El desembarco de Aznar
LA APERTURA, el pasado lunes, de los cursos de verano de la Fundaci¨®n para el An¨¢lisis y los Estudios Sociales (FAES) brind¨® al presidente de la instituci¨®n del PP una nueva oportunidad para arrojar insidias en torno a la legitimidad de la victoria socialista el 14-M: el PSOE, que "lleg¨® al Gobierno como consecuencia del 11-M (ellos lo saben y los dem¨¢s tambi¨¦n)", llevar¨¢ "un bald¨®n colgado del cuello toda su vida" por ser el supuesto responsable de la "profundamente antidemocr¨¢tica jornada de reflexi¨®n del 13-M". Aznar aprovech¨® el viaje para desautorizar tanto el compromiso de Rajoy de respaldar afirmativamente el Tratado de la Constituci¨®n Europea en el anunciado refer¨¦ndum como la apertura formal de negociaciones con el Gobierno de Zapatero sobre las eventuales reformas de la Constituci¨®n, el Senado y los Estatutos de Autonom¨ªa. De un lado, el todav¨ªa presidente del PP critic¨® acerbamente el texto aprobado de forma un¨¢nime en junio por la cumbre de la UE y exhort¨® con tonillo reticente a los espa?oles "a reflexionar antes de tomar una decisi¨®n" en las urnas; de otro, sentenci¨® que la puesta en marcha de las reformas "ser¨ªa el mayor error imaginable".
Aznar aprovecha los cursos de la FAES para irrumpir en el debate pol¨ªtico y enmendar la plana a Rajoy sobre la Constituci¨®n Europea y las negociaciones en torno a la reforma constitucional
El inmovilismo contrarreformista de Aznar cuadra mal con los antecedentes hist¨®ricos del PP: s¨®lo la mitad del grupo parlamentario popular vot¨® a favor de la Constituci¨®n de 1978, y Manuel Fraga enarbol¨® la bandera de la reforma tras su promulgaci¨®n. Aznar tambi¨¦n es un converso tard¨ªo -aunque furioso- al dogma de la intangibilidad virginal de la ley de leyes: en febrero de 1979 -cuando era ya secretario general de los populares en La Rioja- justific¨® retrospectivamente la "abstenci¨®n beligerante" en el refer¨¦ndum constitucional celebrado dos meses antes. El cambio de criterio de Aznar afecta tambi¨¦n al dise?o del Estado de las Autonom¨ªas ("una charlotada intolerable", escribi¨® en 1979) y a la reforma del art¨ªculo 69 de la Constituci¨®n y del Senado (defendida con entusiasmo en Espa?a. La segunda transici¨®n, obra publicada en 1994).
Aznar afirma que su bajada al ruedo no es un regreso a la pugna pol¨ªtica, sino un episodio de la "batalla de ideas". El pasado 30 de junio, el belicoso ex presidente lament¨®, en otro acto p¨²blico, que Espa?a "no estuviese en el sudor y las l¨¢grimas" de la foto del desembarco aliado de Normand¨ªa en 1944 para enfrentarse con el ej¨¦rcito nazi, subliminalmente asociada a la la instant¨¢nea del tr¨ªo de las Azores de 2003 y a la guerra de Irak: "Por desgracia, los espa?oles padec¨ªamos entonces un r¨¦gimen sin libertad que nos aislaba del mundo exterior". Los virajes historiogr¨¢ficos del presidente de la FAES son tambi¨¦n notables. Cuatro a?os despu¨¦s de la muerte del dictador, Aznar criticaba airadamente al consistorio de Coslada por rebautizar con el nombre de la Constituci¨®n las calles de Franco y Jos¨¦ Antonio y al Ayuntamiento de Valencia por rotular la plaza del Caudillo como plaza del Pais Valenci¨¢ ("Vientos que destruyen", La Nueva Rioja, 9 de mayo de 1979): en ese mismo art¨ªculo denunciaba que el municipio de Gernika hubiese retirado la medalla de la villa al anterior jefe del Estado -"aunque moleste a muchos, gobern¨® durante 40 a?os y se llamaba Francisco Franco"- y exigido responsabilidades "al Gobierno alem¨¢n" por la matanza perpetrada por la Legi¨®n C¨®ndor -al servicio de Franco- en el bombardeo del 28 de abril de 1937".
Pero no hace falta remontarse hasta 1979 para descubrir las huellas de esa asombrosa metamorfosis. En Ocho a?os de gobierno (Planeta, 2004, p¨¢gina 89), Aznar se r¨ªe de la izquierda por "volver una y otra vez la mirada al pasado" y "estar siempre diciendo que la Rep¨²blica sali¨® mal pero debi¨® salir bien y que debi¨® abrirse un proceso de reconciliaci¨®n" tras la Guerra Civil. El imaginario resistente antifascista que a?ora el 2004 la foto de Normand¨ªa en 1944 filosofa al respecto: "Como si los italianos dijesen que deb¨ªan haber apoyado a los aliados antes de 1943"; esto es, antes del desembarco en Sicilia el 10 de julio de ese a?o y el derrocamiento de Mussolini 15 d¨ªas despu¨¦s. S¨®lo queda por debatir ahora si el motor de las contradicciones de Aznar es un oportunismo rampante o un cinismo desvergonzado.
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