Una concesi¨®n a las organizaciones religiosas
Cuando el a?o pasado el Congreso estadounidense decidi¨® dedicar 15.000 millones de d¨®lares (unos 13.000 millones de euros) a la lucha contra el sida en cinco a?os, numerosos activistas protestaron. No por la cantidad, que aumentaba en 10.000 millones lo que ya hab¨ªa comprometido EE UU, sino por las condiciones impuestas al reparto del dinero. Durante su tramitaci¨®n, la propuesta fue encorset¨¢ndose. Los encargados de fijar las directrices fueron el congresista por California Tom Lantos y el senador por Illinois Henry Hyde, ambos republicanos. Para empezar, casi todo el dinero lo controla Estados Unidos. S¨®lo una parte (mil millones al a?o) se dona al Fondo Mundial contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria que gestiona la ONU, y ello durante el primer a?o, pendiente de los resultados que logre Naciones Unidas.
Este criterio ha despertado el recelo de organizaciones como M¨¦dicos Sin Fronteras, que temen que la ayuda se d¨¦ interesadamente. La fijaci¨®n de los posibles beneficiarios (12 pa¨ªses de ?frica m¨¢s Hait¨ª y Guyana) ha alentado las sospechas de que para recibir ayudas los Gobiernos deben plegarse a las presiones estadounidenses. La mayor parte de los fondos (un 55%) se destina a pagar tratamientos, lo que seg¨²n organizaciones como Act Up favorece a las multinacionales farmac¨¦uticas en contra de los fabricantes locales de gen¨¦ricos.
Pero el punto que m¨¢s suspicacias ha levantado es el dedicado a prevenci¨®n. La ley especifica que de los 15.000 millones, el 20% (3.000 millones) se dedicar¨¢, por este orden, a las pol¨ªticas que fomenten la abstinencia sexual, la fidelidad y, por ¨²ltimo, el preservativo. En una clara concesi¨®n a las organizaciones religiosas -"que est¨¢n haciendo tan importante contribuci¨®n a los programas de prevenci¨®n del VIH y de tratamiento del sida en todo el mundo", seg¨²n el texto-, la abstinencia se llevar¨¢ al menos un tercio de todo el dinero (mil millones). Con todo, algunos activistas creen que se ha evitado la peor amenaza: la llamada declaraci¨®n de M¨¦xico. Seg¨²n este principio, el primero que anunci¨® Bush cuando lleg¨® a la presidencia, las ONG que tengan proyectos de salud que incluyan el aborto no pueden recibir ayudas estatales. Ello hubiera dejado fuera a la mayor¨ªa de las grandes organizaciones laicas.
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