En el 60% de Am¨¦rica Latina no hay librer¨ªas
Los editores latinoamericanos revelan c¨®mo la pirater¨ªa reproduce los libros de ¨¦xito
La distribuci¨®n de libros y las librer¨ªas, la reprograf¨ªa ilegal y la pirater¨ªa y el fomento de la lectura son los principales temas que preocupan a los editores latinoamericanos, protagonistas del 20? Encuentro de la Edici¨®n, que se inici¨® el mi¨¦rcoles y finaliza hoy en el palacio de la Magdalena de Santander, dentro de la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo. El tema que se debate es la Situaci¨®n del libro y de la lectura en Iberoam¨¦rica. Destaca en estas jornadas, a las que asisten tambi¨¦n numerosos editores espa?oles, el optimismo de Colombia frente al pesimismo de M¨¦xico.
El colombiano Richard Uribe, asesor internacional del Centro Regional de Fomento del Libro para Am¨¦rica Latina y el Caribe (Cerlalc), destac¨® la dificultad de hacer estad¨ªsticas editoriales en Iberoam¨¦rica. S¨®lo tres pa¨ªses, Brasil, Colombia y M¨¦xico, dijo, "tienen informaci¨®n sistem¨¢tica sobre la producci¨®n editorial total, contando las reimpresiones". Aun as¨ª, avanz¨® datos correspondientes a 2003: en el conjunto de Am¨¦rica Latina se editaron 50.464 t¨ªtulos frente a los 63.572 de Espa?a. En Brasil, 25.971.
De los 50.464, 10.000 se publicaron en M¨¦xico, pa¨ªs que, seg¨²n el editor mexicano Porfirio Romo, vive "un momento crucial". A los 10.000 t¨ªtulos mexicanos hay que a?adir "la producci¨®n desbordada de la industria editorial espa?ola y, ahora en menor medida, la tradici¨®n editora argentina". "Lo que convierte a nuestro pa¨ªs en destino de m¨¢s de 40.000 novedades editoriales al a?o, un universo tremendo que dif¨ªcilmente va a encontrar un mercado".
Romo, que insisti¨® en que hablaba desde su "particular forma de ver el negocio del libro, como un editor y distribuidor peque?o", habl¨® duramente de la pirater¨ªa: "Actividad que ya ha postrado a la industria del disco al grado de que esta misma se ha cuestionado su muy factible desaparici¨®n del mercado en M¨¦xico". En el caso del libro, a?adi¨®, "no sufre ya la amenaza, sino la agresi¨®n directa de los piratas que est¨¢n dispuestos a reproducir cualquier libro que prometa generar ganancias. La pirater¨ªa no paga impuestos, no tiene personal con seguridad social incluida, no paga arrendamientos de locales comerciales, se surte de papel robado y, sobre todo, no paga las regal¨ªas a los autores ni se arriesga con t¨ªtulos que no se venden". "En M¨¦xico existe la arraigada creencia de que los libros deben ser gratis, quiz¨¢ impulsada por un Gobierno paternalista que nos acostumbr¨® a ello desde la instrucci¨®n primaria".
Tan grave como esto es la desaparici¨®n de librer¨ªas. Hace siete a?os, explic¨® Romo, hab¨ªa 500 establecimientos. Ahora hay menos de 400 "en un pa¨ªs que tiene m¨¢s de 100 millones de habitantes".
Las editoriales han cedido ante los puntos de venta alternativos (las grandes superficies), "otorgando condiciones de descuento absolutamente desproporcionadas al esquema de precios tradicional", en el 50% y el 60%, frente a las librer¨ªas, "que reciben el descuento tradicional del 40%".
Guerra de descuentos
"Se dan situaciones absurdas como que un autoservicio d¨¦ un 40% al comprador final, el mismo que el librero recibe del editor. ?sa es una de las principales causas de la desaparici¨®n de librer¨ªas". La guerra de descuentos, seg¨²n Romo, obliga al editor a encarecer los precios de los libros.
"No podemos anunciar nuestra derrota y esperar que la guillotina caiga sobre nuestras cabezas tarde o temprano. Algo tendr¨ªa que hacerse". Romo propuso "pensar seriamente en la posibilidad y adecuaci¨®n del precio fijo de los libros". "Ser¨ªa el inicio para mantener reglas claras que terminen por proteger a toda la cadena de quienes participamos en el libro".
El colombiano Luis Fernando Sarmiento, secretario t¨¦cnico de Cerlalc, explic¨® que el problema de las librer¨ªas no se da ¨²nicamente en M¨¦xico. "En el 60% de Am¨¦rica Latina no hay librer¨ªas". Su colega Richard Uribe explic¨® que tambi¨¦n ha influido en su desaparici¨®n el hecho de que antes eran grandes importadoras de libros espa?oles, "lo que les dejaba buenos m¨¢rgenes de comercializaci¨®n". Ahora los editores espa?oles publican en Am¨¦rica Latina y los m¨¢rgenes se han reducido. Sarmiento a?adi¨® que tambi¨¦n ha influido que los textos escolares no se vendan a trav¨¦s de las librer¨ªas. "Y otro problema es la log¨ªstica". Las extensiones son enormes y no hay estructura de distribuci¨®n. "Es urgente iniciar un proceso con inversi¨®n p¨²blica y privada para disponer de buenas redes de distribuci¨®n".
El editor colombiano y presidente electo del Grupo Interamericano de Editores, Gonzalo Arboleda, habl¨® de la situaci¨®n editorial en Colombia. "Es fundamental el papel del Estado en la definici¨®n y puesta en marcha de una pol¨ªtica p¨²blica que fomente el libro y la lectura", afirm¨®. "Hasta mediados del siglo XX tan s¨®lo M¨¦xico y Argentina contaban con una producci¨®n editorial de relativa importancia en la regi¨®n. Colombia importaba libros de dichos pa¨ªses y especialmente de Espa?a". Las cosas cambiaron a partir de 1968, cuando el Gobierno colombiano promulg¨® la Ley 74, conocida como la Ley Esmeralda, gracias a la cual se concedi¨® por primera vez exenci¨®n tributaria a la actividad editorial: exenci¨®n de impuestos de renta y complementarios para los autores; exenci¨®n de IVA; incentivos para la inversi¨®n en librer¨ªas; reconocimiento de la C¨¢mara Colombiana del Libro como organismo asesor del Gobierno para la aplicaci¨®n y vigilancia de la Ley Esmeralda; exenci¨®n de todo arancel en la importaci¨®n de libros y revistas, folletos culturales o cient¨ªficos; apoyo de todos los organismos del Estado a la Feria Internacional del Libro de Bogot¨¢, etc¨¦tera.
"De manera progresiva, el pa¨ªs pas¨®, a lo largo del ¨²ltimo medio siglo, de posiciones de retaguardia editorial a una situaci¨®n en la que la edici¨®n y la impresi¨®n se han convertido en actividades industriales y comerciales significativas", afirm¨® Arboleda.
En 1998 se editaron en Colombia 9.116 t¨ªtulos; en 2003, 14.941. El momento ¨¢lgido fue en 1994. "Desde entonces, el n¨²mero de ejemplares ha disminuido de forma importante y coincide con la ca¨ªda de la demanda no s¨®lo de libros y otros productos culturales, sino tambi¨¦n la demanda global". "La crisis econ¨®mica del pa¨ªs ha perjudicado la demanda", concluy¨® Arboleda, "esperemos que ¨¦ste sea un fen¨®meno coyuntural. Hay una propensi¨®n al uso del libro creada a lo largo de medio siglo. Una vez se recupere la econom¨ªa y las familias dispongan de ingresos adecuados, se volver¨¢ a los niveles de consumo de los ochenta y principios de los noventa, siempre que el sector editorial contin¨²e su modernizaci¨®n".
Un mill¨®n de analfabetos
El presidente de la Asociaci¨®n de Editores de Madrid y de Santillana, Emiliano Mart¨ªnez, alert¨® sobre la intrusi¨®n de los poderes p¨²blicos en muchos pa¨ªses latinoamericanos, que se convierten en editores o bien compran libros a precios muy bajos a los editores, "lo que no permite el desarrollo de la industria editorial local". El Gobierno de un pa¨ªs, que prefiri¨® no nombrar, "ha hecho quebrar a la industria local y ha conseguido que no haya librer¨ªas". De lo que deben preocuparse los gobiernos es del acceso al libro y a la lectura y de crear las condiciones para que las empresas puedan desarrollarse, concluy¨®.
"Hay Gobiernos que compran barato para escuelas y bibliotecas. Tienen derecho a hacerlo, porque son pa¨ªses pobres", replic¨® la venezolana Luisa Barroso. "En Venezuela las cosas fueron bien en los sesenta, setenta y ochenta, pero en el 92 lleg¨® el Monstruo (Hugo Ch¨¢vez) y quebrant¨® la econom¨ªa. Tenemos un mill¨®n de analfabetos. Pido ayuda a los colegas espa?oles para que desaparezca el analfabetismo en mi pa¨ªs".
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