Luis Ospina retrata en 'La desaz¨®n suprema' al escritor Fernando Vallejo
Coincid¨ª con ¨¦l en un avi¨®n y cre¨ª que era cura... Es un hombre tan leve", cuenta ante la c¨¢mara una c¨¢ndida Elena Poniatowska, prueba cabal de que la imagen es una cosa muy enga?osa. Tras "el cura" Fernando Vallejo (Medell¨ªn, Colombia, 1942), ese hombre delgado, pausado en el andar y en el hablar se esconde una literatura desgarrada, llena de sexo a contramano, desamparo, muerte y furia, "una escritura que ruge", como dice otro de los testimonios de La desaz¨®n suprema: retrato incesante de Fernando Vallejo, el documental del colombiano Luis Ospina presentado recientemente en la Casa de Am¨¦rica de Madrid. El largometraje ha recibido en Toulouse el premio Radio Francia Internacional.
Antes de que publicara en 1994 La virgen de los sicarios (Alfaguara), llevada luego al cine por el director franc¨¦s Barbet Schroeder, Vallejo era un desconocido. "Se sab¨ªa que en M¨¦xico, donde vive desde hace m¨¢s de 30 a?os, hab¨ªa dirigido tres pel¨ªculas, prohibidas por la censura colombiana, pero sus libros ni siquiera ten¨ªan fotograf¨ªa en la solapa", record¨® Ospina, a quien la literatura de Vallejo, que une "mucha rabia y mucho amor por Colombia", hab¨ªa fascinado en los a?os ochenta.
El azar -suele suceder- tuvo la ¨²ltima palabra. Ospina se top¨® con el premio R¨®mulo Gallegos 2003 en una fiesta y le cont¨® que quer¨ªa hacer un documental sobre ¨¦l. "Ah, si eso es lo que t¨² quieres, vente a vivir a mi casa", le dijo Vallejo. "Eso fue lo primero que me sorprendi¨®: era muy dulce, muy erudito. Fue muy f¨¢cil conversar con ¨¦l. No era en absoluto la persona que dec¨ªan que era".
M¨²sico fallido ("entend¨ª que no ten¨ªa talento m¨¢s que para ser int¨¦rprete"), director de cine hasta la desilusi¨®n y provocador profesional ("la prosa de Garc¨ªa M¨¢rquez es pobre"), en el documental, Vallejo aparece en toda su complejidad. Adem¨¢s de su propia voz, hay testimonios de amigos y hermanos, pel¨ªculas familiares, fotograf¨ªas y textos de sus libros y opiniones diversas. "Pastel envenenado" lo llama el escritor mexicano Carlos Monsiv¨¢is, uno de los entrevistados, al aludir a "su tono dulce" para "decir las cosas m¨¢s atroces".
En el calidoscopio hay de todo. La imagen muestra a Fernando Vallejo tocando el piano; poni¨¦ndose las lentillas; cocinando cada noche para Kim, su perra ("tiene 30 platos distintos, uno para cada d¨ªa del mes"); recorriendo emocionado la casa de su ni?ez en Medell¨ªn; escandalizando a una entrevistadora (ella: "?Usted es homosexual?"; ¨¦l, sin que se le mueva un pelo: "No, soy bisexual: me gustan los ni?os y los jovencitos") y, sobre todo, extra?ando Colombia, desde el exilio.
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