Cheney quiere seguir
El vicepresidente de EE UU disipa los rumores sobre su eliminaci¨®n del cartel electoral de Bush
Siempre se ha dicho que Washington es la ¨²nica ciudad del mundo en la que el sonido viaja a m¨¢s velocidad que la luz, y por "sonido" l¨¦ase "rumores". La prensa seria se lanz¨® por fin el jueves al tema de conversaci¨®n m¨¢s entretenido de los ¨²ltimos d¨ªas: ?Volver¨¢ a estar Dick Cheney en el cartel electoral de Bush como candidato a vicepresidente? ?Anunciar¨¢ Bush durante la convenci¨®n republicana su disposici¨®n a soltar lastre ideol¨®gico con un nuevo compa?ero de viaje, menos halc¨®n? El futuro de Cheney promete ser la telenovela del verano. El protagonista de la historia, con sus cuatro infartos a cuestas, dice que se queda.
La ecuaci¨®n period¨ªstica se hab¨ªa resuelto con una argumentaci¨®n casi matem¨¢tica. Cheney acaba de cambiar de m¨¦dico. Despidi¨® al anterior al descubrir que no conviene tener un m¨¦dico con problemas de adicci¨®n a f¨¢rmacos. Si es cierto que Cheney conoc¨ªa este detalle desde hace tiempo, ?por qu¨¦ decidi¨® despedir al doctor Gary Malakoff justo ahora? La interpretaci¨®n que circulaba en Washington era la siguiente: el vicepresidente contratar¨¢ a un nuevo m¨¦dico, y ¨¦ste, despu¨¦s de examinar al paciente, dictaminar¨¢ que su salud no est¨¢ a la altura recomendable para el trabajo que exige una vicepresidencia. De ese modo, Bush podr¨ªa desprenderse de Cheney por razones m¨¦dicas, no pol¨ªticas, y no ser¨ªa Bush el que despedir¨ªa a su compa?ero, sino que ser¨ªa ¨¦l quien voluntariamente le pedir¨ªa la elecci¨®n de un sustituto.
Lamentable para la profesi¨®n period¨ªstica, la realidad parece empecinada en estropear una buena informaci¨®n. La cadena parlamentaria CSPAN emitir¨¢ el domingo una entrevista con el vicepresidente de EE UU, Dick Cheney, en la que ¨¦ste afirma que no se va. En la entrevista dice: "Bush ya tiene su decisi¨®n tomada. Yo ya he tomado la m¨ªa. Supongo que ahora mismo, dado que estamos en el camino hacia la convenci¨®n, la gente no tiene mucho de qu¨¦ hablar y se especula mucho. Es normal. Pero cuando lleguemos a la convenci¨®n, todo esto se acabar¨¢". Por si esta reflexi¨®n no cerraba suficientes puertas, el entrevistador le pregunt¨® si exist¨ªa alguna circunstancia -quiz¨¢ problemas m¨¦dicos- que hipot¨¦ticamente pudiera apartarle de la vicepresidencia en los pr¨®ximos meses: "No. Si pensara que eso es lo correcto, lo har¨ªa, por supuesto. Pero me ha dejado claro que quiere que yo vuelva a ser su vicepresidente. De hecho, yo llegu¨¦ aqu¨ª porque ¨¦l me convenci¨® hace cuatro a?os de que yo era la persona adecuada para el cargo, no como candidato, sino como parte de un equipo de Gobierno. Y ha dicho claramente que no quiere romper el equipo", dijo.
Para buscar algo m¨¢s de rotundidad hay que acudir a su mujer, Lynne, para quien su marido "por supuesto que aceptar¨¢" la nominaci¨®n vicepresidencial en la convenci¨®n republicana de Nueva York a finales de agosto.
Algunos republicanos no dejan de cruzar los dedos para que los rumores acaben convirti¨¦ndose en realidad. Saben que Cheney es el ide¨®logo de las decisiones m¨¢s duras tomadas por este Gobierno, desde la invasi¨®n de Irak hasta el dise?o de la pol¨ªtica de ataques preventivos. Reemplazar la sonrisa torcida de Cheney con una cara menos aguile?a tendr¨ªa beneficios electorales inmediatos. Un Colin Powell en el cartel, o un Rudolph Giuliani, o el moderado John McCain, o incluso una Condoleezza Rice, mostrar¨ªan un lado m¨¢s amable de una Casa Blanca conocida por su aspereza. Powell tendr¨ªa que enloquecer para aceptar un ofrecimiento con el que Giuliani, en cambio, sue?a en privado. McCain y Bush son como el agua y el aceite, lo que deja a Rice en la mejor posici¨®n en caso de sorpresa. El portavoz de la Casa Blanca trat¨® de poner fin al debate: "Dick Cheney estar¨¢ en el cartel electoral", dijo Scott McClellan. Nadie se lo va a creer hasta que los carteles no est¨¦n en la calle.
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