Religioso y supersticioso
Baric, el seleccionador de Croacia, lo mismo promueve una visita a F¨¢tima que ordena un cambio de hotel si un partido ha ido mal
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Puesta en un aprieto por el empate contra Suiza, Croacia se encomend¨® a Tudor y a la Virgen de F¨¢tima -no ha trascendido en qu¨¦ orden- para su partido contra Francia. El central del Juventus, ausente por sanci¨®n del primer encuentro, regres¨® con todo su aplomo, l¨ªder indiscutible de una selecci¨®n joven y, por tanto, inexperta. Pero para sellar un poco m¨¢s la defensa si cabe y ya que el rival era la campeona vigente, el t¨¦cnico, Otto Baric, dispuso visitar el santuario de F¨¢tima antes de la cita.
Concentrada en Santarem, en las colinas al norte del Tajo, el conjunto croata viaj¨® a Leiria imbuido de religiosidad y superstici¨®n. De religiosidad, porque Baric es un cat¨®lico fervoroso que ha dado un rosario, una cruz y un medall¨®n de la Virgen a cada uno de sus componentes. De superstici¨®n, porque orden¨® cambiar el hotel de la concentraci¨®n por otro tras la contraproducente igualada frente a los helv¨¦ticos.
Muy contrariado por el rendimiento mediocre de sus jugadores frente a Suiza y ante el temor de que el alojamiento en el que durmieron la noche de la v¨ªspera pudiera haber supuesto una influencia negativa, Baric dispuso la mudanza. Croacia pas¨® de dormir en Caldas da Rainha a dormir en Marinha Grande para velar las armas, dos localidades vecinas a Leiria, donde se levanta el pol¨¦mico estadio Magalh?es Pessoa, una de las obras coloristas del colorista arquitecto portugu¨¦s Tomas Taveira.
Adem¨¢s de producir un fiero contraste, construido como est¨¢ a la sombra de un castillo medieval, este recinto cubierto de azulejos de colores dista pocos kil¨®metros de la gigantesca explanada de F¨¢tima, donde a principios del siglo XX unos pastorcillos juraron haber visto a la Virgen. Y ah¨ª par¨® el autocar de Baric y sus muchachos. Como quedaba de camino entre Santarem y el campo de juego, el t¨¦cnico pens¨® que no estaba de m¨¢s pedir a la Virgen una buena ventura. En favor de su criterio obr¨® la biso?ez pastoril de su plantilla y la estad¨ªstica goleadora de los delanteros franceses.
Como si temiera haber gastado el favor de la Virgen tras el empate a dos goles con Francia, Baric se encomienda ahora a la suerte. El s¨¢bado sopl¨® las velas de una tarta de chocolate y expres¨® un deseo: "Quiero ganar a Inglaterra". Fue en su 71? cumplea?os. El entrenador de m¨¢s edad de la Eurocopa, austriaco de Klagenfurt (1933), aunque criado en Zagreb, ha conseguido, a falta del partido de hoy, que su equipo tenga posibilidades oara colarse en los cuartos de final del campeonato, algo que no ocurr¨ªa desde el de 1996.
Sin la generaci¨®n de oro croata, la de Suker, Prosinecki, Jarni, Boksic..., tercera en la Copa del Mundo de 1998, Baric ha formado un equipo compacto a partir de un puzzle de jugadores. S¨®lo uno de los convocados, el centrocampista Neretljak, milita en un club croata. El resto procede de 12 pa¨ªses. Es una selecci¨®n tan compacta y ordenada -Baric es un adicto al 4-4-2- que no gusta ni dentro ni fuera de Croacia.
Casado y con un hijo, Baric acaba de cumplir 40 a?os como entrenador. Se estren¨® en el banquillo del Lokomotiv de Zagreb. Hombre de fuerte car¨¢cter y muy despistado, tom¨® la determinaci¨®n, antes de viajar a Portugal, de que abandonar¨¢ la selecci¨®n nada m¨¢s acabar el torneo.
Pese a su fervor religioso, es de los pocos t¨¦cnicos de este torneo que no s¨®lo permite, sino que tambi¨¦n anima a sus jugadores a mantener relaciones sexuales la noche antes de los partidos. No es tan liberal, eso no, con la homosexualidad. "Es anormal y peligrosa para los j¨®venes", lleg¨® a declarar al diario Jutarnji List, lo que gener¨® en su pa¨ªs una fuerte pol¨¦mica, terreno que adora pisar. En su etapa como entrenador de Austria (1999-2001) se neg¨® a jugar contra Israel en Tel Aviv un partido de la fase de clasificaci¨®n para el Europeo de 2000. Quer¨ªa "un campo neutral".
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