Los museos hist¨®ricos entran en los debates pol¨ªticos con sus colecciones
Los fondos del Brit¨¢nico y del Louvre sirven para que se conozca Irak, China o el islam
Los directores del Museo Brit¨¢nico, de Londres, Neil MacGregor, y del Louvre, de Par¨ªs, Henri Loyrette, coincidieron ayer en vincular los grandes museos hist¨®ricos a los debates pol¨ªticos y sociales de la actualidad, a trav¨¦s de las piezas singulares o exposiciones de sus colecciones. "Todas las grandes obras de arte tienen que ver con la continuidad de la experiencia humana", afirm¨® MacGregor en su intervenci¨®n en el curso de verano de la Universidad Complutense sobre el pasado y el futuro del Prado, que se celebra en una sala del mismo museo.
La segunda jornada del curso El pasado desde el futuro. Hacia el nuevo museo del Prado, dirigido por Francisco Calvo Serraller, provoc¨® el conocimiento de dos grandes museos europeos a trav¨¦s de la experiencia de sus directores. Neil MacGregor, director del Museo Brit¨¢nico, y Henri Loyrette, director presidente del Louvre, aportaron la evoluci¨®n de sus colecciones hist¨®ricas y el proceso de modernizaci¨®n de los ¨²ltimos a?os, con ampliaciones de sus salas de exhibici¨®n y los servicios a los visitantes. Los modelos brit¨¢nico y franc¨¦s son "referencias necesarias" para el Prado, seg¨²n su director, Miguel Zugaza.
Neil MacGregor, diez a?os al frente de la National Gallery y desde hace dos director del Museo Brit¨¢nico, desarrolla en las dos instituciones la presencia de la sociedad en los museos. En el curso de la Universidad Complutense, que se celebra en la sala XII, de Vel¨¢zquez, sin cuadros, que por las obras de ampliaci¨®n se han situado en la galer¨ªa central, se centr¨® en el tema de la funci¨®n c¨ªvica de los museos, "el papel de un museo en la vida civil de un pa¨ªs, no un papel est¨¦tico, sino en la vida p¨²blica de la ciudadan¨ªa".
La diapositiva de la piedra Roseta, en la que se juntan las escrituras griega y egipcia, que desde 1802 identifica al Museo Brit¨¢nico, sirvi¨® a MacGregor para destacar las implicaciones militares y pol¨ªticas en Oriente Oriente y en ?frica. Prefiere identificar el museo con un trono hecho con armas confiscadas en la guerra civil de Mozambique, rifles y ametralladoras fabricadas en el Reino Unido, Rusia, Francia y Estados Unidos. "Los visitantes del museo deben pensar en el mundo y su lugar en el mundo". Como otros contextos est¨¦ticos y art¨ªsticos, describi¨® una escultura de mujer nigeriana actual que se puede comparar con otras del siglo XVI, "que cambiaron el desarrollo del arte del siglo XX, como otra forma de ver la civilizaci¨®n africana".
La creaci¨®n del Museo Brit¨¢nico, a partir de la compra de la colecci¨®n de sir Hans Sloane en 1753, tuvo la "idea revolucionaria" de que el Parlamento decidiera que el primer museo nacional del mundo se abriera al p¨²blico de forma gratuita, "un museo para el pueblo", que no proced¨ªa de las colecciones reales como el Prado. El modelo de colecciones p¨²blicas tiene "un inter¨¦s de futuro y no inter¨¦s del Gobierno", donde los fondos gubernamentales no afectan al control, para "garantizar que cada ciudadano sea informado y libre, con poblaciones que pod¨ªan pensar, con lo que se formar¨ªan ciudades m¨¢s tolerantes". Desde la colecci¨®n Sloane, el Museo Brit¨¢nico, seg¨²n su director, tiene como objetivo una visi¨®n universalista, con la idea de "unificar el mundo" y ver las similitudes de las culturas, como hizo en el siglo XVIII con los viajes de Cook por el Pac¨ªfico, lo que provoc¨® los debates sobre las distintas sociedades y religiones. Tambi¨¦n se aplica a la biblioteca del museo y a sus publicaciones, de car¨¢cter popular.
El a?o pasado el Brit¨¢nico celebr¨® sus 250 a?os con la compra de una figura de arcilla de Babilonia que recorri¨® varios museos para plantear al p¨²blico, con amplia presencia ¨¢rabe, lo que ocurri¨® con la antigua Mesopotamia y su relaci¨®n con Sadam Husein y la invasi¨®n de Irak. "Los objetos de las colecciones pueden explicar la relaci¨®n con el pasado y su historia, comprobar la continuidad de la guerra y la violencia, los mismos motivos de los conflictos, pero tambi¨¦n la presencia de otras actividades como el juego, que apareci¨® en la base de una estatua asiria".
MacGregor plantea "el museo como lugar de debate pol¨ªtico" para que cumpla su funci¨®n principal en la comunidad, y "sacar sentido de un mundo que no conocemos", como hizo Durero al dibujar un rinoceronte que nunca hab¨ªa visto. Propone compartir colecciones y debatir con una herencia de todo el mundo. Centra su inter¨¦s actual en China. El Louvre se ampli¨®, seg¨²n su director, para crear el departamento de arte isl¨¢mico, con el apoyo expreso del presidente de la Rep¨²blica.
Cuadros y edificios
"Los cuadros seguir¨¢n siendo el coraz¨®n del museo", afirm¨® Neil Mac-Gregor sobre la ampliaci¨®n del Prado, que dijo admirar porque el nuevo edificio que proyecta Rafael Moneo en el claustro de los Jer¨®nimos servir¨¢ para ofrecer nuevos servicios a los visitantes que antes no ten¨ªan. "El coraz¨®n de un museo es la colecci¨®n permanente y el Prado siempre lo ha hecho. Ahora se va a ver mejor que antes y la arquitectura ser¨¢ secundaria. Es una decisi¨®n sabia". La ampliaci¨®n del Museo del Louvre, con la pir¨¢mide de cristal y acero proyectada por el arquitecto I. M. Pei en 1989, tambi¨¦n ten¨ªa el objetivo de mejorar los servicios a los seis millones de visitantes al a?o, seg¨²n su presidente director, Henri Loyrette, nombrado en 2001. Del Louvre "abierto a todos desde 1793" al Gran Louvre de la pir¨¢mide sigue sin resolver el problema de la circulaci¨®n de los visitantes, que tienen que hacer una cola de dos o tres horas antes de recorrer los 14 kil¨®metros de salas. Si el Brit¨¢nico tiene unos cinco millones de visitantes al a?o (el Prado tuvo 2,3 en el a?o de Vermeer y Manet), la mitad extranjeros, el Louvre tiene un 65%-70% de fuera de Francia, lo que significa un fracaso de las medidas econ¨®micas y de horarios. El museo ha puesto en Internet 35.000 obras (las que expone) y permite el patrocinio japon¨¦s para la sala de la Gioconda.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.