Dos selecciones con piel de elefante
Portugal, pionera del f¨²tbol mestizo, y Holanda, con el estilo m¨¢s admirable de Europa, son una referencia indiscutible desde su irrupci¨®n en los a?os sesenta
Dos peque?os pa¨ªses con una fant¨¢stica tradici¨®n futbol¨ªstica se enfrentan en Lisboa. Son Portugal y Holanda, cuyas vidas paralelas vienen de lejos. En la Eurocopa han atravesado id¨¦nticos dramas. Se complicaron la vida en el primer partido, no resolvieron sus problemas hasta el ¨²ltimo encuentro de la ronda inicial y han alcanzado la semifinal en la rueda de penaltis despu¨¦s de sus tensos duelos con Inglaterra y Suecia. En definitiva, dos selecciones que saben resolver las dificultades. Dos selecciones con piel de elefante.
Portugal y Holanda se las han ingeniado para convertirse en una referencia indiscutible del f¨²tbol. Su irrupci¨®n en la escena internacional comenz¨® en la misma ¨¦poca, en los 60. Portugal, a trav¨¦s del gran Benfica de Eusebio. Aquel equipo no s¨®lo gan¨® la Copa de Europa en 1961, sino que acab¨® con la hegemon¨ªa del Madrid de Di St¨¦fano. Cinco a?os despu¨¦s, Portugal protagoniz¨® el Mundial de Inglaterra, con las inolvidables actuaciones de Eusebio, el mejor futbolista del torneo y probablemente del mundo. Portugal se estableci¨® como potencia y no ha abandonado su posici¨®n. Tuvo adem¨¢s un car¨¢cter pionero. El f¨²tbol mestizo, democr¨¢tico, abierto a todas las razas, encontr¨® su primera expresi¨®n europea en el Benfica y en la selecci¨®n portuguesa.
El ¨¦xito portugu¨¦s es relevante. El torneo ha ofrecido un nivel superior al de las ¨²ltimas ediciones; la organizaci¨®n es notable; los resultados a?aden lecturas muy interesantes sobre el estado del f¨²tbol en Europa. Eso por lo que respecta a la Eurocopa. Pero Portugal est¨¢ de moda. El Oporto acaba de ganar la Liga de Campeones y de nuevo el f¨²tbol dirige la mirada a este pa¨ªs atl¨¢ntico, productor constante de magn¨ªficos jugadores. El ¨²nico problema de Portugal es que su selecci¨®n rara vez ha estado a la altura de las expectativas. Esta vez tiene la ocasi¨®n de remediarlo.
Le espera Holanda, quiz¨¢ el pa¨ªs m¨¢s admirable de Europa en t¨¦rminos futbol¨ªsticos. Su llegada al gran f¨²tbol tambi¨¦n se produjo en los a?os 60 por medio de Cruyff y Keizer, sus dos primeros jugadores profesionales, bandera de lo que ser¨ªa un equipo legendario: el Ajax. Lo admirable de Holanda no s¨®lo es su consistencia en el ¨¦xito y aleda?os, o en el alumbramiento de futbolistas gloriosos -Cruyff, Van Basten, Van Hanegem, Koeman...-, sino en la configuraci¨®n de un estilo singular. Cualquier aficionado tiene una idea muy aproximada de c¨®mo juega Holanda, de sus se?as de identidad: la posesi¨®n de la pelota, el uso de extremos, la prevalencia de la clase sobre cualquier otra cosa y hasta las concesiones defensivas que la han caracterizado tradicionalmente. No es la de ahora una gran selecci¨®n, pero todav¨ªa conserva algo del aroma holand¨¦s. Al fin y al cabo se trata del equipo que entr¨® a luchar a campo abierto con la Rep¨²blica Checa en el partido m¨¢s hermoso del campeonato. Hoy juega en casa de su rival, aparentemente en condici¨®n de v¨ªctima. No. Los holandeses nunca juegan con esa etiqueta. Es otra de sus cualidades: el orgullo, la convicci¨®n, la determinaci¨®n para defender su manera de entender el juego. No como otras. No como Espa?a.
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