Casas de 15 metros y sin cuarto de ba?o
La calle de Oviedo es hist¨®rica y sus vecinos lo saben. Algunas de sus fincas fueron construidas hace m¨¢s de 100 a?os, y el paso del tiempo les est¨¢ pasando factura. Ahora, tanto propietarios como inquilinos (que son aproximadamente el 20%, seg¨²n los c¨¢lculos del Ayuntamiento) tienen que saldar las cuentas.
Paloma tiene 46 a?os y es propietaria de un piso de unos 15 metros cuadrados donde vive con su hija peque?a. "Hace a?os que sab¨ªa que esto iba a pasar", dice. Esto es el Plan de Revitalizaci¨®n del centro presentado la semana pasada por el alcalde, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, un plan que a Paloma no le sorprende en absoluto. "No se puede vivir en estas condiciones", reconoce, "pero a muchos no nos queda m¨¢s remedio".
Las fachadas m¨¢s deterioradas de la calle de Oviedo esconden pisos de unos 20 metros cuadrados. No disponen de ba?o y su interior apenas conoce la luz natural. La humedad devora a?o tras a?o la pintura de las paredes y las grietas preocupan a sus residentes. Las condiciones de vida son del todo insalubres: muchos pasan m¨¢s tiempo en los patios interiores que dentro de sus viviendas.
Paloma lo tiene muy claro: "Si me garantizan que una vez finalizadas las obras puedo volver a mi piso nuevo, entonces vale: aceptar¨ªa sin poner ninguna pega". Aun as¨ª, consciente de que el suelo sobre el que se asienta su piso cada d¨ªa cotiza m¨¢s al alza, asegura haber contactado con una constructora privada interesada en demoler su edificio y construir viviendas nuevas de precio libre. "Como no sabemos qu¨¦ va a suceder, es mejor que nos movamos por nuestra cuenta", afirma. "El problema" es que no ha conseguido llegar a un acuerdo con los otros 17 vecinos del bloque.
Jubilados e inmigrantes
Muchos de los propietarios son jubilados que no han conocido m¨¢s paredes que las de su casa.
Las hermanas octogenarias Mar¨ªa y Pilar gastan gran parte de su pensi¨®n en reparar los desperfectos que la humedad ocasiona en su piso de toda la vida. "Estamos pendientes del resultado de un sorteo de vivienda p¨²blica", susurra Pilar, "por si nos tenemos que ir". Ellas tambi¨¦n sab¨ªan que el Ayuntamiento planeaba hacer algo con sus casas.
Quien no ten¨ªa ni idea era Manuel, un inquilino de 64 a?os que ve ahora una oportunidad "para dejar de vivir en una pocilga m¨¢s propia de animales que de personas". Paga 120 euros al mes por un piso de 10 metros absolutamente deteriorado. Al no tener ba?o, no le queda otro remedio que hacer sus necesidades "en una caja".
Otro de los colectivos afectados es el de los inmigrantes. En una de las fincas viven cinco familias ecuatorianas. Javier tiene 28 a?os y es obrero: "La vida del inmigrante es n¨®mada; si nos facilitan otro lugar digno donde vivir, nos iremos sin problemas", se?ala.
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