A la espera de un mecenas
La obra de una pintora ya fallecida languidece en un piso abandonado
Un inmueble del centro de Madrid en estado de ruina, con los techos apuntalados, la escalera de madera carcomida y unos buzones llenos de cartas que nadie recoge, guarda un secreto. La artista estadounidense Margaret Marley Modlin falleci¨® en 1998, dejando en el piso, donde residi¨® los ¨²ltimos treinta a?os de su vida, una colecci¨®n de m¨¢s de 120 cuadros de estilo surrealista pintados por ella. Su ¨²nico hijo Nelson muri¨® en 2002 y su marido, Elmer, el a?o pasado. En Espa?a no hay m¨¢s familiares. Los valiosos cuadros se han quedado en la vivienda, hu¨¦rfanos, sin due?o, en un edificio que puede ser demolido en cualquier momento.
Nell, la cu?ada de la artista, es la ¨²nica heredera. Esta mujer reside en Carolina del Norte. El museo del condado de Robeson, lugar donde naci¨® Modlin, se ha ofrecido a hacerse cargo de la colecci¨®n, pero Nell prefiere respetar la voluntad de la artista: que los cuadros se queden en Espa?a. "La mujer quiere que una fundaci¨®n, el Ayuntamiento o quien pueda garantizar que va a cuidar de los cuadros se haga cargo de ellos. No quieren dinero a cambio, s¨®lo necesitan con urgencia sacarlos del piso porque ah¨ª no se pueden quedar m¨¢s tiempo", explica Miguel Cervantes, profesor de la Universidad Polit¨¦cnica y amigo de la familia.
El piso de los Modlin es una casa-museo llena de grietas e iluminado s¨®lo por el colorido de las pinturas. La luz y el tel¨¦fono fueron cortados hace tiempo. Hay cuadros de Margaret por todas partes, cartas del escritor Henry Miller (amigo personal de la familia), bustos de bronce, fotos, vasos con restos de pintura, pinceles, velas a medio consumir, much¨ªsimos libros de arte. El ¨²ltimo trabajo de la artista est¨¢ a medio terminar: un retrato del poeta Jos¨¦ Garc¨ªa Nieto.
La vivienda lleva un a?o vac¨ªa, pero parece como si alguien todav¨ªa viviese all¨ª. Y es que cuando Margaret falleci¨®, Elmer, su marido, se sumi¨® en la desesperaci¨®n y quiso que todo se quedase como su mujer lo hab¨ªa dejado.
El matrimonio hab¨ªa llegado a Espa?a en 1975. ?l era actor de reparto en Hollywood, ella era profesora de Bellas Artes. Elmer particip¨® en la Segunda Guerra Mundial y vivi¨® los horrores de la bomba at¨®mica de Nagasaki, algo que le hizo cambiar su visi¨®n del mundo. "Qued¨® traumatizado por la experiencia y empez¨® a criticar la pol¨ªtica exterior norteamericana", explica Cervantes. Eso fue su fin profesional como actor de Hollywood. Nadie le ofrec¨ªa trabajo debido a sus ideas pol¨ªticas.
Ante la falta de expectativas, el matrimonio dej¨® Estados Unidos en 1972 para empezar una nueva vida en Europa. Eligieron Espa?a. Su esposa se encerr¨® en casa y se dedic¨® a pintar cuadros. "Ella jam¨¢s sal¨ªa de la vivienda, ¨¦l era el que hac¨ªa la compra y se desviv¨ªa para que su mujer pudiese dedicarse a la pintura", recuerda Cervantes.
Mientras padre e hijo intentaban ganarse la vida, Margaret expuso parte de su colecci¨®n en dos ocasiones: en 1972 en la Galer¨ªa de Luis y en 1978 en el C¨ªrculo de Bellas Artes. Las rese?as period¨ªsticas de la ¨¦poca alabaron el trabajo de la artista (Pueblo, 25 de octubre de 1978).
Cervantes explica que la Fundaci¨®n Polit¨¦cnica, dependiente de la Universidad, ha mostrado inter¨¦s por quedarse con la colecci¨®n, pero carece de una sala donde exponer todas las obras. "La familia de los Modlin prefiere una fundaci¨®n o una instituci¨®n que garantice que todos los cuadros van a estar juntos", a?ade.
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