La historia le¨ªda desde abajo
Cristianos por el Socialismo recuerda en el Parlamento interreligioso a los 3.000 fusilados en los terrenos del F¨®rum entre 1939 y 1947
Al amanecer de un d¨ªa cualquiera de 1945 un padre despert¨® a sus chicos para que fuesen testigos del mayor crimen de la humanidad: una matanza de hombres. "Ma?ana hay que levantarse pronto porque vamos a ver pasar camiones con hombres que llevan a fusilar", les hab¨ªa advertido el padre antes de irse a dormir horas antes, en una casa humilde de Pueblo Nuevo, a pocas manzanas de lo que hoy es, imponente y lujosa, la sede del F¨®rum Universal de las Culturas. Efectivamente, al alba pasaron camiones sin toldos con hombres silenciosos que eran llevados hasta las tapias del Campo de la Bota para ser tiroteados. En apenas siete a?os, 3.000 fusilados en aquella tapia, un terrible lugar en el que hoy hunde sus cimientos el edificio principal del F¨®rum.
La voz de uno de los ni?os que vio aquella criminal amanecida retumb¨® ayer, grave y serena, en el Parlamento de las Religiones, a las 11.30 horas, al inicio de una mesa redonda organizada por Cristianos por el Socialismo con el t¨ªtulo La historia le¨ªda desde abajo y el fatalismo de la pobreza desde la perspectiva de la fe. Jaume Botey tiene ahora 65 a?os y vivi¨® en una de las barracas del Campo de la Bota entre 1967 a 1969, junto a su hermano Francesc, uno de los cientos de sacerdotes que dieron con sus huesos en la c¨¢rcel que el general Franco habilit¨® en Zamora para los curas, cuando la Iglesia romana empez¨® por fin a dar la espalda al sangriento dictador.
"Adem¨¢s de barracas, suburbio y marginaci¨®n, el nombre de Campo de la Bota evoca ese otro recuerdo m¨¢s siniestro: de 1939 [fecha de la ca¨ªda de Barcelona en poder del ej¨¦rcito faccioso] hasta 1947 fue campo de fusilamiento de los opositores al franquismo", relat¨® Jaume Botey ante una audiencia multirreligiosa sobrecogida, en su mayor¨ªa cristianos de todas las iglesias, budistas, musulmanes, jud¨ªos, brahma kumaris o te¨®logos y te¨®logas de la liberaci¨®n.
Botey, coordinador ahora de Cristianos por el Socialismo en Barcelona, abri¨® la mesa redonda con ese recuerdo, que present¨® como "consideraciones previas". Dijo: "El lugar en el que estamos fue, hasta hace s¨®lo unos 20 a?os, un suburbio de barracas llamado Campo de la Bota". Y despu¨¦s, "el homenaje necesario" a los 3.000 hombres fusilados all¨ª, algunos de los cuales vio Botey aquella ma?ana desde la ventana, de ni?o, su terrible memoria, el primer recuerdo que tiene. "Comunistas, anarquistas, cristianos o independientes fieles a las ideas republicanas. El baile de sangre dur¨® hasta 1951 y el lugar del fusilamiento fue exactamente donde ahora estamos. Os recuerdo, pues, que la tierra que pisamos es sagrada. Estamos en un lugar sagrado, regado con la sangre inocente de aquellos m¨¢rtires que nunca ser¨¢n canonizados porque fueron ejecutados en el nombre de Dios y de la Iglesia. Ni el F¨®rum ni las bambalinas y oropeles que lo rodean deber¨ªan nunca olvidar que todo esto se levanta incluso f¨ªsicamente sobre el sufrimiento inocente", remach¨®.
El silencio de Dios
Botey plante¨® adem¨¢s una pregunta que considera "fundamental" a comienzos del siglo XXI: "Ante este inmenso Campo de la Bota de inmigrados, hambrientos y enfermos en que el sistema ha convertido al mundo, ?de qu¨¦ Dios estamos hablando?, ?de qu¨¦ sirve hablar de Dios?, ?d¨®nde estaba Dios mientras aqu¨ª se fusilaba en el nombre de Dios?".
Sobre parecidos asuntos -la historia le¨ªda desde los que sufren injusticia y violencia- tambi¨¦n hablaron en la mesa redonda Teresa Jim¨¦nez Villarejo, que actu¨® de moderadora; el sacerdote chileno Diego Irarr¨¢zabal, presidente de la Asociaci¨®n Ecum¨¦nica de Te¨®logos y Te¨®logas del Tercer Mundo; el l¨ªder musulm¨¢n de origen egipcio Tariq Ramad¨¢n, y la laica nicarag¨¹ense Michele Nijlis.
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