El dan¨¦s Riis ataca otro imperio
El corredor que acab¨® con el reinado de Indurain, desaf¨ªa ahora a Armstrong al frente del equipo CSC
La Mongie
Fue un triunfador tard¨ªo y ef¨ªmero, que en la recta final de su carrera se asom¨® a la cima del podio de los Campos El¨ªseos para retornar r¨¢pidamente al anonimato del que proven¨ªa. Pero aquel dan¨¦s calvo e inmenso pas¨® a la historia del ciclismo por haber puesto fin al imperio de Miguel Indurain, a quien priv¨® de su sexta victoria consecutiva. Desde entonces, ya retirado, Bjarne Riis ha dedicado su vida a intentar ganar otro Tour, aunque sea al volante de un coche.
Como director de la tropa multinacional del equipo CSC, Riis ha perseverado sin desmayo. Al final de la temporada anterior, le abandon¨® Tyler Hamilton, su gran baza. El dan¨¦s no se arredr¨®. Le ech¨® entonces el lazo a Ivan Basso, por quien beb¨ªa los vientos Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri y al que tambi¨¦n quiso llevarse el propio Lance Armstrong, consciente de que aquel italiano capaz de seguir cualquier rueda podr¨ªa ser alguna vez un rival de mucho cuidado. Bajo las cuchillas rocosas que hienden el aire del Tourmalet, Basso, secundado por su compa?ero espa?ol Carlos Sastre, fue el ¨²nico con arrestos e inteligencia para batir al estadounidense. A la primera incursi¨®n en la gran monta?a, Armstrong dej¨® medio noqueados a los que se intu¨ªa como sus grandes rivales: el portento atl¨¦tico de Ullrich, la audacia escaladora de Mayo, la inveros¨ªmil resistencia al dolor de Hamilton, todos abocados ahora a intentar alguna locura. Pero muy cerquita del tejano a¨²n quedan Basso y Sastre, los hombres de Riis, los peones del especialista en destronar emperadores.
Sastre: "Es como si yo mismo hubiese ganado. El ciclismo es un deporte de equipo"
Por Basso beb¨ªa los vientos Ech¨¢varri y se lo quiso llevar tambi¨¦n el propio Armstrong
El italiano es tan minucioso que lleva a rajatabla un diario en el que anota cada detalle
En la l¨ªnea de meta de La Mongie, los periodistas quer¨ªan hurgar en los deseos y sue?os de Sastre. ?Estaba pensando ya en atacar de nuevo al d¨ªa siguiente, dispuesto a enfrentarse a Armstrong a pecho descubierto o al menos a repetir la victoria que ya logr¨® el a?o pasado muy cerca del escenario de ayer?. "En lo ¨²nico que pienso ahora es en el masajito y en la cama", los decepcion¨® Sastre con esa actitud prosaica que suele infundir el sufrimiento. Y cuando coja la cama, ?no so?ar¨¢ en Par¨ªs, subido al cotizado podio, con su imagen resplandeciendo en las televisiones de todo el planeta?. Un organismo reventado por el esfuerzo es lo menos propenso a los grandes ideales, y Sastre insisti¨® en privar a la prensa de titulares triunfales: "Si sue?o con Par¨ªs es por las ganas que tengo de ver a mi mujer y a mi hijo".
"Sin Sastre, nunca hubiera ganado la etapa", admiti¨® con generosidad Ivan Basso. El ataque del corredor de El Barraco (?vila) desencaden¨® la escaramuza decisiva a cinco kil¨®metros de la cima. "Ataqu¨¦ yo porque soy m¨¢s explosivo que Basso", explic¨® Sastre a la prensa danesa en un ingl¨¦s bastante correcto. "Me encontraba bien, pero no super. Y aunque no pude aguantar, Ivan sigui¨® la rueda de Armstrong y le gan¨® la etapa. Es como si yo mismo hubiese ganado. Aunque la gente no siempre lo entienda, el ciclismo es un deporte de equipo".
La fuerza del colectivo es ahora la esperanza de Riis y del CSC para forzar la abdicaci¨®n de Armstrong como en su d¨ªa hizo con Indurain. Adem¨¢s de sus dos l¨ªderes, dispone del estadounidense Bobby Julich, un corredor renacido, que ya conoce el podio del Tour. Pero todo induce a pensar que su principal hombre ser¨¢ Basso, quien en La Mongie rompi¨® el t¨®pico que le adjudicaba una gran capacidad para resistir el ritmo de los dem¨¢s y una decepcionante carencia de chispa para lograr triunfos. "Mi hija Domitila tiene ya a?o y medio y a¨²n no le hab¨ªa podido dedicar una victoria", confes¨® tras la feliz jornada.
En realidad, llevaba tres a?os casi en blanco. Nacido hace 26 a?os en Cassano Magnago, el mismo pueblo pr¨®ximo a Varese donde vino al mundo el histri¨®nico l¨ªder de la Liga Norte, Umberto Bossi, su forma de correr siempre fue m¨¢s cerebral que impulsiva. De ah¨ª el enamoramiento de Ech¨¢varri y de ah¨ª tambi¨¦n que el viejo zorro Giancarlo Ferretti, director del Fassa Bortolo, un hombre siempre dispuesto a ir de victoria en victoria hasta la derrota final, le diese puerta sin contemplaciones. No le faltaron ofertas. Aunque pudo ser un muy bien pagado gregario de Armstrong, como lo fue hasta hace poco Roberto Heras, prefiri¨® las ambiciones de Riis. "?l me ha ayudado mucho, sobre todo porque nunca me mete presi¨®n", agradece.
De Basso cuentan que es tan minucioso que lleva a rajatabla un diario de cada etapa en el que anota hasta el menor detalle. Sin dejarse ver demasiado, en el Tour del 2003 ya acab¨® s¨¦ptimo. La empresa es ahora mayor que nunca y en el equipo a¨²n se percibe el escepticismo. "Armstrong sigue siendo el m¨¢s fuerte y hay que respetarlo", advierte Sastre.
Pero su director sabe muy bien que ning¨²n imperio es para toda la vida.
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