Nulidad eclesi¨¢stica
Despu¨¦s de un matrimonio y siete a?os de convivencia, acaba de "demostrarse" que nunca he estado casado. Eso es lo que dice el Tribunal Eclesi¨¢stico de Valencia. Al parecer, solo a ellos les es dado el poder de cambiar la realidad y la historia. La sentencia no tiene desperdicio. No s¨®lo por su contenido (una burda patra?a, trufada de febriles ideas delirantes, y afirmaciones ajenas a la realidad), sino sobre todo, por el procedimiento y los m¨¦todos utilizados para llegar a tan peregrinas conclusiones.
Tan s¨®lo el hecho de no haber comparecido ( no tengo por qu¨¦ demostrar lo obvio) es suficiente argumento para dar carta de naturaleza a todo un cat¨¢logo de barbaridades.
Es impagable el momento en que la actora afirma: "Se perfumaba mucho y le gustaban las buenas colonias, llevaba siempre su peine en el bolsillo..." Y hace esta afirmaci¨®n refiri¨¦ndose a m¨ª, que soy calvo ??desde hace m¨¢s de diez a?os!! Sencillamente surrealista.
?Y no es sintom¨¢tico que los testigos repitan machaconamente, una y otra vez, cual coro de modistillas, las mismas palabras, como si actuaran al dictado? ?No resulta curioso, que cuatro personas distintas digan casi con las mismas palabras, lo expresado por la demandante?
Menci¨®n especial merece el psiquiatra, citado como perito. Dice la sentencia: "Al no asistir el esposo [al psiquiatra] ha sido estudiado por autos". Es decir, que ha sido diagnosticado de o¨ªdas. Para emitir un informe psiqui¨¢trico, basta con el testimonio de quien, qu¨¦ casualidad, abonar¨¢ sus honorarios. Bien es cierto que cuando la ¨²nica herramienta de trabajo es un martillo, infinidad de objetos cobran aspecto de clavo.
Con raz¨®n le¨ªa hace unos meses en los medios de comunicaci¨®n las reflexiones de un congreso de te¨®logos, en el que manifestaban sus dudas acerca de que se vayan concediendo tantas nulidades matrimoniales sin escuchar a ambas partes en litigio. Lo entiendo perfectamente.
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