Un museo de arte hecho con tela
Una mujer de Aracena muestra su maestr¨ªa en el bordado al recrear obras de Picasso, Dal¨ª y Sorolla con hilo y aguja
Mar¨ªa Antonia Mart¨ªn Noja, de 78 a?os, natural de Aracena (Huelva), no tiene habilidad con el pincel. Pero ha emulado con una aguja y un bastidor los cuadros de los pintores de mayor prestigio: bordando. Antoni?a Noja, como la llaman en el pueblo, tiene colgadas en su particular museo verdaderas joyas pict¨®ricas hechas con hilo. Entre ellas figura el Guernica, de Picasso, o cuadros de Dal¨ª, Sorolla o Renoir.
En el museo, que cubre dos habitaciones, hay una placa a la entrada que dice "Antonia Mart¨ªn Noja". "Me gusta que la gente pregunte por el museo porque hasta que no se ven los cuadros no se valoran. Yo estoy siempre disponible para ense?ar mis trabajos. La gente queda encantada. Se preguntan c¨®mo he sido capaz de hacer algo as¨ª", dice. Y a?ade: "Yo les respondo que estas cosas ¨²nicamente se consiguen con mucho cari?o y paciencia".
A Mar¨ªa Antonia Mart¨ªn Noja le apasiona la pintura. Muchas tardes se dirige a la biblioteca de Aracena para consultar los libros de arte. Cuando llega a su casa, coloca el libro en una peque?a silla en el sal¨®n. En la otra se sienta ella con su bastidor y una caja llena de hilos de colores. As¨ª pueden pasar muchas horas. En ese momento, la aguja se transforma en pincel y el costurero en una paleta de colores, porque Antonia es capaz de captar la luz, el brillo y los contrastes con los que juega el pintor en su obra.
"Siempre me he preguntado por qu¨¦ no he tenido buena mano con la pintura. El bordado casi no est¨¢ reconocido a pesar de que requiere un trabajo enorme. Resulta muy laborioso", indic¨®. Mar¨ªa Antonia Mart¨ªn copia el cuadro al detalle, es muy perfeccionista. Para bordar el Guernica, por ejemplo, ha tardado a?os, pero reconoce que de no ser porque est¨¢ en tela ser¨ªa una copia perfecta: "Me gusta hacer cosas complicadas porque lo f¨¢cil ya lo he realizado. He bordado siempre mantones de Manila y manteles. Esto, sin embargo, supon¨ªa para m¨ª un reto".
Ella considera que sus cuadros bordados no tienen precio. De momento no quiere desprenderse de ellos, a pesar de que le han salido pretendientes en m¨¢s de una ocasi¨®n. Hace unos a?os un turista ingl¨¦s qued¨® prendado de las obras de arte de Mar¨ªa Antonia Mart¨ªn y quiso comprarle todos los cuadros por un precio muy elevado, pero ella se neg¨® en rotundo. "Yo no tengo hijos. Estos cuadros son para m¨ª como mis propios hijos y una madre no se deshace de sus hijos", comenta. Tan s¨®lo ha cedido uno que se expone ahora en el Cabildo de Aracena: La Venus del Espejo, de Vel¨¢zquez.
Mar¨ªa Antonia Mart¨ªn tiene una espina clavada. Considera que su trabajo no ha tenido el reconocimiento que se merece en la localidad. "En el pueblo hay mucha afici¨®n a la pintura. Hay muchos artistas locales que exponen sus cuadros y enseguida les salen compradores. Pero mucha gente ni siquiera sabe que yo tengo un peque?o museo con todas estas obras. Nunca se ha reconocido mi trabajo", lamenta.
Sin embargo, Mar¨ªa Antonia Mart¨ªn est¨¢ satisfecha porque su casa se llena ahora todas las tardes de disc¨ªpulas. A veces alguna de ellas ha de ubicarse en el pasillo. Todas quieren aprender a bordar con su primor. "Se quedan sorprendidas cuando me ven metida en alguno de estos trabajos. Y se preguntan si ser¨¢n capaces alg¨²n d¨ªa de hacer algo as¨ª", concluye. Ella sabe que no es f¨¢cil.
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