"Es escandaloso"
Eusebio Unz¨²e y otros directores critican la actitud colaboracionista del CSC y el US Postal
Eusebio Unz¨²e, director del Illes Balears-Banco de Santander, lo ven¨ªa mascando desde hace d¨ªas y ayer lo solt¨® tras comprobar el desenlace de la etapa. "Es escandaloso. El US Postal y el CSC act¨²an como si fuesen un solo equipo", protest¨®. El poder¨ªo de Armstrong y de su guardia pretoriana intimidan tanto al pelot¨®n que parece como si hubiese infundido sus v¨ªctimas una suerte de s¨ªndrome de Estocolmo. En la segunda etapa pirenaica, todos los que aspiraban a desafiar al estadounidense se detuvieron de golpe para esperarle al sufrir un pinchazo. Ayer, en la primera cita alpina, el cuadro se acerc¨® al surrealismo. El CSC, el equipo de Basso, el segundo clasificado, no s¨®lo evit¨® cualquier ataque a Armstrong, sino que colabor¨® con ¨¦l cuando el tejano pasaba por el primer momento de cierto apuro que ha vivido en este Tour. "Aqu¨ª ya s¨®lo se compite por ser segundo", indic¨® Erik Breukink, director del Rabobank.
Metido en el coche de su equipo para abandonar la meta lo m¨¢s r¨¢pidamente posible, Basso parec¨ªa un hombre feliz. "He podido alejar a rivales como Kl?den y Mancebo y en la meta he logrado una bonificaci¨®n", coment¨® sonriente y con aire ingenuo. El bot¨ªn al que se refer¨ªa el italiano eran 12 mis¨¦rrimos segundos. Una tit¨¢nica conquista, sobre todo porque Armstrong, el vencedor de la etapa, ara?¨® 20, con lo que hab¨ªa distanciado a Basso en 8 segundos m¨¢s. Y, a pesar de todo, el l¨ªder del CSC paseaba entre las colinas de Villard de Lans una sonrisa que le llegaba a las patillas y afirmaba sin reparos: "No era posible atacar a Lance".
Hubo un momento, en los Pirineos, en que pareci¨® que el CSC de Bjarne Riis era la ¨²nica escuadra en condiciones de poner en aprietos a Armstrong. Riis vive s¨®lo para el Tour y su figura recordaba al corredor que en 1996 acab¨® con el reinado de Indurain. Qu¨¦ ingenuidad, como pudieron comprobar muy pronto los dem¨¢s directores. Cada vez que alguien le propon¨ªa un ataque conjunto, Riis se pon¨ªa a silbar. La culminaci¨®n lleg¨® ayer. Cuando Ullrich se decidi¨® enfrentarse en serio a Armstrong por primera vez en todo el Tour, el CSC se dio por aludido. Y no precisamente para sumarse a la ofensiva, sino para poner a uno de sus hombres, Jens Voigt, a tirar del grupo en que estaba el estadounidense.
Al finalizar la etapa, Riis estaba a la defensiva y hasta acab¨® reconociendo: "Soy consciente de que no todo el mundo entender¨¢ la t¨¢ctica que hemos seguido". ?Qu¨¦ era lo que pretend¨ªa Riis?. "Todo lo hemos hecho para proteger a Basso. No pod¨ªamos permitir que Ullrich tomase mucho tiempo y peligrase nuestro segundo puesto. Adem¨¢s, otros rivales como Mancebo y Totschnig ven¨ªan por detr¨¢s y quer¨ªamos descolgarles. ?C¨®mo pod¨ªa Ivan sumarse al ataque de Ullrich si en ese grupo hab¨ªa tres corredores del US Postal que echar¨ªan abajo la escapada?". Voigt, el encargado del trabajo sucio, tambi¨¦n derramaba jovialidad como si hubiese ganado el Tour mientras recitaba una letan¨ªa. "Sorry, sorry, I'm very sorry", repet¨ªa para referirse a la suerte que le hizo correr a su compatriota Ullrich. Otro corredor del CSC que viajaba en el mismo grupo, Carlos Sastre, renqueante de una ca¨ªda, se enoj¨® ante la insistencia de los periodistas: "!Desde fuera es muy f¨¢cil hablar, t¨ªo!. ?C¨®mo ¨ªbamos a atacar si yo he llegado aqu¨ª reventado de dolor?. Nosotros no vamos contra nadie ni a favor de nadie. Hacemos lo que nos conviene".
Mientras sus v¨ªctimas discut¨ªan a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n, el gran jefe pudo limitarse a alardear su autoconfianza. "En ning¨²n momento me preocup¨® el ataque de Ullrich", afirm¨® Armstrong, "Si yo estuviese solo, quiz¨¢s me hubiese preocupado m¨¢s. Pero los dos equipos trabajamos juntos y conseguimos alcanzarle". A Ullrich, hombre escaso de palabras y de predisposici¨®n a la pol¨¦mica, s¨®lo le qued¨® el refugio de la iron¨ªa: "Armstrong tiene un equipo muy fuerte. Y con Voigt lo es todav¨ªa m¨¢s".
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