"La TV p¨²blica deber¨ªa financiarse con la mitad de los beneficios de la privada"
Cuando se le da rienda suelta, Giovanni Sartori no deja t¨ªtere con cabeza. No le importa ser considerado pol¨ªticamente incorrecto. A estas alturas de su vida, desde la atalaya de los 80 a?os, todav¨ªa l¨²cido hasta la desmesura, el pensador italiano no duda en denunciar, provocar, polemizar e ironizar. Insiste en lo de la iron¨ªa: dice que s¨®lo as¨ª se comprender¨¢n bien sus palabras.
En sus numerosos libros, en sus m¨²ltiples art¨ªculos de prensa, en sus entrevistas, Sartori arremete sin tregua contra el papel retrogrado del Papa y la Iglesia, contra el extremismo de los imanes, contra la "estupidez" de Bush cuando decidi¨® invadir Irak (aunque matiza que ahora es ya demasiado tarde para irse) y contra una humanidad suicida que derrocha y agota sus recursos naturales, se reproduce en exceso y cambia el clima, comprometiendo as¨ª su propia supervivencia.
"Siempre he pensado que lo que Ortega dec¨ªa sobre la Espa?a invertebrada se aplicaba mucho mejor a Italia, y creo que el Gobierno de Silvio Berlusconi lo prueba"
"Berlusconi tiene mayor¨ªa parlamentaria, licencia para matar; puede hacer lo que quiera, la ley est¨¢ hecha a su medida. Nadie tiene fuerza para luchar contra ¨¦l"
"Debe seguir habiendo televisi¨®n p¨²blica, con un ¨®rgano de control independiente del Gobierno y sin preocuparse por la audiencia, sino por la calidad y el servicio p¨²blico"
"De forma est¨²pida, Bush atac¨® Irak; pero ahora hay que evitar males mayores, que se cree un Estado terrorista. Y la soluci¨®n no es retirar las tropas, salir corriendo"
"A cambio de financiaci¨®n por la televisi¨®n privada, la p¨²blica renunciar¨ªa a la publicidad. Puede que las privadas se quejasen, pero no habr¨ªa que darles opci¨®n"
Se define como un liberal cl¨¢sico que est¨¢ en la izquierda, pero que no es un izquierdista. Que dice exactamente lo que piensa, sin tener en cuenta las eventuales consecuencias desastrosas sobre su reputaci¨®n, y que siempre intenta decir algo nuevo y diferente. Tambi¨¦n como un estudioso serio, minucioso y documentado. "Mi fuerza", sostiene, "es la l¨®gica, no la imaginaci¨®n". Tal vez por ello nunca ha pensado en escribir una novela, aunque admira las de su amigo Umberto Eco, y muy especialmente El nombre de la rosa, "con todo ese lat¨ªn que se inventa y en la que es capaz de introducir los debates teol¨®gicos de la Edad Media".
Presume, adem¨¢s, Sartori de ser un pesimista, porque s¨®lo haciendo caso a los pesimistas, dice, que alertan de la deriva por la que camina el mundo, se podr¨¢ hacer algo para salvarlo, y porque considera a los optimistas como seres da?inos y peligrosos. Y arremete contra Silvio Berlusconi, primer ministro de su pa¨ªs, cuyo control casi absoluto de los medios de comunicaci¨®n considera horrendo.
Es un defensor a muerte de la televisi¨®n p¨²blica, pero la quiere de calidad, al servicio de la gente, despreocupada de los ¨ªndices de audiencia, sin publicidad. ?C¨®mo financiarla? Para eso ofrece a Rodr¨ªguez Zapatero su f¨®rmula m¨¢gica: invertir en ella la mitad de los beneficios de las cadenas privadas. En su propio pa¨ªs da la batalla por perdida. Porque all¨ª, dice metaf¨®ricamente, "Berlucosni tiene licencia para matar".
Pregunta. Su ¨²ltimo libro, Mala tempora, es una recopilaci¨®n de art¨ªculos de prensa sobre la realidad italiana de los ¨²ltimos 10 a?os. ?Malos tiempos por culpa de Berlusconi?
Respuesta. No le critico porque s¨ª, sino por las cosas horribles que est¨¢ haciendo, por el conflicto de intereses. Para colmo, ahora quiere una reforma constitucional impuesta por la Liga Norte, de Umberto Bossi, que, por ejemplo, ha sido criticada en un libro reciente por 60 de los m¨¢s importantes constitucionalistas del pa¨ªs. Es un esc¨¢ndalo. Se trata de que el primer ministro sea elegido de forma directa, como en Israel, lo que supondr¨ªa destruir el actual sistema de gobierno parlamentario y quitar sus principales atribuciones al presidente de la Rep¨²blica.
P. Escribe usted en ese libro que Italia es un pa¨ªs desvertebrado, sin anticuerpos que le protejan.
R. S¨ª. Italia es as¨ª. Siempre he pensado que lo que Ortega escribi¨® sobre la Espa?a invertebrada se aplicaba mucho mejor a Italia. El Gobierno de Berlusconi lo prueba.
P. Pero Berlusconi sigue ah¨ª arriba, ha batido el r¨¦cord de longevidad de un Gobierno italiano desde la II Guerra Mundial y no parece en peligro.
R. Sobre el papel, lo l¨®gico es que siga al frente del Gobierno hasta las elecciones de 2006. Salvo que caiga su coalici¨®n, algo que me parec¨ªa imposible antes de las recientes elecciones europeas, pero que ahora ya no es tan descabellado. Adem¨¢s, nadie sabe c¨®mo se comportar¨¢ en la derrota, tras haber sido vencido de forma directa y personal. Qui¨¦n sabe, tal vez acabe perdiendo la compostura.
P. Usted est¨¢ convencido de que si Berlusconi se mantiene en el poder es gracias al control que ejerce sobre los medios de comunicaci¨®n, especialmente la televisi¨®n.
R. De los medios y del dinero.
P. Medios, dinero y poder. Como si fuera el jefe supremo de la Empresa Italia.
R. Exacto.
P. ?C¨®mo se ejerce en la pr¨¢ctica ese control de los medios?
R. En la pasada campa?a electoral, su presencia en todos los canales de televisi¨®n, privados y p¨²blicos, era constante. Tan exagerado fue que satur¨® a la gente. Se suprimieron todas las noticias que pod¨ªan perjudicarle y se exageraron sus ¨¦xitos internacionales. Y aunque ment¨ªa continuamente, porque es un mentiroso por naturaleza, nadie ten¨ªa acceso a la televisi¨®n para contradecirle.
P. Tampoco usted.
R. Claro. A m¨ª nadie me llama, tal vez porque soy un buen luchador. Pero es que no hubo debate aut¨¦ntico. Berlusconi aparec¨ªa diciendo: "Los italianos son mucho m¨¢s ricos". La oposici¨®n replicaba: "Es falso". Pero no se le permit¨ªa demostrarlo.
P. ?Y eso ocurre no s¨®lo en la televisi¨®n privada, que es suya, sino tambi¨¦n en la RAI, p¨²blica?
R. S¨ª. Es un sistema horrible. Antes ten¨ªamos un duopolio: televisi¨®n privada-televisi¨®n p¨²blica. Ahora, en la pr¨¢ctica, es un monopolio. Berlusconi, con el sombrero puesto, es el propietario de la televisi¨®n privada, y cuando se quita el sombrero, es primer ministro y tambi¨¦n controla la p¨²blica.
P. ?Y no hay forma de hacer frente a esta situaci¨®n?
R. Si usted sabe c¨®mo, por favor, dig¨¢melo. Podemos probar. Regreso corriendo a Italia y ponemos la f¨®rmula en pr¨¢ctica. ?C¨®mo luchar contra ¨¦l? Berlusconi tiene la mayor¨ªa parlamentaria, tiene licencia para matar, puede hacer lo que quiera. La ley est¨¢ hecha a su medida. Y ahora est¨¢ comiendo terreno entre los peri¨®dicos porque tiene toneladas de dinero. Nadie tiene fuerza para luchar contra ¨¦l.
P. Ahora, al menos, ya no se habla tanto de corrupci¨®n en Italia.
R. Antes exist¨ªa la vieja corrupci¨®n pol¨ªtica. La de los tiempos de la investigaci¨®n de Manos Limpias era as¨ª. Ahora, en cambio, tiene un aspecto diferente, menos percibido, pero gigantesco. La Mafia llega hasta Roma. Y nadie dice nada. Si me dejasen, yo hablar¨ªa todos los d¨ªas en televisi¨®n sobre la Mafia; por ejemplo, sobre el sur, que est¨¢ explotando, lleno de basura. Hasta las carreteras huelen mal. Pero, silencio: la Mafia controla el negocio, impide la construcci¨®n de incineradoras, hace que media Italia se ahogue en la porquer¨ªa. Y nadie hace nada porque la Mafia controla los votos del sur por culpa del sistema de elecci¨®n; de que no existe representaci¨®n proporcional, sino mayoritaria. El que queda primero se lo lleva todo.
P. En estas circunstancias, ?se puede decir que hay democracia en Italia?
R. Formalmente, s¨ª. Se emiten los votos, no se manipulan, los resultados se respetan y la Constituci¨®n se aplica. La historia real, sin embargo, es que la Constituci¨®n se va a cambiar, que Berlusconi controla los medios de comunicaci¨®n y que legisla en su propio inter¨¦s. Es una democracia oficial, superficial; pero, en el fondo, de car¨¢cter muy dudoso.
P. ?En qu¨¦ espejo deber¨ªa mirarse la televisi¨®n? ?Tal vez en el de la BBC brit¨¢nica, que tambi¨¦n se ha cuestionado recientemente con el caso Kelly?
P. ?ltimamente ha habido algunas especulaciones en torno a una eventual privatizaci¨®n parcial de la televisi¨®n p¨²blica espa?ola.
R. En Italia, y creo que tambi¨¦n en Espa?a, debe seguir habiendo televisi¨®n p¨²blica. En otro caso, desaparecer¨ªa la idea de prestar un servicio p¨²blico, con independencia de la lucha por la conquista de la audiencia. La televisi¨®n comercial s¨®lo est¨¢ interesada en ganar dinero. Adem¨¢s, una vez que se renunciase a la televisi¨®n p¨²blica ser¨ªa imposible recuperarla. La idea de la privatizaci¨®n anda siempre flotando en la atm¨®sfera, incluso en Italia. Desde la propia izquierda se insin¨²a a veces que tal vez fuese una buena idea, porque as¨ª, dicen, se le quitar¨ªa el control a Berlusconi. Eso ser¨ªa ahora, claro est¨¢, pero es que los horizontes temporales de los pol¨ªticos nunca llegan muy lejos.
P. ?Y c¨®mo se financiar¨ªa esa televisi¨®n p¨²blica ideal?
R. ?se es el quid de la cuesti¨®n. Porque no es cuesti¨®n de pagarla con impuestos. La televisi¨®n p¨²blica deber¨ªa financiarse con el 50% de los beneficios netos de la privada. Una especie de canon. A cambio, la p¨²blica renunciar¨ªa a la publicidad. Puede que los due?os de las privadas se quejasen, pero no habr¨ªa que darles opci¨®n: si no aceptasen la idea perder¨ªan el canal. Pero, aun pagando, seguir¨ªan ganando much¨ªsimo dinero. Porque estamos hablando de la mitad de los beneficio netos. Si no los tuvieran, no tendr¨ªan que pagar. ?Est¨¢ suficientemente claro? Una idea brillante, adm¨ªtalo. Una gran aportaci¨®n que hace el se?or Sartori.
P. ?Le parece posible aplicar esa f¨®rmula en Espa?a?
R. Se podr¨ªa hacer perfectamente, porque ustedes no tienen a Berlusconi. Ya que en su pa¨ªs se trata de reformar la televisi¨®n p¨²blica, y as¨ª lo ha dicho el propio Zapatero, yo le sugerir¨ªa al presidente del Gobierno que, actuando como un gran estadista, aplicase esta f¨®rmula. Deber¨ªa interesarle la idea. ?l tambi¨¦n podr¨ªa perder las pr¨®ximas elecciones... Como yo no estoy en ese comit¨¦ de sabios que se ha creado, utilizo esta entrevista para lanzar la idea.
P. ?Alguna otra sugerencia al respecto?
R. Que se cree un ¨®rgano de control independiente del Gobierno, no sujeto a los vaivenes pol¨ªticos, cuyos miembros sean expertos inteligentes y decentes. Como los miembros del Tribunal Supremo de Estados Unidos, propuestos por el presidente, pero que, una vez en el cargo, son totalmente independientes. Y que no dependan de la dictadura de la audiencia. Despu¨¦s de todo, las mediciones de audiencia se inventaron para poner precio a la publicidad; pero esa televisi¨®n p¨²blica ideal no tendr¨ªa publicidad, y no importar¨ªa que fuese minoritaria. Lo fundamental es que sea buena, como ocurre en Estados Unidos.
P. ?Qu¨¦ opina usted de los atentados del 11 de marzo en Madrid y del impacto que tuvieron sobre las elecciones?
R. Generaron muchas emociones, incluso de rabia. La gente se enfad¨® mucho porque entendi¨® que Aznar explotaba y manipulaba los acontecimientos. Eso condicion¨® el resultado electoral, ya que, hasta entonces, todos los pron¨®sticos daban como vencedor al Partido Popular. Fue un error de Aznar, aunque no s¨¦ si actu¨® de forma deliberada.
P. ?Servir¨¢ de lecci¨®n para el futuro?
R. No. Los pol¨ªticos no aprenden. No tienen esa capacidad.
P. Es usted un pesimista.
R. S¨ª, pero es que yo creo que los pesimistas somos ¨²tiles, mientras que los optimistas son peligrosos y da?inos. Si uno es pesimista y advierte de los peligros, obliga a reflexionar, y tal vez contribuya a que se resuelvan los problemas. Los optimistas, en cambio, dicen que todo es maravilloso, que no hay que hacer nada, y los problemas llegan.
P. Podr¨ªamos hablar de mil cosas, de los mil y un problemas de los que usted trata en sus libros. Pero como se nos acaba el tiempo, seleccione los dos que m¨¢s le preocupan.
R. Entonces hablaremos de dos cuestiones que me preocupan especialmente, y en las que, como pesimista, tal vez pueda ser ¨²til. Empecemos por Irak y el terrorismo internacional. Para ilustrar la gravedad del problema, le dir¨¦ que tan s¨®lo medio kilo de un determinado producto qu¨ªmico, que no mencionar¨¦ para no dar pistas, pero que est¨¢ en los libros de ciencia, podr¨ªa matar a mil millones de personas. Mucho m¨¢s destructivo que la bomba at¨®mica.
P. ?Y f¨¢cil de conseguir?
R. Si los terroristas tienen una peque?a f¨¢brica, s¨ª. Pongo este ejemplo para ilustrar por qu¨¦ el mundo se juega tanto en Irak, por qu¨¦ hay que impedir que se convierta en un Estado terrorista. Cuando se le atac¨® no lo era. Era un r¨¦gimen con un tirano tradicional. De forma est¨²pida, Bush atac¨® Irak; no un Estado terrorista, sino a un dictador. Yo estuve abiertamente en contra de esa guerra, y as¨ª lo dije repetidamente. ?Para qu¨¦ echar le?a al fuego? Mi temor era que lo ¨²nico que se lograse fuera aumentar el terrorismo fundamentalista. Y eso es lo que ha ocurrido. Pero ahora hay que evitar males mayores.
P. ?C¨®mo conseguirlo?
R. Desde luego, la soluci¨®n no es salir corriendo, retirar las tropas. Hay que evitar a toda costa que en Irak se cree un Estado terrorista, que controle infraestructuras y recursos que le permitan construir armas de destrucci¨®n masiva. ?sta es la paradoja. ?ste es el tremendo problema que ha creado la estupidez norteamericana. Por eso no estoy de acuerdo con la decisi¨®n de Rodr¨ªguez Zapatero de retirar las tropas. Irse de Irak no es la soluci¨®n. Si todos los soldados se van, al d¨ªa siguiente Irak caer¨¢ en manos del terrorismo internacional; no de quienes ahora luchan contra las tropas extranjeras, sino de la red terrorista mundial, de Al Qaeda. El terrorismo global se ha concentrado en Irak, y sabe que, si consigue expulsar a las fuerzas occidentales, crear¨¢ una rep¨²blica terrorista isl¨¢mica y fan¨¢tica. Nazis, por as¨ª decirlo, que podr¨ªan destruir el mundo.
P. ?Cu¨¢l debe ser el papel de Naciones Unidas?
R. La ONU no debe obstruir, sino ayudar. Si proporciona legitimidad a la transici¨®n estar¨¢ muy bien.
P. ?Pueden los terroristas explotar la inmigraci¨®n a Occidente para sus fines?
R. Lo que yo dije en uno de mis libros, antes de que Bin Laden tuviera importancia en el mundo, fue que el islam nunca se ha integrado y sigue siendo una sociedad teocr¨¢tica. En Occidente hay democracia liberal e imperio de la ley porque se ha separado la Iglesia del Estado. Por otra parte, Arabia Saud¨ª, para mantener la paz en el pa¨ªs, ha venido subvencionando a los imanes, exportando extremismo a otros pa¨ªses, de forma que los fundamentalistas est¨¢n tratando y consiguiendo controlar las mezquitas, en ocasiones instrumentos propagandistas del islamismo radical. Pero si Irak se convierte en una rep¨²blica isl¨¢mica controlada por los terroristas, ser¨¢ ese Estado el que pague a los imanes y alimente el terrorismo.
P. ?Y cu¨¢l es su segundo gran motivo de preocupaci¨®n?
R. El cambio clim¨¢tico y la superpoblaci¨®n, tal y como explico en mi libro La tierra explota. Nuevamente creo que es necesario el pesimismo ¨²til. Si la gente se preocupa y se alarma, tal vez se haga algo para evitar la cat¨¢strofe. Obviamente, no se trata tan s¨®lo de la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica. El problema es mucho m¨¢s amplio. Afecta de forma especialmente grave al agua. Tanto China como India, los dos pa¨ªses m¨¢s poblados del planeta, se enfrentar¨¢n r¨¢pidamente a una crisis del agua, con graves consecuencias sobre el clima. Si los monzones se descontrolan, millones de personas pueden morir, sobre todo en Bangladesh. El Ganges podr¨ªa convertirse en otro r¨ªo Colorado. La agricultura india, basada en los pozos, en los acu¨ªferos, se ver¨ªa muy afectada. La proliferaci¨®n de huracanes, lluvias torrenciales y calores extremos no tiene una explicaci¨®n astron¨®mica, sino que son reflejo del efecto invernadero y la insensatez de los seres humanos.
P. Y de tremendos cambios sociales, como el que experimenta China.
R. All¨ª se est¨¢ pasando de la era de la bicicleta a la del autom¨®vil. Y con el petr¨®leo subiendo de precio, eso significa que se utilizar¨¢ cada vez m¨¢s el carb¨®n, un combustible a¨²n m¨¢s contaminante. Si los chinos fueran 100 millones, el cambio ser¨ªa asumible, pero son casi 1.300 millones.
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