"Con el conocimiento se reta al poder"
Dario Fo (San Giano, 1926), la m¨¢xima autoridad de la s¨¢tira en el teatro italiano, terror del poder pol¨ªtico, social y eclesi¨¢stico, vive un apasionado romance con el duomo de M¨®dena (Italia). ?No! Que ninguno de sus muchos detractores se confunda. El premio Nobel de Literatura en 1997, c¨®mico irreverente, declarado ateo e iconoclasta de m¨¦rito, no ha visto la luz de la Iglesia cat¨®lica y a sus 78 vitales a?os se ha convertido. La luz que ha visto es la de un monumento Patrimonio de la Humanidad, extremadamente umbr¨ªo en su interior, y que ha redescubierto gracias a los tres vol¨²menes dedicados a la rom¨¢nica catedral modenense (1099-1117) de la colecci¨®n de atlas Maravillas de Italia, de la editorial Franco Cosimo Panini, propiedad de uno de los hermanos que en 1961 crearon las muldialmente c¨¦lebres colecciones de cromos Panini. Fo, que estudi¨® arquitectura y que cre¨ªa conocer bien el templo, confiesa ahora que nunca hab¨ªa visto c¨®mo era realmente. Y en un arrebato de su proverbial pasi¨®n por la vida y el teatro ha creado en s¨®lo tres meses el espect¨¢culo El templo de los hombres libres, un mon¨®logo en el que cuenta la historia del duomo -"catedral construida por la voluntad del pueblo y no por la de la Iglesia o el rey. Comunismo total avant la lettre", proclama enf¨¢tico-, que esta noche se estrena en la plaza Grande, frente a una de sus fachadas.
"Estamos viviendo un momento de hipocres¨ªa de una ferocidad incre¨ªble"
"Admiro la religiosidad del pueblo, la que toma el Evangelio para tener la libertad"
El templo de los hombres libres se ha convertido tambi¨¦n en un libro, el texto del mon¨®logo ilustrado con fotograf¨ªas de los detalles de los capiteles y bajorrelieves de la catedral y con dibujos del propio Fo, que esta noche, con motivo del estreno, empezar¨¢ a venderse en M¨®dena y que a partir de ma?ana se distribuir¨¢ en las librer¨ªas de la regi¨®n Emilia Romagna. En septiembre, coincidiendo con el pase televisivo de la grabaci¨®n del espect¨¢culo que esta semana ha iniciado la RAI 3, se distribuir¨¢ en toda Italia. Es El templo de los hombres libres, en definitiva, un episodio m¨¢s del mon¨®logo m¨¢s importante de la abultada producci¨®n teatral -m¨¢s de ochenta t¨ªtulos- de Fo, el Misterio bufo, cuyo primer episodio, Rosa fresca aulentissima (Fresca rosa oloros¨ªsima, 1969), un debate medieval en prosa, el premio Nobel interpretar¨¢ el pr¨®ximo 28 julio en el teatro romano de M¨¦rida despu¨¦s de recibir el galard¨®n Scaena que el Festival de M¨¦rida ha creado para conmemorar su 50? aniversario.
Pregunta. ?Qu¨¦ hace un ateo como usted en una iglesia?
Respuesta. Soy un gran admirador de la religiosidad del pueblo, la que toma el Evangelio para tener la libertad. Adem¨¢s, un ateo debe estar siempre atento a la filosof¨ªa de la vida.
P. ?Ha hallado en el duomo de M¨®dena la filosof¨ªa de la vida?
R. El duomo es un monumento que como ning¨²n otro est¨¢ lleno de referencias teatrales, a las f¨¢bulas, a la historia, al bestiario. A todo lo referente al conocimiento, a los temas realmente importantes de la filosof¨ªa; unos valores filos¨®ficos que son de una modernidad y actualidad incre¨ªbles. Basta leer uno de los relieves, el de la creaci¨®n de Ad¨¢n y Eva, que sugiere que en su cambio de situaci¨®n no cuenta tanto el hecho de ser eterno como el razonar, de pensar. Vayamos a la Biblia: "Y mand¨® Jehov¨¢ Dios al hombre, diciendo: 'De todo ¨¢rbol del huerto podr¨¢s comer; m¨¢s del ¨¢rbol de la ciencia del bien y del mal no comer¨¢s; porque el d¨ªa que de ¨¦l comieres, ciertamente morir¨¢s". Ad¨¢n sabe que paga con la vida su posibilidad de acceder al conocimiento. ?Esta idea es mucho m¨¢s revolucionaria que el Cogito, ergo sum! [Pienso, luego existo (Descartes)]. Y es a la vez un discurso plenamente actual: el hombre debe tener conciencia, conocimiento, responsabilidad, sexualidad, vida. Porque es con el conocimiento como se puede retar, desafiar, al poder, sea cual sea ¨¦ste.
P. Y usted se lo recuerda a la gente.
R. ?S¨ª! Dile a la gente que sea consciente de esto, ?no lo saben, lo han olvidado! El miedo nace de la ignorancia y el conocimiento, en cambio, anula el miedo, el terror e incluso la locura. Todo esto est¨¢ explicado en esta iglesia. Los capiteles y bajorrelieves que lo explican fueron censurados y trasladados al exterior de la catedral cuando el pueblo modenense perdi¨® la libertad que ten¨ªa mientras el rey y el Papa batallaban entre ellos.
P. ?Y cree que el p¨²blico, tras la representaci¨®n, se llevar¨¢ el mensaje a casa?
R. ?Siiiii¨ª! Hay una cosa que me sigue maravillando por mucho que pasen los a?os. Empec¨¦ en el mundo del teatro muy joven y a los 24 a?os ya ten¨ªa una compa?¨ªa de c¨®micos con la que hac¨ªamos un teatro de provocaci¨®n, sat¨ªrico, contra los lugares comunes y la banalidad. El p¨²blico que entonces ven¨ªa a las representaciones era de mi edad, pasaron los a?os y vinieron al teatro los hijos de aquellos j¨®venes, a?os despu¨¦s, los nietos. ?Y ahora ya empiezan a venir los hijos de los nietos! Y me cuentan que quien les habl¨® por primera vez de teatro fue su abuelo. Las generaciones se han ido pasando el mensaje.
P. Pero este p¨²blico joven del que habla es diferente. ?Existe ahora un p¨²blico como el que propici¨® el Mayo del 68?
R. ?Atenci¨®n! Este p¨²blico joven que viene a mis espect¨¢culos es el que se manifiesta por la paz, el que en el teatro intuye r¨¢pidamente la iron¨ªa. Es el p¨²blico que se expone delante de la polic¨ªa en las manifestaciones y al que en algunos casos han pegado y torturado. Sucedi¨® en Venecia, en G¨¦nova. Todos los que se exponen son la vanguardia cultural de la Italia actual. Y sucede que, a diferencia del pasado, ellos, los m¨¢s j¨®venes, son los que llevan a sus padres al teatro. Claro que tambi¨¦n est¨¢n los que van para sufrir, los que se encabronan y escriben cartas a los diarios y me las env¨ªan a m¨ª tratando de conducirme hacia el buen camino.
P. Y usted, ?no pica?
R. ?Ja, ja, ja, jaaaaa! Mire, cuando el grado de s¨¢tira de mis espect¨¢culos les derriba sus creencias, les pongo en un apuro, porque dudan. Entonces se van, porque ¨²nicamente quieren tranquilidad.
P. Pero de algo le habr¨¢ servido ser un Premio Nobel para que este p¨²blico que le rechaza considere, al menos, que merece respeto.
R. Pienso que el premio les ha enfurecido m¨¢s. Primero me dec¨ªan: "Hace re¨ªr, es un buen c¨®mico, aunque me ponga en un aprieto". Ahora es peor, me reprochan que haya abierto la puerta para que los c¨®micos entren en el mundo de los sabios. Mire, en diciembre recibir¨¦ el doctorado honoris causa de la Universidad de la Sorbona de Par¨ªs. Tengo doctorados de universidades de Estados Unidos, Alemania, de todos los pa¨ªses n¨®rdicos y de las dos m¨¢s importantes de Gran Breta?a, Oxford y Cambridge. ?Sabe cu¨¢ntos honoris causa tengo de universidades italianas? ?Ninguno! Todos los grandes profesores de Italia so?aban con obtener un galard¨®n importante como el Nobel, pero me lo dieron a m¨ª y eso les fastidia, porque consideran que al d¨¢rselo a un hombre de teatro les han rebajado la categor¨ªa. Por esto se oponen sistem¨¢ticamente a que una universidad italiana me invista honoris causa.
P. ?Envidia?
R. Intolerancia. Le cuento. El mon¨®logo que interpretar¨¦ en M¨¦rida, Rosa fresca aulentissima, es del juglar medieval Cielo d'Alcamo. El romanticismo intent¨® hacerlo pasar por un autor que formaba parte de la corte de Federico II de Sicilia, pero verdaderamente fue un juglar por el que el rey dict¨® una ley en contra suya diciendo algo as¨ª como "a un juglar que vulnera las normas se le puede apalear y matar sin que nadie tema ser llevado a juicio, porque no forma parte de los seres humanos". ?No le recuerda a algo este argumento? ?Es lo mismo que pasa actualmente! En Italia, Berlusconi ha despedido de todas las televisiones, incluida la RAI, con el gentil aplauso de los grupos pol¨ªticos que le apoyan, a todos los c¨®micos que utilizaban la s¨¢tira y la iron¨ªa contra ¨¦l.
P. Pero Berlusconi no ha podido con usted.
R. Lo ha intentado. Lo hizo en el estreno en Roma, en diciembre de 2003, de mi ¨²ltimo espect¨¢culo, una s¨¢tira sobre Il Cavaliere titulada El an¨®malo bic¨¦falo, y en enero de este a?o volvi¨® de nuevo en el Piccolo Teatro de Mil¨¢n, adonde envi¨® a sus esbirros para que, como perros, acabaran con la presa e impidieran que mi esposa, Franca, y yo pudi¨¦ramos actuar. Sergio Escobar, el director, revel¨® las presiones recibidas. Entendi¨® que le conven¨ªa hacerlo porque sab¨ªa que si cancelaba el espect¨¢culo el p¨²blico le iba a quemar vivo. Fue la presi¨®n del p¨²blico, la fuerza popular, la que posibilit¨® que el espect¨¢culo se hiciera. El discurso cultural en Italia es peligros¨ªsimo. Se ense?a a creer que lo falso es justo. Vivimos un momento de hipocres¨ªa de una ferocidad incre¨ªble.
P. ?Es para usted un panorama desolador?
R. Las cosas mejoran. Y Espa?a lo ha demostrado. El pueblo espa?ol descubri¨® el enga?o y le cort¨® la lengua al mentiroso.
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