Turismo
No hay una sola regi¨®n en toda Espa?a que no trate de atraer el inter¨¦s de los madrile?os hacia su oferta tur¨ªstica. Sus campa?as promocionales van dirigidas en principio a la totalidad del Estado, pero intensifican aqu¨ª su acci¨®n al entender que Madrid concentra cinco millones largos de ciudadanos con mayor poder adquisitivo que la media y una probada inquietud viajera. Los madrile?os salimos mucho y generalmente nos gastamos el dinero con bastante generosidad por ah¨ª fuera. S¨®lo hay que asomarse a los medios de comunicaci¨®n para comprobar hasta qu¨¦ punto los distintos Gobiernos regionales se esfuerzan en seducirnos. La Generalitat de Catalu?a, por ejemplo, ha puesto en marcha una campa?a en la que bajo el t¨ªtulo Catalu?a te sienta bien presenta una oferta cargada de sensualidad. En un sentido muy similar trabaja tambi¨¦n el Ejecutivo aut¨®nomo valenciano, que pretende fomentar su oferta interior al ver extenuada la capacidad de crecimiento de su turismo de costa. Andaluc¨ªa se vende sola, pero con su Andaluc¨ªa s¨®lo hay una trata desde hace tiempo de trasmitirnos una imagen glamurosa muy alejada de la pandereta.
Con todo, quienes m¨¢s interesados est¨¢n en llamar la atenci¨®n sobre Madrid para aprovechar la proximidad son los Gobiernos vecinos de las dos Castillas. El de Castilla-La Mancha se ha trabajado al madrile?o con mucho esmero y para la pr¨®xima temporada prepara una campa?a basada en las rutas del Quijote que promete ser espectacular. Castilla y Le¨®n, en cambio, estaba bastante dormida, pero en el ¨²ltimo a?o los responsables auton¨®micos de turismo han mostrado un dinamismo y una eficacia hasta ahora desconocidos. Bajo el lema Castilla y Le¨®n es vida nos presentan una regi¨®n cargada de sensaciones, belleza y embrujo.
Lo cierto es que el turismo interior posee un potencial de negocio y aquel Gobierno que no sepa explotarlo bien est¨¢ perdiendo una fenomenal fuente de ingresos. Madrid, durante mucho tiempo, ha sido el caso. Acomodados en una oferta cultural que tiene garantizado el flujo de visitantes sin necesidad de promoci¨®n, los responsables de la Administraci¨®n y el propio sector han dormitado en los laureles. El c¨¢lculo no es lo que entra sino lo que podr¨ªa entrar si optimiz¨¢ramos unas posibilidades que estamos muy lejos de aprovechar. En este sentido hay que saludar con satisfacci¨®n la iniciativa del Gobierno regional, que ha dispuesto un ambicioso plan de promoci¨®n para que Madrid sea algo m¨¢s que el Museo del Prado y un punto de enlace hacia otros destinos. La capital dispone de un paseo del Arte que conforma el mejor espacio pict¨®rico de todo el mundo. Su barrio de los Austrias justificar¨ªa por si solo un viaje desde el otro lado del planeta, y el palacio de Oriente est¨¢ entre los mejores de Europa. Aranjuez, El Escorial o Alcal¨¢ de Henares, Ciudad Patrimonio de la Humanidad, son conjuntos monumentales con un tir¨®n tur¨ªstico incuestionable. El plan, sin embargo, ha sabido encontrar un argumento de atracci¨®n a?adido y m¨¢s contundente si cabe que los apuntados. Se trata de la capacidad que Madrid tiene de integrar a los for¨¢neos de forma completa e inmediata. Si vienes a Madrid, ya eres de Madrid, as¨ª reza el eslogan de la campa?a, que logra resumir en ocho palabras la mayor de las grandezas de nuestra regi¨®n. Es el esp¨ªritu abierto que est¨¢ por encima de la hospitalidad de la que otros presumen y que convierte en madrile?o a todo el que cruza estas lindes.
Adem¨¢s, la Direcci¨®n General de Turismo ha incluido en su plan otra l¨ªnea de actuaci¨®n que trata de impulsar un poderoso aliciente no siempre considerado, la oferta comercial. Por prosaico que pueda parecer ir de compras es una de las excusas con m¨¢s gancho para visitar Madrid, y el ordenar sus propuestas por rutas comerciales y de ocio permite presentarlas ante el visitante con el envoltorio de un parque tem¨¢tico. Vender nuestros encantos para estimular el flujo de visitantes es competencia y obligaci¨®n del Gobierno regional, pero no puede ser el ¨²nico empe?ado en esa labor. Nuestro sector tur¨ªstico ha de mostrarse creativo y din¨¢mico en algo m¨¢s que su obsesi¨®n por limitar el crecimiento de las plazas hoteleras para garantizarse el negocio. Madrid merece el esfuerzo y la imaginaci¨®n de todos para destacar en un campo donde el m¨¢s tonto hace relojes. Por fortuna, y en lo concerniente al turismo, la competencia en Espa?a es tremenda.
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