?Hacia d¨®nde?
Era previsible, ya lo anunci¨¦ hace tiempo, que las reformas estatutarias propuestas bajo la iniciativa de diferentes autonom¨ªas, muy especialmente la catalana, iban a levantar el tapete de la situaci¨®n de excepcional financiaci¨®n del Pa¨ªs Vasco. Maragall, junto a reivindicaciones de car¨¢cter simb¨®lico como la menci¨®n expl¨ªcita de las llamadas nacionalidades hist¨®ricas -Catalu?a, Euskadi y Galicia- en la Constituci¨®n-, ya ha resaltado la particular situaci¨®n, y privilegiada respecto a las dem¨¢s, de la financiaci¨®n vasca y navarra, aunque en este ¨²ltimo caso sus dirigentes adopten un comportamiento de m¨¢xima discreci¨®n para que el trozo del tapete que les corresponde no se levante demasiado. Las declaraciones de Maragall sobre el Concierto Econ¨®mico han provocado malestar en el Gobierno vasco y su portavoz ha manifestado que el Concierto se basa en una relaci¨®n bilateral entre Euskadi y el Estado en la que no hay lugar a intromisiones ajenas.
Esas relaciones bilaterales van a ponerse posiblemente en entredicho, ya que son propias del poso tradicionalista de algunos aspectos de nuestra actual Constituci¨®n, en cierta manera anacr¨®nicas desde un planteamiento racionalista y federalista. Sin embargo, llevan detr¨¢s una gran adhesi¨®n social, tanto en Euskadi como Navarra, y son de muy dif¨ªcil extensi¨®n al resto de las comunidades aut¨®nomas, por lo que su tratamiento resulta problem¨¢tico.
Era previsible que las reformas estatutarias impulsadas por la iniciativa de diferentes comunidades aut¨®nomas, dada la incapacidad del Senado -porque nunca se le lleg¨® a convertir en una C¨¢mara territorial-, de dirigir desde los poderes centrales tales modificaciones, corre el riesgo en convertir su tramitaci¨®n en un rosario de agravios. Y, a su vez, puede poner en riesgo las posibilidades de reformas, no s¨®lo por abrir el mel¨®n constitucional sino por pulverizarlo. La inexistencia de proyectos desde los poderes centrales y la necesidad de apoyos nacionalistas que tiene la mayor¨ªa minoritaria -minor¨ªa en el Senado- que sostiene al Gobierno potencian las iniciativas particulares de las diferentes autonom¨ªas, con el grave problema de que el chocolate con churros no alcanza para todos, salvo que se quiera dejar al Estado sin presupuestos ni competencias. El Estado, que es desde la ¨®ptica socialdem¨®crata el instrumento para el desarrollo de la solidaridad e igualdad social, parad¨®jicamente, se ve ahora ante unas reformas de alto riesgo para ¨¦l.
Si no fuera porque la punta de lanza de dichas reformas son nacionalistas, se podr¨ªa dar paso a un planteamiento federal como su soluci¨®n final. Para colmo, el Senado no est¨¢ a¨²n preparado para el debate, por lo que los ama?os, que no soluciones, ser¨¢n en todo caso de car¨¢cter bilateral entre el Gobierno central y las autonom¨ªas. Un esquema m¨¢s propio de una organizaci¨®n preliberal del Estado que de una institucionalizaci¨®n coherente con nuestro tiempo. Es decir, que puede producirse una involuci¨®n institucional bajo el influjo de la enorme seducci¨®n que la situaci¨®n de los que disfrutan del Concierto Econ¨®mico, de los derechos hist¨®ricos, tiene para las dem¨¢s autonom¨ªas. Los particularismos y la diferenciaci¨®n, tan de moda, siempre ser¨¢n esgrimibles por cualquier autonom¨ªa, pero resultan contradictorios con la necesaria racionalidad que debiera presidir todo Estado moderno descentralizado. Es muy dif¨ªcil saber hacia d¨®nde vamos mientras la iniciativa la adopten las autonom¨ªas, y precisamente las que est¨¢n lideradas por las que son nacionalistas.
En el congreso del PSOE algo de esto se ha tratado. Sobre la financiaci¨®n econ¨®mica, el PSC ha conseguido el compromiso de revisar el sistema actual de "acuerdo a principios de autonom¨ªa, suficiencia y responsabilidad fiscal". Algo demasiado et¨¦reo y abierto, pero que debiera preocupar a la autonom¨ªa vasca, porque el tema del Concierto va a ser manoseado en el seno de la revisi¨®n. Por a?adidura, estamos a la espera de un oto?o que se iniciar¨¢ en el Parlamento vasco con la apote¨®sica sinfon¨ªa del plan Ibarretxe y su votaci¨®n. Demasiado ruido y confusi¨®n para saber hacia d¨®nde vamos.
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