Un modo de ser
"La Falange es un modo de ser", seg¨²n el joven Primo, que la fund¨®. El modo o manera lo he visto: en la primera semana de investigaciones del Congreso, en los diputados del PP -no todos- , que repiten a los se?oritos de Falange -no todos- de antes de la guerra, durante ella: los hijos de los terratenientes absentistas, los militares sin guerra de ?frica, los arist¨®cratas con los siervos perdidos, los mon¨¢rquicos sin rey y los curas preparando las maletas y sin sus colegiales. Quiz¨¢ la mayor¨ªa de los falangistas no eran eso; pero muchos que no eran ni falangistas acogieron ese comportamiento de chulos con pistola sobre los vasallos. Propietarios de la gran finca espa?ola, con su macizo castillo, su iglesia alta y las casas achaparradas para los animales y los servidores, unas veces con azada y otras con una pica para que el se?or la pusiera en Flandes.
Creo que esta comisi¨®n no era necesaria por dos razones: una, porque ninguna ha llegado nunca a resultados contundentes; otra, porque la mentira es capaz de fabular hasta conseguir que los que necesitan creer en ellos porque su puesto, o sus beneficios, pueden perderse, o porque sus deudas pueden cobrarse, tengan argumentos absurdos para sostenerse, y los inculquen en los m¨¢s desgraciados. Lo peor que pas¨® a los j¨®venes falangistas de entonces fue su mezcla con los caballeretes de buena familia. Siempre que alguien quiere saber m¨¢s le invito a leer la primera parte de Madrid de Corte a Checa, de Agust¨ªn de Fox¨¢, donde aparece el otro "modo de ser", el del rechazo al se?oritismo grotesco de tiro de pich¨®n y "baile en Capitan¨ªa", como escribir¨ªa ¨¦l mismo, que luego perdi¨® sus ilusiones. No digo que la "transici¨®n" que recay¨® en Su¨¢rez, falangista ya desmayado, apagara mucho de aquel estilo; se vio en su estado puro en algunos militares como Milans, y un zafio pistolero de uniforme como Tejero, y en algunos articulistas que les medio mimaban, y en el juicio donde no pas¨® nada de lo que ten¨ªa que pasar. Reapareci¨® con Aznar; muchos se fueron a ¨¦l con esperanzas de volver a ser, y algo consiguieron. Pero de lo sublime a lo rid¨ªculo no hay m¨¢s que un paso, y de Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera con sus sue?os de centauro de fraile y soldado, de doncel imperial y de vengador de la canalla que larg¨® a su padre, se dio el paso y naci¨® Aznar. Los psic¨®logos de la pol¨ªtica tienen mucho que estudiar en el comportamiento de estos parlamentarios del PP. M¨¢s si lo ven como vestigios de algo que fue decapitado hasta por Franco.
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