"Las cadenas de comida r¨¢pida acabar¨¢n como las tabacaleras"
Es ya el quinto a?o que Valent¨ªn Fuster imparte un curso cardiol¨®gico de choque -10 lecciones en dos d¨ªas- en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo de Santander, y la quinta vez que perturba las apacibles estad¨ªsticas de ese foro veraniego. Su curso tiene este a?o 315 alumnos, muchos de ellos ya cardi¨®logos, pero la mayor¨ªa menores de 35 a?os, "la cantera cardiovascular espa?ola", como dice el profesor. Como siempre, el 75% del material del curso est¨¢ reci¨¦n salido de f¨¢brica: los principales avances cient¨ªficos del ¨²ltimo a?o, seleccionados, valorados e interpretados por uno de los cardi¨®logos que marcan tendencias mundiales.
Fuster sigue perplejo por una paradoja. La medicina cardiovascular avanza con fuerza, pero la mortalidad cardiovascular tambi¨¦n, y las razones no tienen nada que ver con la gen¨®mica ni con la farmacolog¨ªa. Siguen siendo el exceso de comida, la obesidad, la diabetes, la tensi¨®n alta y el tabaco: nada que usted no pueda remediar hoy mismo.
"Los ensayos con c¨¦lulas madre en el coraz¨®n necesitar¨¢n apoyo farmacol¨®gico"
Un nuevo f¨¢rmaco que act¨²a en el centro de placer del cerebro combate la obesidad
Pregunta. El a?o pasado predijo una tr¨¢gica epidemia mundial de la enfermedad cardiovascular.
Respuesta. Y por desgracia los hechos me est¨¢n dando la raz¨®n. Este a?o tenemos datos m¨¢s precisos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud y del Banco Mundial. Es as¨ª, y tenemos que hacer algo, porque las razones de esta epidemia est¨¢n muy claras. Las principales son la obesidad y la diabetes. En los pa¨ªses en desarrollo se est¨¢n empezando a consumir demasiadas calor¨ªas. Por otro lado, no me da la impresi¨®n de que la prevenci¨®n sea una prioridad para los pa¨ªses desarrollados. Deber¨ªa serlo.
P. Pocas decisiones hay m¨¢s personales que la cantidad de calor¨ªas que uno ingiere al d¨ªa. ?Qu¨¦ pueden hacer los Gobiernos para evitar que comamos demasiado?
R. Uno siempre tiembla cuando se habla de prohibiciones, pero esto no puede seguir as¨ª, y los Gobiernos tienen que tomar decisiones, deben controlar m¨¢s la alimentaci¨®n. Un simple programa de alimentaci¨®n en el este de Finlandia ha logrado reducir el 10% los ¨ªndices de colesterol de la poblaci¨®n. Un peque?o cambio de alimentaci¨®n tiene un impacto enorme en la poblaci¨®n. Los Gobiernos pueden influir. Se puede limitar el contenido cal¨®rico de ciertos productos alimentarios. Se pueden hacer campa?as para informar a la gente de los riesgos.
P. Comer lo que uno quiere es un ejercicio de libertad, ?no?
R. Depende de la definici¨®n de libertad que uno adopte. No s¨¦ c¨®mo podemos hablar de libertad cuando los presupuestos de salud crecen de tal forma que pronto ser¨¢ imposible asumirlos. La libertad no es incompatible con un cierto control. Nadie cuestiona que los medicamentos se controlen, por ejemplo. Mi impresi¨®n es que las cadenas de comida r¨¢pida acabar¨¢n como las tabacaleras.
P. ?C¨®mo escapar del estr¨¦s en una sociedad acelerada?
R. La sociedad va acelerada porque la aceleramos nosotros. Hay gente que se dedica exclusivamente a mandar correos electr¨®nicos y espera la respuesta en diez minutos. No hay tiempo para pensar. Hay una especie de locura de la velocidad, pero somos nosotros quienes la alimentamos. Vivir as¨ª es un absoluto absurdo. Pide un deseo, le dije el otro d¨ªa a un amigo cient¨ªfico, y ¨¦l respondi¨®: "Vivir hace 70 a?os". Hay gente que tiene un principio de infarto y no va al m¨¦dico porque tiene una reuni¨®n. Las prioridades no est¨¢n bien marcadas, falta reflexi¨®n. Luchar contra la m¨¢quina es m¨¢s dif¨ªcil que meterse en ella, pero es falso que estemos condenados a vivir as¨ª. Podemos cambiar nuestras sociedades, est¨¢ en nuestras manos.
P. Pasemos a las novedades farmacol¨®gicas del a?o.
R. Hay un nuevo f¨¢rmaco muy interesante que va dirigido contra el centro de placer del cerebro. La gente dice: "?El centro de placer? Ah, eso que no me lo toquen". Pero es el centro cerebral responsable de la adicci¨®n al tabaco, al alcohol y a la comida. El nuevo f¨¢rmaco ataca ese centro, y ha conseguido notables reducciones de peso en gente obesa. Tambi¨¦n ayuda a dejar el tabaco y el alcohol. Se prob¨® en un estudio con un grupo de fumadores que hab¨ªan fracasado en todos sus intentos de dejar el h¨¢bito por cualquier otro m¨¦todo, y funcion¨® en el 25% de ellos. Tocar un centro cerebral tan b¨¢sico para las motivaciones de la vida cotidiana, por cierto, tambi¨¦n nos podr¨ªa conducir a reflexiones sobre la libertad individual. Pero el caso es que el f¨¢rmaco tiene un indudable inter¨¦s m¨¦dico.
P. M¨¢s novedades farmacol¨®gicas.
R. Un ¨¢rea muy interesante son las mol¨¦culas capaces de neutralizar el proceso del suicidio celular programado, o apoptosis. Cuando las c¨¦lulas mueren por apoptosis liberan muchos productos t¨®xicos, y ¨¦stos dan lugar a enfermedades neurodegenerativas, cardiovasculares y otras. Hay nuevos medicamentos -nosotros tenemos uno- que bloquean muy eficazmente la apoptosis, y ser¨¢n muy interesantes. Y un dato muy importante es que la apoptosis se puede bloquear aumentando el colesterol bueno [lipoprote¨ªnas de alta densidad, o HDL]. Las posibilidades farmacol¨®gicas del HDL son fascinantes.
P. ?C¨®mo ve los ensayos cl¨ªnicos en curso para reparar los corazones infartados mediante c¨¦lulas madre adultas?
R. Son una realidad, pero la cuesti¨®n es si tendr¨¢n impacto. Mi impresi¨®n es que inyectar c¨¦lulas madre una sola vez no tendr¨¢ mucho efecto. Hay que encontrar una forma de estimularlas farmacol¨®gicamente de manera continua. Nuestro laboratorio trabaja en esa l¨ªnea.
P. ?Cree que los ensayos humanos han sido prematuros?
R. S¨ª. Faltan todav¨ªa experimentos importantes en animales.
P. Aclarar las propensiones gen¨¦ticas de la poblaci¨®n a la enfermedad cardiovascular, ?querr¨¢ decir que algunas personas podr¨¢n llevar h¨¢bitos de vida m¨¢s laxos que otras?
R. S¨ª. Y eso puede llegar relativamente pronto. En otros aspectos, la gen¨¦tica de la enfermedad cardiovascular no est¨¢ progresando al ritmo esperable. Hay muchos genes implicados, y hay que entender c¨®mo se asocian en funciones biol¨®gicas de alto nivel.
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