Costumbrismo sucio

Los lectores que lean Te quiero si he bebido, el ¨²ltimo libro de la autora catalana Empar Moliner, se encontrar¨¢n con trece relatos llenos de di¨¢logos chispeantes, ocurrencias interesantes, apuntes psicol¨®gicos que nos comunican en qu¨¦ mundo vivimos, con qu¨¦ gente nos las vemos cotidianamente. Si se tuviera que apellidar con alguna intenci¨®n program¨¢tica este libro, ese ser¨ªa el de un diagn¨®stico algo subidillo de tono del estado actual de la pareja. El grado del tono tiene que ver, entre otras cosas, con el inter¨¦s de Empar Moliner por no dejar t¨ªtere con cabeza en esa especie de rentable chiringuito en que se ha convertido lo pol¨ªticamente correcto, sin mencionar (todo hay que decirlo) el peligro que se corre en convertir en otro chiringuito lo pol¨ªticamente contrario. Ahora bien, Empar Moliner a la hora de plasmar sus ideas sobre algunos aspectos de la vida cotidiana incurre en eso que podr¨ªa denominarse costumbrismo sucio. El realismo sucio de estirpe americana ya qued¨® claro que fue y es un mecanismo de desnudamiento social comprometido con unos dispositivos narrativos fuertemente anclados en la mejor tradici¨®n del relato breve europeo. Pero lo que practica la autora y periodista catalana es un costumbrismo en la l¨ªnea del art¨ªculo de costumbres espa?ol del siglo XIX. Disimulado costado did¨¢ctico, evasi¨®n, filo humor¨ªstico y sat¨ªrico, gracejo y entretenimiento.

La sal gorda la ponen unos

personajes, a los que cuesta identificarlos como tales, pero que con sus maniobras vitales de cu?o irreverente, pasmados en su propia absurdidad o monoton¨ªa, incluso groser¨ªa, le dan a este libro su car¨¢cter entre ligero de equipaje literario y zumb¨®n. Te quiero si he bebido no nos va a ense?ar absolutamente nada de lo que le pasa a sus interesantes criaturas (por eso nos cuesta tanto ver en ellos ficciones sobre personas humanas) pero nos vamos a pegar un hart¨®n de risa y escarnio a costa suya. Eso tambi¨¦n forma parte de una idea de la literatura.

De los trece relatos que componen Te quiero si he bebido, hay dos que tienen madera de cuentos escritos con ambici¨®n imaginativa: 'La baja calidad de la literatura contempor¨¢nea' y 'La evoluci¨®n anual de la voz humana'. Sus argumentos aquilatan reminiscencias que van de Cort¨¢zar a Quim Monz¨®. Pero s¨®lo sus argumentos, una especie de gancho m¨¢s elaborado para que el lector aplauda con justicia un don para la pirueta literaria. He hablado por encima de la hechura de los personajes de este libro. Es muy dif¨ªcil ver en ellos representaciones sintom¨¢ticas de algunas de las enfermedades que se sugieren. Y eso porque parten de su condici¨®n de parodias. Toda el alma que les falta, la compensan con sus abultados rasgos rid¨ªculos y lamentables. Con personajes como ¨¦stos, claro que s¨®lo nos queda re¨ªrnos de ellos. La f¨®rmula no es otra que el espect¨¢culo. Gente que va y viene aireando sus miserias. Pero el libro no es otro que el que su autora ha querido y con el que evidentemente ha disfrutado. Para terminar quisiera plantear un interrogante. ?Por qu¨¦ no se consigna en su p¨¢gina de cr¨¦ditos la traducci¨®n? El libro fue escrito en catal¨¢n, sin embargo en su edici¨®n castellana no sabemos qui¨¦n lo tradujo.