El hijo de ?ngeles Teresa
Por la ma?ana roc¨ªo, / al mediod¨ªa calor, / por la tarde los mosquitos: / no quiero ser labrador...". El mi¨¦rcoles a mediod¨ªa, alguien llama al tel¨¦fono celular de Joan Manuel Serrat, le recita esos versos, y el cantante, al que todos siguen llamando El Nen del Poble Sec aunque en diciembre pasado cumpli¨® los 60 a?os, sabe que le est¨¢n felicitando con esa m¨²sica porque acaban de hacerle en Arag¨®n un homenaje a la parte aragonesa de su origen.
Joan Manuel Serrat, que el martes recibi¨® la Medalla de Oro de la Diputaci¨®n de Zaragoza, es hijo de ?ngeles Teresa, una aragonesa perseguida en la Guerra Civil, que dej¨® Belchite bajo los bombardeos fascistas, ayud¨® a los refugiados en su propio exilio y luego, ya en Barcelona, sigui¨® so?ando con su tierra como si jam¨¢s la hubiera dejado. Ella fue la que muchos a?os m¨¢s tarde pondr¨ªa al Nen sobre una silla de la cocina para que cantara la zarzamora, ella misma cantaba al hacer las camas y hasta muy tarde en su vida hab¨ªa so?ado con ser bailarina.
?ngeles Teresa vio, como su marido, catal¨¢n, el ¨¦xito de su hijo, que le dedic¨® muchos versos. Algunos de los m¨¢s bellos se hallan concentrados, sobre todo, en la Canc¨® de Bressol (Canci¨®n de cuna) que arriba queda parcialmente transcrita: "Por la ma?ana roc¨ªo (...) Y yo que me dorm¨ªa entre tus brazos / con la boca pegada a tu pecho. / El amor de un hombre ya nos hab¨ªa unido / antes de aquella ma?ana de invierno en que nac¨ª. El recuerdo de aquel tiempo, / el viento no lo arrastra: / cuando ahorrabas pan para darme mantequilla".
"Con la misma tranquilidad con que doblaba los pijamas", dec¨ªa Serrat cuando cumpli¨® los 60, "contaba que quer¨ªa seguir siendo bailarina, sin ning¨²n pudor te lo contaba...". En esa canci¨®n concentr¨® Serrat su historia: "Canci¨®n de cuna que entonces ya me hablaba / de mi abuelo que duerme en el fondo de un barranco, / de un camino lleno de polvo, de un cementerio blanco, / y de campos de uvas, de trigo y de olivos. / De una Virgen en una cima, de caminos y atajos, / de todos tus hermanos que murieron en la guerra...".
Serrat dec¨ªa el mi¨¦rcoles que aquella distinci¨®n aragonesa la dedic¨® al recuerdo de ?ngeles Teresa no s¨®lo por la relaci¨®n maternal evidente, sino porque ella misma simboliza el exilio no querido de todos aquellos aragoneses, de todos aquellos espa?oles que tuvieron que dejar la tierra donde los parieron, "sangre y barro de Arag¨®n, otras sangres y otros barros de tantos sitios donde la gente sufri¨® como sufri¨® ella la persecuci¨®n y la guerra...".
Era una mujer "consistente y s¨®lida, lo que no le imped¨ªa ser tierna y vulnerable", dice su hijo. "Eres hija del viento seco y de la enjuta tierra. / De una tierra que nunca ha podido olvidar, / a pesar del largo camino que te hicieron andar / tus hermanos de sangre, tus hermanos de lengua, / y todav¨ªa quieres morir escuchando alionines, / cubierta de polvo de aquella pobre tierra".
Hace unos meses, cuando cumpli¨® 60 a?os, Serrat imitaba a Antonio Molina: el presente lo ve¨ªa "muy oscuro, trabajando en el carb¨®n"; esta semana estaba much¨ªsimo m¨¢s optimista, ve¨ªa "con mucho inter¨¦s los acontecimientos cotidianos", cre¨ªa que "se est¨¢ recuperando la ilusi¨®n civil" y se hallaba convencido de que la prueba de su optimismo "est¨¢ en lo que suceda en estos meses que vienen". La misma opini¨®n que tiene sobre el pa¨ªs la tiene sobre su equipo de f¨²tbol, que es el Bar?a, "el Bar?a es como el pa¨ªs".
Hace un a?o, en medio de las incertidumbres que a veces trae la edad, Serrat sent¨ªa que era urgente dejar para m¨¢s adelante el pesado oficio de "ser adulto"; el mi¨¦rcoles celebraba la alegr¨ªa que le hab¨ªan dado los aragoneses en Zaragoza y regresaba a Barcelona muy feliz, "como un ni?o, comi¨¦ndome unas pipas". En sus propios versos hay algunas claves para entender su felicidad de esta semana: "No hay nada m¨¢s bello que lo que nunca tuve, nada m¨¢s amado que lo que perd¨ª...".
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