Deslocalizados
Es que traer a la Pantoja a los sanfermines es deslocalizarla. Deslocalizada, la tonadillera declar¨® a la prensa que es muy original que aqu¨ª todo el mundo vista igual. ?En el Roc¨ªo todos visten diferente? Deslocalizada por los grandes claros -y nubes en la taquilla- que mostraba el Anaitasuna, antes de subyugar a la escasa concurrencia con lo m¨¢s granado de su repertorio rociero, la Pantoja atac¨® el inmortal pasodoble No te vayas de Navarra. ?se es el pasodoble que nuestro presidente auton¨®mico interpret¨® en Wolfsburg (Baja Sajonia), unos d¨ªas antes de los sanfermines. Es que si los de Wolfsburg nos deslocalizan la Volkswagen, es como si de Bilbao quitan el Guggenheim.
Yo que los de Bilbao, empezar¨ªa a preocuparme. Hay otros guggenheims y est¨¢n aqu¨ª. En la villa navarra de Los Arcos tienen uno. El nombre oficial de tan pujante emporio cultural es Casa de Cultura Carmen Thyssen Bornemisza, pero, por abreviar, en el pueblo le dicen "el Guggenheim". Es que Los Arcos es para la baronesa Thyssen lo que Illiers-Combray para Proust: el lugar de los aromas de su infancia. Las magdalenas de la zona de Los Arcos, endulzadas con una nubecilla de an¨ªs, son un manjar inolvidable. Tita no se olvida de Los Arcos y ha prometido traernos alg¨²n d¨ªa a Borja, lo cual nos tiene llenos de impaciente expectaci¨®n.
Yo que los de Bilbao, empezar¨ªa a preocuparme. Hay otros 'guggenheims' y est¨¢n aqu¨ª
En el ¨ªnterin, la baronesa anima el Guggenheim local con el env¨ªo ocasional de piezas sueltas de su celeb¨¦rrima colecci¨®n. ?ltimamente disfrutamos de un lote de maestros valencianos, ?pero y si un d¨ªa de sentimental arrebato proustiano, a la baronesa le da por deslocalizar la colecci¨®n Thyssen y env¨ªa a todos los maestros flamencos de su cuadra para aqu¨ª? Pues ese d¨ªa, ya se pueden dar en Bilbao por hundidos.
El Guggenheim de Los Arcos es un peque?o cubo, convencionalmente moderno, en el que regularmente se imparten cursos de yoga, mecanograf¨ªa y guitarra. En caso de que la baronesa optase por deslocalizar la colecci¨®n, ya llamar¨ªamos a Rem Koolhaas, o a cualquier arquitecto de fama mundial, de los que lo mismo te plantan un edificio singular en Los Arcos que en Kuala Lumpur. Arquitectura deslocalizada, como el nuevo proyecto de Mansilla y Tu?¨®n para nuestro futuro Guggenheim sanferminero. Esa doble flor, que en Pamplona contendr¨¢ toda la desbordante alegr¨ªa de las fiestas, en una versi¨®n anterior presentada en A Coru?a, era el recept¨¢culo de la memoria hist¨®rica.
La memoria hist¨®rica no es muy alegre. Ni siquiera lo es la memoria inmediata. Al menos cuando por aqu¨ª nos acordamos de que, justo antes de las fiestas, recibimos un fat¨ªdico rev¨¦s: pese a las fraternas relaciones del Gobierno auton¨®mico con Zaplana y ?lvarez-Cascos, Pamplona ha quedado apeada, deslocalizada de las futuras l¨ªneas del AVE. ?Ni siquiera una con agujeros! El presidente auton¨®mico se nos durmi¨® en los laureles y olvid¨® ir a cantar por los ministerios el pasodoble que interpret¨® en Wolfsburg.
?Qu¨¦ de gente deslocalizada en los portentosos amontonamientos del fin de semana! La propia ciudad no se hallaba a s¨ª misma cuando la alcaldesa se subi¨® en un globo aerost¨¢tico y empez¨® a alejarse y alejarse... ?Qu¨¦ pasajero desconcierto y qu¨¦ deslocalizaci¨®n!
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