Sud¨¢n, con Ruanda en el recuerdo
Hace apenas dos meses conmemor¨¢bamos los diez a?os del genocido de Ruanda, que provoc¨® la muerte de unas 800.000 personas, en parte por la escasa, t¨ªmida y tard¨ªa respuesta de la comunidad internacional. La pasividad del Consejo de Seguridad fue un modo de decirle a las guerrillas armadas que la comunidad internacional no har¨ªa gran cosa para detener el genocidio. Conmemorar significa guardar en la memoria colectiva unos hechos para evitar que nunca m¨¢s vuelvan a suceder. En el oeste de Sud¨¢n est¨¢ explotando una crisis humanitaria de proporciones incalculables que precisa de una respuesta urgente y de envergadura por parte de la comunidad internacional si no queremos que el fracaso y la tragedia de Ruanda se reproduzca en otro lugar.
De los seis millones de habitantes de las tres provincias sudanesas de Darfur, casi dos millones se han visto obligados en los ¨²ltimos meses a huir de sus poblados en busca de lugares m¨¢s seguros, y otros 200.000 se han refugiado en el vecino Chad. Los grupos armados invaden poblados, violan a las mujeres, arrasan con lo que encuentran a su paso y destruyen cultivos, negocios y ganado. De momento han muerto m¨¢s de 10.000 personas.
Este mes de junio es la ¨¦poca de siembra y los desplazados no quieren regresar a sus hogares por miedo. Sembrar donde est¨¢n ahora ser¨ªa casi un milagro. ?scar Urdetx, un cooperante de Interm¨®n Oxfam que ha regresado recientemente de la zona, me comenta que los lugares donde est¨¢n los refugiados es "el lugar m¨¢s desolado e inh¨®spito que he visto nunca". Y les puedo asegurar que ?scar ha visto muchos lugares. Con un tercio de los habitantes de la regi¨®n fuera de sus hogares, es m¨¢s que previsible que la cosecha de este a?o tenga una producci¨®n bajo m¨ªnimos.
Esta situaci¨®n requiere de una gran operaci¨®n internacional para llevar ayuda humanitaria a las provincias de Darfur. Hace meses que organizaciones internacionales como Oxfam Internacional, Cruz Roja o Unicef vienen trabajando con los refugiados y desplazados sudaneses, pero nuestro trabajo no es suficiente para atender las ingentes necesidades. Por ejemplo, en este pasado mes de mayo, s¨®lo una de cada cuatro familias desplazadas recibieron ayuda alimentaria. Los ¨ªndices de mortalidad crecen cada semana y se reproducen las bolsas de poblaci¨®n con malnutriciones elevadas.
Las organizaciones que trabajamos en la zona vemos con claridad que, en esta ocasi¨®n, la comunidad internacional no puede esconder la cabeza bajo el ala. ?C¨®mo? Hay dos puntos prioritarios. El Gobierno de Sud¨¢n no es inmune a las presiones internacionales y no desea convertirse en una oveja negra m¨¢s. Por ello, es vital que la comunidad internacional dialogue con el Gobierno de Omar el Bashir para asegurar que el Estado cumple con su responsabilidad de proteger a la poblaci¨®n. La presi¨®n internacional puede ser muy efectiva.
Por otra parte, es urgente que fluya el dinero y los medios para asistir a la poblaci¨®n. En una reuni¨®n de donantes celebrada el pasado 3 de junio, 18 pa¨ªses aportaron fondos para ayuda humanitaria a la poblaci¨®n de Darfur, pero se precisan 150 millones de euros m¨¢s para que alcance para todos. Si no actuamos r¨¢pido, Ruanda puede volver a aparecer, esta vez en Sud¨¢n.
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