Rooney hace trizas a Croacia
El joven delantero ingl¨¦s, que suma cuatro goles, completa otra magn¨ªfica actuaci¨®n y tumba al d¨¦bil equipo croata
Rooney, el chico del Everton que tiene sobresaltado a su pa¨ªs, marc¨® dos goles en la victoria frente a Croacia y a?adi¨® evidencias de su consagraci¨®n como nuevo mes¨ªas ingl¨¦s. En un f¨²tbol que ha convertido a Beckham en figura capital, Rooney tiene derecho a sentirse rey del mundo. No es una cara bonita. Lleva un futbolista dentro, puede que muy interesante. Habr¨¢ que verlo en el futuro, cuando salga de la optimista burbuja en la que vive y se enfrente a las complejas realidades del f¨²tbol: la fama, el dinero, la necesidad de estar a la altura del peque?o mito que Rooney est¨¢ creando con sus goles. Inglaterra no es pa¨ªs f¨¢cil para soportar estas tensiones. Alienta la aparici¨®n de estrellas, verdaderas o ficticias, que luego quedan consumidas en el fragor de los tabloides, el alcohol o la fatiga medi¨¢tica. A Rooney le vendr¨ªa bien fijarse en Owen, el Rooney del Mundial 98. Ahora pasa desapercibido.
Los goles dijeron bastante de Rooney en este partido. Pero su actuaci¨®n super¨® el peso de los tantos. Jug¨® bien en todas las zonas del campo, sobre todo cuando el partido estaba m¨¢s apretado. Croacia se adelant¨® con un gol de Nico Kovac reci¨¦n comenzado el encuentro. El tanto confirm¨® las sospechas que despierta la defensa inglesa. Campbell y Terry son dos centrales a la antigua, pero no logran imponerse en el juego a¨¦reo, el m¨¢s imprevisto de los defectos en un equipo ingl¨¦s. El gol perfil¨® un duelo sin tonos grises. Croacia retras¨® sus l¨ªneas y dedic¨® todo su esfuerzo a defenderse del insistente ataque ingl¨¦s, estructurado a partir de la energ¨ªa de Gerrard y la astucia de Scholes. Junto a ellos, Rooney volanteaba y llegaba. Tocaba de primera para descargar y se infiltraba en la d¨¦bil defensa de Croacia, un equipo que dio graves se?ales de subdesarrollo.
Aunque el primer gol ingl¨¦s tard¨® en llegar m¨¢s de lo esperado, nadie dud¨® de Inglaterra. Su autoridad era indiscutible por el dinamismo de su juego, la velocidad de sus jugadores y el deseo de terminar con el temprano problema del gol croata. Desde la izquierda, Scholes tiraba diagonales que alarmaban a los defensas rivales. El lateral Cole aprovechaba el pasillo para entrar sin oposici¨®n. Por la derecha, hab¨ªa menos actividad. Beckham apenas fue un espectador. Nunca se ha distinguido por su velocidad, pero ahora suele quedar desairado en las acciones que requieren algo de electricidad. Inglaterra no le necesit¨®.
Scholes ha vivido malos tiempos con la selecci¨®n. No hab¨ªa marcado en los tres ¨²ltimos a?os y lo ha escuchado cada d¨ªa. Emigrado forzoso en la banda izquierda, poco importa que juegue lejos de su posici¨®n natural. Sin embargo, su contribuci¨®n al juego es notable. Scholes juega con propiedad y buen ojo. Se asoci¨® con Rooney todo lo que pudo, sin olvidarse de su viejo instinto para sorprender en el ¨¢rea. Aprovech¨® una de sus llegadas para marcar el empate, tras una cesi¨®n de Rooney, que marc¨® el segundo poco antes del medio tiempo. Clav¨® un derechazo que super¨® a Butina. La hinchada inglesa enloqueci¨® porque se identifica con este muchacho de rostro abotargado, maneras rudas y un sentido muy ingl¨¦s del f¨²tbol. Es agresivo, vertical y poderoso. Si no fuera porque tiene maneras de buen jugador, podr¨ªa confundirse perfectamente con cualquiera de los fogosos hinchas que peregrinan detr¨¢s de la selecci¨®n inglesa.
El gol de Rooney clausur¨® el encuentro. Tiempo atr¨¢s Croacia produc¨ªa jugadores magn¨ªficos, un poco heterodoxos si se quiere, pero futbolistas de clase. Ahora no se les ve por ninguna parte. Apareci¨® Mornar en la segunda parte y la gente no daba cr¨¦dito. Parec¨ªa m¨¢s grande, m¨¢s gordo y m¨¢s torpe de lo que suger¨ªa hace algunos a?os en el Sevilla. Mornar representa perfectamente la decadencia del f¨²tbol croata. Nadie dej¨® un detalle. Prso se siente capit¨¢n general y pretende marcar un gol antol¨®gico en cada jugada, sin entender que no est¨¢ llamado para la grandeza. Al veterano Rapalij daba grima verle. No pod¨ªa correr, algo muy fastidioso frente a los ingleses, cuya energ¨ªa aniquil¨® cualquier resto de resistencia croata.
Por si acaso, Rooney se encarg¨® de completar la obra con una violenta escapada que le dej¨® mano a mano con el portero. Hab¨ªa que medirlo en una situaci¨®n que requer¨ªa alguna sutileza. Estuvo impecable. Enga?¨® a Butina y marc¨® el tercero ingl¨¦s. Al fondo aparec¨ªa un equipo joven, din¨¢mico, con cierta tendencia a las distracciones, m¨¢s eficaz cuando se salta la rigidez t¨¢ctica que predica Eriksson y aprovecha las condiciones naturales de sus centrocampistas, entre los cuales se encuentra Lampard, autor del cuarto tanto. Pero el h¨¦roe es otro. Se llama Rooney y est¨¢ que arde.
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