Contrapunto a dos voces
Crist¨®bal Halffter es uno de los m¨²sicos espa?oles m¨¢s sensibles al entorno cultural y social. Es un apasionado de la ciencia, de las artes, del pensamiento y, lo que es m¨¢s significativo, de la interrelaci¨®n de lo que ¨¦l gustosamente definir¨ªa como las ¨¢reas del esp¨ªritu. Hace pocas semanas se presentaba en Madrid la grabaci¨®n de su ¨®pera Don Quijote y un libro de fotograf¨ªas de Rob¨¦s que recog¨ªa momentos del estreno en el Teatro Real. Ahora sale este libro de di¨¢logos con el periodista Luis Ignacio Parada. Con ello se prepara, sin duda, la cita de 2005 en la que el compositor alcanzar¨¢ los 75 a?os.
El placer de la m¨²sica contiene informaci¨®n valiosa sobre la vida, creencias y opiniones del compositor. Est¨¢ basado en conversaciones entre m¨²sico y periodista en las que se intuye que la aportaci¨®n de Halffter es sustancial. Y digo que se intuye porque el libro se acoge a una organizaci¨®n curiosa, cuando no extravagante: las aportaciones de uno y otro se funden y el lector se encuentra frente a una sola voz que se expresa en un sinf¨ªn de divagaciones que, a poco que se conozca al compositor, coinciden con sus convicciones en mayor medida de lo que el lector pueda suponer que lo hagan con el brillante periodista que es Parada. En el pr¨®logo hay una invitaci¨®n a descubrir qui¨¦n es qui¨¦n en cada opini¨®n, y el juego es grato hasta un cierto punto. Ante asertos en primera persona inequ¨ªvocamente halffterianos ("mis primeros recuerdos musicales", "mis t¨ªos Rodolfo y Ernesto", "problemas relativos a mis composiciones"...), el lector se acostumbra pronto a que la voz que prima es la del m¨²sico. Pero alg¨²n papel tiene que tener Parada. Y la duda se hace dardo cuando se leen cosas que el di¨¢logo tolera mejor que la escritura: "...
EL PLACER DE LA M?SICA
Crist¨®bal Halffter y Luis Ignacio Parada
S¨ªntesis. Madrid, 2004
222 p¨¢ginas. 18,50 euros
todo lo peque?o me entusiasma, especialmente el mundo de las supercuerdas que ofrece la posibilidad de conciliar la mec¨¢nica cu¨¢ntica con la m¨²sica y con la teor¨ªa de la gravitaci¨®n o las fuerzas de interacci¨®n fuerte y d¨¦bil". Aparte del gusto del m¨²sico (e imaginamos que del periodista) por recurrir a la ciencia para afianzar sus convicciones, esta frase se lee con dificultad. Es posible que la teor¨ªa de las supercuerdas llegue alguna vez a unificar la mec¨¢nica cu¨¢ntica con la gravitaci¨®n y las interacciones fuerte y d¨¦bil, pero ?c¨®mo se concilian a su vez con la m¨²sica? O estamos en el ¨¢mbito de la met¨¢fora, y no es un terreno muy recomendable para ello, o es una expresi¨®n epistemol¨®gicamente deslavazada. De hecho, es lo primero, como se nos confirma cien p¨¢ginas m¨¢s lejos: "La m¨²sica es fundamental para entender la teor¨ªa de las supercuerdas, que nos dice que los elementos m¨¢s diminutos de la creaci¨®n [...] est¨¢n compuestos por cuerdas infinitamente peque?as que vibran como las cuerdas de un viol¨ªn". Sin embargo, hubiera sido m¨¢s interesante que fuera un lapsus y que el lector pudiera estar seguro de que se trata de una idea de Halffter, porque expresar¨ªa magn¨ªficamente que para ¨¦l la m¨²sica es una forma de "verdad", y esto es algo que sobrevuela un libro que muestra una fe intensa en que la m¨²sica es tan consistente como las fuerzas fundamentales de la materia. En apoyo de esta certidumbre, y tras largas (y amenas) conversaciones, convertidas en mon¨®logo por un apriorismo que la sustancia del libro va poco a poco rechazando, el discurso se llena de datos de ac¨²stica, teor¨ªa musical, relaciones de compositores desde el siglo XI hasta nuestros d¨ªas, listas de creadores e int¨¦rpretes favoritos (?de Halffter?), y hasta una historia de la humanidad desde la formaci¨®n de la tierra hasta 1799, a?o de la composici¨®n de la Sinfon¨ªa n¨²mero 1, de Beethoven. Hay pasi¨®n y una cierta vehemencia (la de Halffter, sin duda) en estas listas; si las leemos como un ideario son ilustrativas, pero si aparecen en plan divulgativo son superfluas, ya est¨¢n en cualquier enciclopedia. Por ello termina molestando no saber qui¨¦n habla en cada momento; necesitamos saber que el artista est¨¢ lanzando su grito, como el que lanza contra la frivolidad, la ausencia de esfuerzo en la cultura actual, la pereza contra la renovaci¨®n musical...
Es imprescindible saber de
esta vehemencia del m¨²sico en defensa de su arte para entender muchas afirmaciones, no porque sean dif¨ªciles de entender, sino porque hoy d¨ªa van contra el modelo dominante de "pensamiento", como ¨¦l gusta de se?alar cuando habla de su Don Quijote. Halffter reivindica un papel central para la cultura y dentro de ella, un aut¨¦ntico v¨®rtice para la m¨²sica. Rechaza que se la abandone o se la vulgarice o que no se le permita siquiera nacer por estulticia, saturaci¨®n ac¨²stica o desinter¨¦s. Y es que pocas personas conjugan con tanta fuerza t¨¦rminos como pasi¨®n, m¨²sica, trascendencia y vida como Crist¨®bal Halffter. Que a eso lo llame "placer" es una forma m¨¢s de ir contra corriente.
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