"Bailar consiste en hacer de tu cuerpo una fiesta"
Vaya por delante que a Diego Luna (M¨¦xico, 1978) le gusta mentir. Con amplia y socarrona sonrisa, estudiado desali?o capilar e incipiente barba, as¨ª lo asegur¨® en su reciente visita a Madrid. "Mi trabajo es de convicci¨®n, si no crees en la historia, nadie te va a creer la mentira, y nosotros contamos mentiras. Me gusta contar historias y disfruto mintiendo. Hago cine por esta necesidad". Esta estrella ascendente del cine mexicano que desde su participaci¨®n en Y tu mam¨¢ tambi¨¦n, de Alfonso Cuar¨®n, ha actuado frente a las c¨¢maras de Spielberg o Winterbotton, gesticula dentro de su chaqueta de lino oscuro y mide sus palabras mientras habla sobre su trabajo como gal¨¢n en Dirty dancing 2, que se estrena hoy en Espa?a. "Es la primera vez que vengo a promocionar una pel¨ªcula en ingl¨¦s".
No fue una muchacha bonita sino el productor de Reservoir dogs, Lawrence Bender, quien arrastr¨® al baile a Diego Luna. Novio adolescente de Salma Hayek en Frida, y obseso inform¨¢tico en Nicotina, Luna ha tomado el relevo del ¨ªdolo de finales de los ochenta Patrick Swayze y se ha erigido en nuevo rey de la pista, 17 a?os despu¨¦s del estreno de Dirty dancing. "Cuando acept¨¦ hacer la pel¨ªcula ni siquiera hab¨ªa visto la primera parte. De peque?o buscaba naves espaciales y no gente bailando. La vi una semana antes de comenzar el rodaje. Hice la pel¨ªcula por el productor".
La revoluci¨®n
La Cuba de Batista es el escenario ficticio de esta historia -rodada en Puerto Rico- en la que una joven americana, interpretada por la brit¨¢nica Romola Grai, cae rendida a los encantos de Luna, un camarero cubano del hotel donde se aloja con su familia. "Fue un riesgo padre situar la pel¨ªcula en Cuba y que las escenas entre los personajes cubanos fueran en espa?ol". Con la revoluci¨®n en ciernes, entre baile y baile parece que el amor y el ritmo se imponen a la lucha de clases en Dirty dancing 2. "Acept¨¦ hacer una pel¨ªcula muy comercial, porque ¨ªbamos a llegar un poquito m¨¢s lejos. Mi generaci¨®n no conoce la Cuba de antes de Castro. Los personajes son j¨®venes maduros, chavos que se dejan afectar por el mundo, y el desenlace tiene peque?os logros".
La banda sonora que da pie al baile adelanta el reloj y no se queda en los sones prerrevolucionarios, es otro de los atractivos que Luna destaca de esta producci¨®n. "La pel¨ªcula promueve Cuba y la m¨²sica latina, no el pop latino de la radio, sino grupos como los Orishas, Aterciopelados y Yerba Buena. Cuando el productor me lo cont¨® esto tambi¨¦n me gust¨® mucho".
Ocho horas diarias durante dos intensos meses pas¨® Diego Luna sudando la camiseta para convertirse en el excelente bailar¨ªn a quien encarna en la pel¨ªcula. "Durante el aprendizaje pas¨¦ por subidas y bajadas, fuimos creando un poco del baile de la pel¨ªcula. Me di cuenta de lo natural que es para mucha gente bailar. Trabaj¨¦ duro con la chava y si una inglesa y un mexicano pueden, cualquiera puede. El baile es una terapia, es aceptarte como eres y hacer una fiesta de tu cuerpo". A diferencia del musculoso Patrick Swayze -que se marca unos pasos en la nueva cinta, tambi¨¦n como profesor de baile del hotel en esta segunda parte-, el enclenque Luna se muestra tajante: "Ya bail¨¦ suficiente para los pr¨®ximos a?os". Asegura, que ni siquiera sus salidas nocturnas por Madrid ("una ciudad que tiene una incre¨ªble calidad de vida que se refleja en su cine") le han hecho cambiar su decisi¨®n de no pisar m¨¢s la pista.
Como en una especie de academia, adem¨¢s del baile, durante el rodaje en San Juan de Puerto Rico Luna tambi¨¦n perfeccion¨® con ayuda de un profesor su deje latino en ingl¨¦s para darle un sabor cubano. El asunto de los acentos le tiene encantado y no se resiste a dedicar un elogio a su compadre Gael Garc¨ªa Bernal: "Lo hizo muy bien en la pel¨ªcula de Almod¨®var. El trabajo de suavizar o cambiar acentos nos ayudar¨ªa a complementar m¨¢s las industrias de nuestros pa¨ªses". Luna dice que la suplantaci¨®n de su voz en la versi¨®n doblada de Dirty dancing 2 le ha pillado por sorpresa. "Me enter¨¦ al llegar a Madrid. Preguntando un poco me han contado que esto de los doblajes viene de tiempos de Franco, restos de la dictadura. Esto no deber¨ªa ser as¨ª, la voz es important¨ªsima, es como si te quitaran una herramienta de trabajo. Yo vengo de un pa¨ªs donde no se dobla a los actores y hay que aplaudirlo". Su indignaci¨®n va en aumento porque dice conocer la voz que le suplanta; "s¨®lo me queda saber qui¨¦n pone la voz a Spider-Man".
Gran estrella
De estrella adolescente del culebr¨®n El abuelo y yo a cotizado actor de Hollywood, aunque no baile m¨¢s, Luna se ha soltado y parece que no hay quien le pare. Tras el rodaje de Open range bajo las ¨®rdenes de Kevin Costner y junto a su admirado Robert Duvall, ha participado en Criminal, el remake de Nueve reinas dirigido por Gregory Jacobs, y con Tom Hanks en Terminal, la nueva cinta de Steven Spielberg. El director de E.T. le tiene admirado: "Es incre¨ªble verle c¨®mo disfruta al filmar, es muy c¨¢lido y claro en lo que quiere. Es como un ni?o, apasionado a pesar de la fama, un buen tipo que disfruta con su trabajo".
A pesar de la proyecci¨®n internacional de su carrera, Luna no abandona M¨¦xico, donde se encuentra su residencia, colabora con alg¨²n proyecto y mantiene una compa?¨ªa de teatro. All¨ª rodar¨¢ este mes S¨®lo Dios lo sabe, la nueva pel¨ªcula de Carlos Bolado. Luego volver¨¢ a Inglaterra para terminar junto a Michael Winterbotton Gol, y pasar de rey de la pista a rey del campo de f¨²tbol. "Vivo en M¨¦xico, nunca hab¨ªa salido fuera a trabajar y no fui a Estados Unidos a buscar la oportunidad. Me hablaron para Open range y ¨¦se fue el principio, pero mi meta sigue siendo hacer cine aqu¨ª o donde sea. Ya quisiera yo que en M¨¦xico se hicieran m¨¢s pel¨ªculas, pero hay muy poco apoyo del Gobierno y s¨®lo gente terca, que se niega a colgar las botas, sigue rodando".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.