Moog: "Mi trabajo es ayudar al m¨²sico a lograr el sonido que quiere"
El ingeniero y m¨²sico conf¨ªa en ser como Stradivarius: "?l cre¨® instrumentos para todos los violinistas. Yo espero que mis instrumentos consigan esto en el futuro".
Hace 50 a?os, un joven lograba hacer funcionar un extra?o artefacto. De una superficie plana de la que sobresal¨ªa un hierro curvado brotaban extra?os sonidos que se iban modulando cuando su creador pasaba las manos por encima pero sin tocarlo. La m¨¢quina se llamaba Theremin, un instrumento concebido en 1919 por un ingeniero ruso, y el joven era Robert Moog. Hoy, con 70 a?os, Moog da lecciones magistrales en festivales de m¨²sica electr¨®nica, como el S¨®nar de Barcelona.
Hoy no se puede concebir la m¨²sica contempor¨¢nea sin los sintetizadores. Jazz, rock, pop, soul, rap, hip-hop, la m¨²sica popular, la electr¨®nica, la cl¨¢sica, todos los estilos han acogido a este instrumento, que se ha convertido en un est¨¢ndar y ha contribuido decisivamente a la evoluci¨®n de la m¨²sica en la segunda mitad del siglo XX.
Despu¨¦s del Theremin, el joven Moog deriv¨® sus trabajos al desarrollo de los primeros sintetizadores. Concebidos de manera modular e interconectable, cada uno de los elementos daba una funci¨®n especifica a la creaci¨®n de sonido, osciladores, filtros, moduladores y otros artilugios. Todo ello daba al conjunto de m¨®dulos el aspecto de una enorme y anticuada centralita telef¨®nica.
Con esta primitiva herramienta se produc¨ªan al principio efectos especiales, melod¨ªas para publicidad y alguna que otra incursi¨®n en la m¨²sica experimental.
El ¨¦xito musical no lleg¨® hasta 1968, con Switched on Bach, un disco de Walter Carlos, que m¨¢s tarde cambi¨® su sexo y su nombre por el de Wendy Carlos, que adaptaba obras de Johann Sebastian Bach a la reci¨¦n nacida m¨²sica electr¨®nica. Las adaptaciones de Carlos se colocaron r¨¢pidamente en los primeros puestos de ventas en m¨²sica cl¨¢sica.
Pero este conjunto de m¨®dulos no se pod¨ªa considerar propiamente un instrumento musical. Era enorme, complicado y muy delicado, lo que hac¨ªa imposible usarlo en giras y actuaciones en directo. Esto lo resolvi¨® Moog en el a?o 1970 con el lanzamiento del revolucionario minimoog, el primer sintetizador port¨¢til.
Moog, que asisti¨® hace una semana al festival S¨®nar de Barcelona, sigue recordando aquel aparato: "La principal aportaci¨®n del mimimoog fue juntar l¨®gicamente una serie de elementos en una sola caja compacta y f¨¢cil de usar. Como los m¨²sicos pudieron usarlo sin problemas, acabaron por considerarlo una herramienta de una extrema eficacia".
Del modelo original del minimoog se fabricaron 12.242 unidades convertidas hoy en en objetos de culto para coleccionistas, que est¨¢n dispuestos a pagar hasta 3.000 euros.
Estos humildes inicios precedieron a una verdadera revoluci¨®n. Los m¨²sicos del momento, principalmente los teclistas, se lanzaron con avidez sobre esta nueva fuente de sonido. Lo defin¨ªa de esta manera Rick Wakeman, teclista de la banda Yes, durante un concierto de homenaje al creador del mimimoog que se celebr¨® el pasado 18 de mayo en Nueva York: "Hasta que lleg¨® Bob Moog, los teclistas est¨¢bamos escondidos en el fondo. Nos dio un instrumento que puede cortar el cemento y aterrar a los guitarristas".
Aparte de la innegable calidad del dise?o de sus instrumentos, la clave de los productos de Moog es su colaboraci¨®n con los m¨²sicos, en lo que indudablemente le ayudan sus 10 a?os de estudios de piano. "Mi trabajo es ayudar a los m¨²sicos y compositores a lograr el sonido que quieren", dice Moog. "A veces me piden una cualidad concreta, otras veces vienen a la f¨¢brica para ver en lo que estamos trabajando y a menudo me dan sugerencias que me ayudan a crear nuevos sonidos".
Entre sus clientes se puede encontrar a la flor y nata de los teclistas de los ¨²ltimos 40 a?os. Chick Corea, Keith Emerson, Herbie Hancock, Stevie Wonder, Edgar Winter y grupos como The Chemical Brothers, Kraftwerk, Parliament, Funkadelic y The Cure son algunos nombres de una lista interminable.
Su incesante b¨²squeda de calidad le acerca m¨¢s a los luthiers que a los ingenieros electr¨®nicos. "Yo espero que los productos Moog se conviertan en los Stradivarius de los sintetizadores. ?l cre¨® instrumentos para todos los violinistas, no s¨®lo para los de m¨²sica religiosa o de conciertos. Yo espero que mis instrumentos consigan esto en el futuro".
Sonido anal¨®gico o digital
Entre los creadores e int¨¦rpretes de m¨²sica electr¨®nica, el debate entre qu¨¦ sistemas proporcionan m¨¢s calidad de sonido es c¨ªclico. Ahora parece que se vuelve a lo anal¨®gico, incluso en la publicidad de los sintetizadores digitales se destaca como un m¨¦rito lo "anal¨®gicos que suenan".
Moog explica su visi¨®n del debate: "En principio es s¨®lo una diferencia de tecnolog¨ªa. El sonido anal¨®gico se produce creando ondas continuas, y el digital produce sonidos combinando unos y ceros; convertir estos n¨²meros en una forma de onda se realiza mediante otro paso m¨¢s; aunque las diferencias t¨¦cnicas sean peque?as el mejor audio digital es diferente al sonido anal¨®gico en muchos aspectos. Esto es a nivel t¨¦cnico; en el de las sensaciones, el instrumento recibe ¨®rdenes del m¨²sico y ¨¦ste, aparte de o¨ªr el sonido, recibe el sentimiento del instrumento; el que se recibe de uno anal¨®gico es diferente del que se recibe de uno digital, donde falta la interconexi¨®n m¨ªstica entre m¨¢quina y persona.
Es dif¨ªcil hablar de esto porque no definimos aspectos f¨ªsicos, hablamos de feeling y de la comunicaci¨®n del m¨²sico con su instrumento, y esto es un aspecto muy importante para los m¨²sicos. Un buen violinista puede tocar la misma obra con un viol¨ªn ordinario y con un stradivarius, y la mayor¨ªa del p¨²blico no notar¨¢ la diferencia, pero el violinista siente esta diferencia de una manera muy real, esto es un hecho. El mismo principio se puede aplicar a la m¨²sica anal¨®gica respecto a la digital".
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