El Gobierno y los paramilitares colombianos inician el di¨¢logo en un ambiente conciliador
Escepticismo en diversos sectores sociales sobre el desenlace del proceso de paz
La negociaci¨®n entre el Gobierno de ?lvaro Uribe y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) arranc¨® ayer en Santa Fe de Ralito, centro de la llamada zona de ubicaci¨®n. Es ¨¦ste un territorio de 368 kil¨®metros cuadrados donde los comandantes paramilitares, que pretenden formar un movimiento pol¨ªtico, dialogar¨¢n con el Ejecutivo sobre derechos humanos, sustituci¨®n de cultivos de coca y justicia. Los negociadores expresaron su confianza en este proceso en la misma medida que empresarios y acad¨¦micos mostraban su escepticismo, aunque admit¨ªan que no hay otra salida.
"Las Autodefensas no desaparecer¨¢n; se transformar¨¢n en un movimiento pol¨ªtico de masas", dijo ayer su comandante mayor, Salvatore Mancuso, en el acto de apertura formal del di¨¢logo de paz con el Gobierno. Fue un discurso en el que mostr¨® la nueva cara de estos grupos tildados de sanguinarios durante los ¨²ltimos 22 a?os. Un discurso pol¨ªtico, conciliador, lleno de promesas para negociar asuntos de derechos humanos, justicia social y sustituci¨®n de cultivos il¨ªcitos.
"Pido perd¨®n a Dios por los extrav¨ªos", dijo ayer este hombre de 42 a?os, que afronta una petici¨®n de extradici¨®n de EE UU por sus v¨ªnculos con el narcotr¨¢fico. Los discursos oficiales tambi¨¦n fueron conciliadores. "Existe un norte compartido para la negociaci¨®n que debe concretarse en el rechazo a la violencia", asegur¨® el Alto Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo.
No todos los negociadores de las autodefensas dieron la cara. Siete de los diez que mantendr¨¢n el pulso con el Gobierno se presentaron ante los invitados al acto. Hubo poca presencia extranjera -tres embajadores de Am¨¦rica Latina, el nuncio del Vaticano y un diplom¨¢tico de segunda fila de la Embajada de EE UU- en el arranque de este proceso que respaldan la UE y la ONU, pese a que han expresado sus reservas por los continuas violaciones al alto el fuego de los paramilitares.
Banderas blancas, de paz, y banderas de Colombia adornaban el camino hasta este caser¨ªo, epicentro de los 368 kil¨®metros cuadrados que servir¨¢n de escenario al di¨¢logo. La seguridad la coordina Marlon, un ex capit¨¢n del Ej¨¦rcito. Se pas¨® a las filas paramilitares porque tuvo problemas judiciales. Lo acusaron de la muerte de dos campesinos; ¨¦l asegura que se trataba de guerrilleros. "No iba a ser tan bobo de quedarme para que me condenaran", confiesa.
La tarjeta de invitaci¨®n del Alto Comisionado para la Paz al acto la recibieron desde ganaderos, que siempre y de frente apoyaron a estos grupos, hasta investigadores y catedr¨¢ticos, que decidieron organizar un observatorio para seguir este proceso. "No lo descalificamos; antes que criticar vamos a hacer propuestas", dijo a este peri¨®dico el investigador social V¨ªctor Negrete. Aunque califican el proceso de "parcial e incierto", piensan que es mejor que seguir viviendo en medio de la "muerte, la angustia y el desarraigo". Un empresario se limit¨® a comentar: "Tengo dudas, pero ?si no es esto, qu¨¦ otro camino hay?".
Sin tapujos habla del problema central de este di¨¢logo de paz: el narcotr¨¢fico. "Hay mucho dinero de por medio; as¨ª es dif¨ªcil negociar". Algunos excusan este error con argumentos como "el pa¨ªs est¨¢ permeado por este mal" o "a las AUC les toc¨® meterse al negocio porque estaban en desventaja frente a una guerrilla financiada por el dinero de la droga". ?ste fue el argumento que utiliz¨® Mancuso.
El acto dur¨® dos horas; se inici¨® con el himno de Colombia, el de las AUC y con una bendici¨®n del obispo Julio C¨¦sar Vidal. Uniformados con ch¨¢ndal negro, muchos apoyados en sus muletas, lo soportaron m¨¢s de 40 heridos de combate. "Me hirieron hace siete a?os, pero me trajeron para incluirme en la negociaci¨®n", cuenta un hombre de 24 a?os. Le cuesta hablar; qued¨® con medio cuerpo muerto, "y ahora dormido", como ¨¦l explica. Con una mirada que hiere por el dolor que transmite, acepta que merec¨ªa un "futuro m¨¢s elegante", no lo que es hoy: un "hombre inservible".
Las negociaciones no frenaron, sin embargo, la violencia que asola Colombia: 19 guerrilleros de las FARC y dos paramilitares murieron en enfrentamientos con el Ej¨¦rcito en el sur del pa¨ªs.
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