eran dos elementos extra?os para el bal¨®n. Y nadie sab¨ªa por qu¨¦. Se le diagnostic¨® un problema psicol¨®gico. Hasta que, poco a poco, lo super¨®. Y ya lleva 18 meses contados sin lesionarse y rindiendo a alto nivel.
Coincide con que ha sido nombrado capit¨¢n del Liverpool, uno de los mayores honores con los que siempre so?¨®. La capitan¨ªa le seren¨® y proporcion¨® madurez y autoestima. Atr¨¢s qued¨® aquella juerga en la que fue sorprendido por los tabloides ingleses la noche antes de un partido de la selecci¨®n. Se ha vuelto m¨¢s responsable. Y ha llegado a la selecci¨®n sinti¨¦ndose un l¨ªder.
Beckham, de 29 a?os, es el capit¨¢n, pero nadie duda de que, tarde o temprano, el pr¨®ximo ser¨¢ Gerrard. Son los dos que mandan en el vestuario ingl¨¦s junto a Gary Neville. La prueba es que Eriksson quer¨ªa exiliarlo a la izquierda, pero es all¨ª donde ha mandado a Scholes. ?l prefiere jugar en el centro para dar rienda suelta a su f¨²tbol total: subir y bajar, ir a un lado y otro. Una actividad fren¨¦tica que le permite el bombeo de su gran coraz¨®n. Y una t¨¦cnica notable seg¨²n los par¨¢metros brit¨¢nicos. Es decir, nada de virguer¨ªas, pero s¨ª sabe pegarle con las dos piernas, va bien de cabeza y, fundamental en las islas, es bueno en el tackling (entradas a ras del suelo para recuperar el bal¨®n). Ha sufrido cuatro expulsiones en su carrera. Tras la ¨²ltima, en el derby ante el Everton, pidi¨® perd¨®n p¨²blicamente por una fea entrada. "Es lo m¨¢s parecido al mejor Luis Enrique", le define el periodista Rod Palmer. Claro que arranca de m¨¢s atr¨¢s. Y desde all¨ª comete fallos infantiles -el pase atr¨¢s a James que aprovech¨® Henry para provocar un penalti decisivo ante Francia-, pero tambi¨¦n empuja a sus compa?eros con una fuerza imparable: estuvo formidable frente a Suiza.
En Inglaterra le consideran un liverpooliano t¨ªpico. Es decir, simp¨¢tico, duro, trabajador y honrado. Parecido a su compa?ero de selecci¨®n, el ni?o prodigio Rooney. Y al contrario que Beckham o la mayor¨ªa de los espa?oles e italianos, Gerrard viste de cualquier manera. Con la zapatos grandes, el pantal¨®n corto o los colores mal combinados. No le importa. S¨®lo le interesa el f¨²tbol.
Todav¨ªa cuando corre, sus pies apuntan hacia cualquier parte. Pero los m¨²sculos han crecido y dispone de un cuerpo m¨¢s proporcionado para sus 1,88 metros de estatura. La consecuencia de todo esto es una oferta casi irrenunciable encima de la mesa: el Chelsea le dobla el salario y el nuevo t¨¦cnico del Liverpool, Rafa Ben¨ªtez, est¨¢ tratando de convencerle para que se quede. "Intentar¨¦ hablar con ¨¦l para explicarle lo importante que es para nosotros", dijo ayer el t¨¦cnico espa?ol, que, eso s¨ª, no le retendr¨¢ a cualquier precio.
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