La hora de los piqueteros
La radicalizaci¨®n de los parados se convierte en un quebradero de cabeza para el Gobierno argentino
Hay agitaci¨®n en Argentina ante la acci¨®n de los piqueteros (organizaciones de parados), que se han convertido en los principales actores de la protesta social. La inquietud ha llegado hasta el Gobierno y el ministro de Defensa, Jos¨¦ Pampuro, dice que "Argentina se est¨¢ convirtiendo en un pa¨ªs violento", en un mensaje preocupante para los inversores extranjeros cuando el presidente y parte de su Gabinete est¨¢n en viaje oficial a China.
De los habituales cortes de tr¨¢fico en Buenos Aires, los piqueteros han pasado en los ¨²ltimos d¨ªas a formas de lucha m¨¢s radicales que incluyen ataques a la polic¨ªa y a empresas extranjeras. La muerte de un dirigente piquetero acribillado a balazos la semana pasada tuvo una venganza inmediata: la comisar¨ªa 24 del barrio porte?o de La Boca fue arrasada por la ira de los vecinos, que durante nueve horas destruyeron cuanto encontraron sin que llegara refuerzo alguno para impedirlo. Dos d¨ªas antes, un patrullero fue incendiado en respuesta al asesinato de un joven a la salida de una discoteca en el distrito de La Matanza. En ambos casos los vecinos acusan a la polic¨ªa de instigar los cr¨ªmenes.
Los militares fueron objeto de una humillaci¨®n cuando un grupo de encapuchados del grupo izquierdista Quebracho irrumpieron en el Edificio Libertador (sede del Ej¨¦rcito), en pleno centro de Buenos Aires, y tomaron el patio de armas, donde quemaron banderas de EE UU y de la ONU. El motivo de la protesta era el env¨ªo de tropas argentinas a Hait¨ª para formar parte de la Fuerza Multinacional de Paz de Naciones Unidas.
En d¨ªas previos, unos 100 manifestantes ocuparon durante una hora el vest¨ªbulo del edificio central de la petrolera espa?ola Repsol-YPF y retuvieron a 500 empleados. Reclamaban el reparto gratuito de bombonas de gas. La empresa recibi¨® a los manifestantes y accedi¨® a distribuir gratuitamente botellones para cada uno de los 1.052 comedores escolares del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD), que encabeza Ra¨²l Castells, pero al mismo tiempo present¨® denuncia por retenci¨®n involuntaria del personal, violaci¨®n de domicilio y agresi¨®n a un empleado.
El mismo grupo piquetero irrumpi¨® en el vest¨ªbulo del hotel Sheraton con la intenci¨®n de hacer pasar un mal rato a los jefes de una misi¨®n del FMI. Los emisarios del organismo internacional consiguieron pasar desapercibidos entre los manifestantes que no advirtieron su presencia.
El 18 de junio, le toc¨® el turno a la cadena de hamburguesas Mc Donald's. Los piqueteros tomaron nueve establecimientos en la capital argentina para reclamar 20.000 kilos de leche en polvo y 10.000 libros escolares. La empresa no accedi¨®, pero no denunci¨® el caso.
Una de las acciones m¨¢s originales se llev¨® a cabo en tres autopistas de la periferia de la capital. Durante seis horas, activistas del MIJD levantaron las barreras de los puestos de peaje e invitaban a los automovilistas a pasar sin pagar. Reclamaban la restituci¨®n de subsidios y alimentos. Las empresas afirman que las p¨¦rdidas ascendieron a 40.000 pesos (13.800 d¨®lares) y una de las damnificadas, Autopistas del Sol, inici¨® una demanda por coacci¨®n e intimidaci¨®n y da?o por p¨¦rdida de ingresos.
En ninguno de estos casos intervino la polic¨ªa, que cuando hizo acto de presencia permaneci¨® impasible. La vista gorda de las fuerzas de seguridad ante la escalada de los piqueteros obedece a directrices del Gobierno del peronista N¨¦stor Kirchner, que se resiste a dar la orden de reprimir. El presidente desconf¨ªa de la polic¨ªa, una instituci¨®n desprestigiada que hace dos a?os asesin¨® a los j¨®venes piqueteros Dar¨ªo Santill¨¢n y Maximiliano Kosteki, que participaban en una de tantas jornadas de lucha. Aquellas muertes fueron el principio del fin del Gobierno provisional de Eduardo Duhalde, que adelant¨® la convocatoria de las elecciones presidenciales de abril de 2003 que gan¨® Kirchner.
"No vamos a reprimir la protesta social con esta polic¨ªa de gatillo f¨¢cil", ha dicho el presidente. Quienes gobiernan en Argentina est¨¢n inmersos en el dilema de no recurrir a la fuerza al tiempo que aumentan las voces que reclaman mano dura, especialmente la prensa y los sectores conservadores. "La ausencia policial ha dejado la calle a merced de los violentos", ha escrito el periodista Mario Grondona.
La radicalizaci¨®n de los piqueteros no es gratuita. Un funcionario de un organismo internacional apunta como razones la persistencia de altos niveles de pobreza y la reaparici¨®n de "una creciente exhibici¨®n de la desigualdad, con niveles de consumo insultantes gracias a la recuperaci¨®n de la econom¨ªa". Asimismo, a?ade la misma fuente, ciertos sectores de izquierda vinculados con algunos grupos piqueteros han puesto en marcha una "estrategia pol¨ªtica de mayor movilizaci¨®n", que es sobredimensionada por los medios de comunicaci¨®n hostiles al Gobierno.
Nada que perder
Las organizaciones piqueteras surgieron en 1996, al margen de los sindicatos y partidos pol¨ªticos y con la acci¨®n directa como m¨¦todo de lucha. El empobrecimiento generalizado de los argentinos como efecto de la grave crisis de 2001 dio nuevos br¨ªos a un movimiento que dice representar a quienes no tienen nada que perder. El Gobierno de Duhalde puso en marcha un programa de subsidios conocido como Plan Jefas y Jefes de Hogar, que reparte unos 50 d¨®lares mensuales por familia sin trabajo. Actualmente, el plan tiene dos millones de beneficiarios, con un presupuesto para 2004 de 3.800 millones de pesos (1.310 millones de d¨®lares). En teor¨ªa, los planes implican una contraprestaci¨®n laboral. Dirigentes pol¨ªticos locales distribuyen el grueso de estos subsidios, pero el 10% (unos 200.000) es administrado por las organizaciones piqueteras.
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