M¨¢s alivio que alegr¨ªa
Henry, al t¨¦rmino del encuentro, se abraz¨® a Saha, que le hab¨ªa servido el primer gol, aplaudi¨® al p¨²blico y se fue muy serio al vestuario
"Un delantero no s¨®lo tiene que anotar goles, tiene que hacer m¨¢s que eso. Si yo no marco, pero Francia gana, yo estoy feliz. Acu¨¦rdese de Nicolas Anelka. No marc¨® durante la Eurocopa de 2000 pero ?cree que no estaba contento cuando ganamos el campeonato al vencer a Italia en la final?". Thierry Henry, el futbolista sobre el que gira todo el debate psicol¨®gico y t¨¦cnico que obsesiona a la selecci¨®n francesa se desmarcaba, con esas declaraciones a la pagina web de la UEFA de una situaci¨®n que sin embargo le corroe. Un goleador sin goles disfruta por compa?erismo pero sufre como un escritor sin ideas. Ayer encontr¨® el primero, cuando peor jugaba Francia, cuando m¨¢s obtusa estaba y m¨¢s crecida la animosa Suiza (como si la presencia del jovenc¨ªsimo Vonlanthen, de 18 a?os) la hubiera acelerado. El segundo, que liber¨® a su equipo de temores, tras le hizo respirar tranquilo.
Zidane: "Estoy muy feliz de que se haya estrenado, sobre todo por el segundo tanto"
Al t¨¦rmino del partido, Henry, serio, con un andar cansino, se fue hacia su compa?ero Saha, el delantero del Manchester United, y se fundi¨® en un abrazo. Saha, que toc¨® de cabeza el bal¨®n que acab¨® en los pies de Henry, le felicit¨® acariciando su cabeza rapada. Henry aplaudi¨® al p¨²blico y se fue para el vestuario, por primera vez con los bolsillos llenos de algo m¨¢s que dudas (por su juego) y malhumor (por su posici¨®n). En general, la actitud de la selecci¨®n francesa ten¨ªa poco que ver con la alegr¨ªa y m¨¢s con el alivio. Aplausos a la grada, miradas fr¨ªas, alg¨²n que otro abrazo, unas palmadas en la espalda y a la ducha. Inmediatamente despu¨¦s regresaran al debate t¨¢ctico. Pero al menos, su delantero estrella, tiene un punto menos de tristeza.
Henry, despegado habitualmente de Trezeguet, encontr¨® la felicidad cuando Saha salt¨® al terreno de juego. El delantero del Manchester realiz¨®, en su primera acci¨®n, un salto portentoso, como en dos tiempos, para tocar suavemente con la cabeza y poner en los pies de Titi el regalo que esperaba.
El p¨²blico hab¨ªa animado a Henry en un par de fallos anteriores, coreando su nombre. "?Henry, Henry!", le gritaban desde la grada tras trompicarse, tras haber fallado dos remates francos ante el inconstante portero suizo, Stiel. Como si su pelea con el gol la diera moment¨¢neamente por perdida, se enred¨® con el ¨¢rbitro,busc¨¢ndole las cosquillas en alg¨²n que otro piscinazo, eso s¨ª precedidos de lo m¨¢s parecido a las galopadas que prodiga en su club, el Arsenal. Algo al parecer familiar: su t¨ªo fue campe¨®n de Francia de 400 metros vallas. Algo le debi¨® ense?ar para tener esa aceleraci¨®n y sortear las piernas de los rivales como si fueran vallas.
El primer gol, sin embargo, lleg¨® en la cl¨¢sica posici¨®n del delantero centro, listo y preciso para dirigir adecuadamente un disparo forzado. El segundo se lo fabric¨® ¨¦l solito para endulzar un partido muy plano. Zidane, fiel a su cita de la Eurocopa, hab¨ªa hecho el primero. Pero entre dos monstruos se col¨® un chavalito de 18 a?os, Johann Vonlanthen, de madre colombiana y con seis a?os de residencia en Suiza para marcar el primer y ¨²ltimo gol de su equipo en este torneo. Lo recordar¨¢ siempre porque hizo temblar a Francia.
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