Opiniones y ofensas

El art¨ªculo de Pedro Ugarte Razones para no ofender, publicado el pasado s¨¢bado, me ha dejado perplejo. Dejando de lado que existan lectores que no entiendan nada, la pretensi¨®n de Ugarte de permanecer inc¨®lume ante las cr¨ªticas porque pertenece al escogido elenco de articulistas literarios me ha hecho sonrojar. La literatura, ese "armar palabras con pretensiones est¨¦ticas" se da por supuesta, pero las ideas armadas con esos mimbres no son inocentes.

Puesto que sus art¨ªculos no son descripciones de hechos y, por tanto, no est¨¢n sujetos al engorroso tr¨¢mite de sujetarse a la verdad, debemos de suponer que pertenencen al genero de opini¨®n. Y aunque la materia prima de la literatura no la constituyen ni la verdad ni la realidad, son la pasta con la que se confeccionan los peri¨®dicos. No deber¨ªa olvidarlo Ugarte. Pretender que juzguemos sus opiniones ¨²nicamente por el valor est¨¦tico de su sintaxis, iron¨ªas o paradojas, no deja de ser un chiste. Malo, por cierto.