Una foto en la cima

Se niega a posicionarse en plan manique¨ªsta entre mar o monta?a, aunque los a?os le han ense?a

do el placer inigualable de coronar la cima de un tresmil. El actor vasco, que vemos a la hora de la siesta en la serie La sopa boba (Antena 3), es hombre de acci¨®n. Y a las pruebas me remito.

Usted, sus dos hermanos, un cu?ado y tres amigos. Por delante, un ascenso. Un planazo, ?no?

Desde luego. Solemos hacer escapadas a la monta?a, a Picos de Europa, Monte Perdido...

Deduzco que est¨¢ usted en plena forma.

No tanto, aunque procuro nadar y hacer algo de deporte para no anquilosarme en el sof¨¢. Tenga en cuenta que no hacemos ascensos de escalada, sino marchas duras con algunos tramos comprometidos en los que, en ocasiones, se requiere llevar crampones y piolet.

As¨ª fue cuando la emprendieron con la cima del Monte Perdido, hace un par de veranos, ?no?

S¨ª, porque suele haber neveros, que son lenguas de nieve heladas por las que puedes patinar si no llevas buen cuidado. En esa ocasi¨®n no hicimos cima porque el tiempo empez¨® a ponerse chungo. Llovi¨®, graniz¨® y nev¨®, as¨ª que literalmente volvimos corriendo. Pero lo m¨¢s peligroso all¨ª es la niebla. Si te sorprende, es f¨¢cil desorientarte. Por eso todos los a?os hay helic¨®pteros de rescate por la zona.

De haber ido todo bien, ?qu¨¦ ceremonia hubieran celebrado al llegar arriba?

Pues la foto de turno, desde luego. Un placer despu¨¦s de la caminata de cinco horas. Adem¨¢s de la recompensa de contemplar unas vistas incre¨ªbles.

?No pasa como en el Everest, que llegas y est¨¢ como el Santiago Bernab¨¦u en una final de Liga?

No tanto. Lo peor del Everest es que toda esa gente que sube lo est¨¢ llenando de porquer¨ªa. Tengo la impresi¨®n de que los que ascienden el Pirineo son m¨¢s limpios. Nosotros, desde luego, acarreamos toda la basura.

Me ha convencido. D¨¦me tres pautas para enrolarme en su pr¨®xima expedici¨®n.

Lo primero, lleve toneladas de prudencia. Ante la duda, lo mejor es retroceder. Despu¨¦s, le vendr¨¢n bien un par de buenas botas y un anorak de invierno. Vendas, chocolate y frutos secos. Y el convencimiento de que en caso de apuro, lo mejor es mantener la calma.