Mu?oz Zamora
No tuve la suerte de conocer personalmente a Antonio Mu?oz Zamora, pero todas las personas a las que he o¨ªdo hablar de ¨¦l coinciden en se?alar su capacidad para sobrevivir con humor e iron¨ªa en las situaciones m¨¢s terribles y su incapacidad para odiar incluso a quienes fueron sus torturadores.
Este republicano almeriense cruz¨® la frontera con Francia en 1939 esperando ser protegido por el Gobierno de P¨¨tain; pero Francia recibi¨® a los republicanos como si fueran enemigos. Mu?oz Zamora, como otros muchos que salieron con ¨¦l, fue encerrado en el campo de concentraci¨®n de Argel¨¨s, y de all¨ª trasladado al de Barcar¨¨s, donde se hizo militante comunista.
Hay que reconocerles a los historiadores franceses su habilidad para dejar a Francia siempre al margen de las atrocidades cometidas por los propios franceses. La Inquisici¨®n ha quedado como una cosa espa?ola, pero hubo una Inquisici¨®n francesa, tan cruel como la nuestra. Con los nazis sucede lo mismo. No s¨®lo fueron Auschwitz, Dachau, Buchenwald o Mauthausen. Mu?oz Zamora se quejaba de no haber visto nunca a Francia incluida en los relatos del exterminio nazi, aunque en los campos franceses fueron aniquilados cientos de personas con la colaboraci¨®n de las autoridades.
Tras peregrinar por estos campos, a los que frecuentemente acud¨ªan las empresas en busca de mano de obra, y tras la ocupaci¨®n de Francia por los nazis, Mu?oz Zamora fue internado primero en el campo de Sainte Anne y luego en el de Mont Barre, de donde escap¨® para unirse a la resistencia. Llev¨® a cabo sabotajes y atentados hasta que una traici¨®n revent¨® su c¨¦lula, y fue detenido por la Gestapo. Mu?oz Zamora se re¨ªa de que los nazis le hubieran acusado con una palabra que entonces oy¨® por primera vez: terrorista. Fue internado en la c¨¢rcel de Rennes, deportado a Dachau y luego a Mauthausen, donde sobrevivi¨® hasta que fue liberado en 1945. Otro en su lugar hubiera buscado tras esta vida tan intensa el retiro y el olvido, pero ¨¦l regres¨® a Espa?a en 1958 para colaborar con el PCE en la lucha antifranquista.
Mu?oz Zamora falleci¨® el a?o pasado en Almer¨ªa. Muri¨® poco antes de que los periodistas Enmanuel Camacho y Ana Torregrosa pudieran mostrarle el resultado de las largas conversaciones que hab¨ªan mantenido con ¨¦l durante los ¨²ltimos meses de su vida. Se trata del libro 90.009. La historia de un espa?ol en los campos nazis, que narra en primera persona y por extenso lo que yo acabo de resumir aqu¨ª.
Al final de su vida, la mayor preocupaci¨®n de Mu?oz Zamora fue mantener el recuerdo de lo que hab¨ªa sucedido en Europa hac¨ªa poco m¨¢s de 50 a?os. Esa fue la promesa que se hicieron los supervivientes de aquellos sucesos, que si se olvidan acabar¨¢n convertidos en un inveros¨ªmil relato de ciencia ficci¨®n. Fruto de estos esfuerzos por mantener vivo el recuerdo de aquellas atrocidades es el monumento a los 142 almerienses que cayeron en los campos de exterminio nazis levantado no hace mucho cerca del puerto de Almer¨ªa. En este mismo lugar se present¨® el jueves pasado la biograf¨ªa de Antonio Mu?oz Zamora, un libro necesario, estremecedor y por muchos motivos ejemplar.
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