Pacto m¨¢s flexible
Las reglas han de cumplirse. En una uni¨®n monetaria como la de los 12 pa¨ªses que comparten el euro, la estabilidad macroecon¨®mica -el control de la inflaci¨®n y el saneamiento de las finanzas p¨²blicas- es esencial. Para ello es necesario un c¨®digo de conducta que sea respetado por sus miembros, independientemente de su peso econ¨®mico o pol¨ªtico. El Pacto de Estabilidad es, hoy por hoy, la principal pieza de ese c¨®digo. La violaci¨®n de su principal restricci¨®n -que el d¨¦ficit p¨²blico no supere el 3% del PIB- acarrea la imposici¨®n de severas sanciones, que pueden llegar hasta el dep¨®sito de 0,25% del PIB del pa¨ªs infractor.
Alemania y Francia han incumplido durante varios a?os esa estipulaci¨®n, pero, en contra de la voluntad de la Comisi¨®n Europea, el Consejo de Ministros de Finanzas (Ecofin) decidi¨® en noviembre pasado suspender el procedimiento sancionador contra Par¨ªs y Berl¨ªn. Ahora el Tribunal de Justicia de la UE se ha pronunciado ante el recurso de la Comisi¨®n, se?alando que los ministros actuaron de forma ilegal. Pero reconoce al mismo tiempo el derecho de los Gobiernos a no respaldar todas las decisiones de la Comisi¨®n: pueden rechazarlas, pero no dejarlas "en suspenso". El Tribunal reconoce que la responsabilidad ¨²ltima sobre la disciplina presupuestaria de los Estados recae esencialmente en el Consejo. Un pronunciamiento no por esperado menos problem¨¢tico, pues no resuelve la situaci¨®n creada entonces.
Con independencia de los compromisos de Francia y Alemania para reconducir sus desequilibrios, lo importante ahora es encontrar una formulaci¨®n de ese pacto suficientemente racional y flexible. El l¨ªmite del 3% puede mantenerse, entre otras cosas porque aparece en el Tratado, pero su aplicaci¨®n ha de tomar en consideraci¨®n, adem¨¢s, otros par¨¢metros igualmente expresivos de la sostenibilidad fiscal, como la magnitud relativa de la deuda p¨²blica o la situaci¨®n del ciclo econ¨®mico en cada caso. Es igualmente necesario tomar en consideraci¨®n la composici¨®n del gasto p¨²blico y, muy particularmente, el fortalecimiento de la inversi¨®n en capital tecnol¨®gico y humano, garant¨ªa de mayor competitividad futura.
Tras cinco a?os de euro, la Comisi¨®n reconoce que la coordinaci¨®n econ¨®mica no puede basarse s¨®lo en la amenaza de sanciones severas y autom¨¢ticas. Prepara as¨ª el terreno a las deseables e inevitables reformas que se concretar¨¢n en 2005 para asegurar otro lustro de buen funcionamiento de esta singular experiencia.
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