El Macbeth de Eusebio Poncela
Macbeth se convirti¨® en el Festival de Almagro en un gran estreno. Eusebio Poncela no se estrell¨® con el personaje, como ha pasado con otros grandes actores. Clara Sanchis hizo comprender por qu¨¦ Shakespeare titul¨® esta obra Lady Macbeth, aunque hoy nadie la llam¨¦ as¨ª. La directora, Mar¨ªa Ruiz, cumpli¨® un sue?o acariciado durante d¨¦cadas y super¨® uno de los grandes retos de su carrera. Y el p¨²blico aplaudi¨® y ovacion¨® a los actores y a todo el equipo del montaje.
La noche del estreno, el pasado mi¨¦rcoles, todos eran espectadores de los que la profesi¨®n llama an¨®nimos, de pago. Mar¨ªa Ruiz dec¨ªa que "a los del teatro siempre nos falta una semana para ajustes, pero el estreno ha tenido una fuerza y coraz¨®n excepcionales". Poncela, agotado y exhausto, confesaba que "no hay nada que entusiasme m¨¢s que cuando ves que el saludo del p¨²blico es muy sincero y notas c¨®mo les ha gustado". Clara Sanchis, a la que el p¨²blico ovacion¨®, apuntaba: "Es un texto tan rotundo, tan bello, una historia tan complicada y apasionante, que es un orgullo intentar transmitir esta maravilla que habla del horror de la belleza y de la belleza del horror".
Entre tanta brutalidad, crimen, locura y sangre, hubo un momento distendido para el p¨²blico que pens¨® que Poncela-Macbeth les dedicaba una morcilla enjaretada en mitad del texto shakespeariano. Espectadores y actores hab¨ªan observado que algunos murci¨¦lagos actuaban espont¨¢neamente en el Claustro de los Dominicos, uno de los espacios en que el festival programa sus espect¨¢culos. Poncela-Macbeth abrazaba a su amada Sanchis-Lady Macbeth, le hablaba de los actos a los que le hab¨ªa llevado su obsesi¨®n por el poder y en medio de tanta tensi¨®n el actor solt¨®: "Antes de que el murci¨¦lago termine su vuelo por el claustro se habr¨¢ cumplido un hecho de siniestra memoria". Los espectadores, para demostrar su complicidad, le devolvieron el gui?o a Poncela y rieron abiertamente lo que consideraban una gracia del actor. Lo que nadie daba por hecho es que fuera Shakespeare el que hab¨ªa previsto, cinco siglos antes, esa conjunci¨®n de elementos en el estreno de su obra en Almagro y el int¨¦rprete s¨®lo se limitaba a reproducir fielmente sus palabras.
Seguramente tampoco lo hubieran pillado algunos de los m¨¢s ilustres conocedores de la obra del bardo ingl¨¦s. Pero ¨¦sos no estaban, a pesar de ser el estreno m¨¢s sonado y que mayores expectativas hab¨ªa levantado de todo el festival. Ni estaban otros profesionales a los que la tradici¨®n y el oficio les hubiera empujado a estar.
Atr¨¢s han quedado esos festivales en que se juntaban en el patio de butacas autoridades de todas las Administraciones implicadas en esta muestra, desde ministros, presidentes de comunidades aut¨®nomas, directores generales, secretarios de Estado, consejeros, alcaldes, a veces alg¨²n presidente de Gobierno..., a los que se sumaban personalidades de la cultura, de la escena. En el estreno de Macbeth no hubo nadie; ni siquiera el director de la muestra estaba para ver en lo que hab¨ªa convertido al anta?o tan sonado Festival de Almagro, que tambi¨¦n tiene preocupados a los hosteleros de la ciudad que hablan de que "les est¨¢n hundiendo" o a los responsables del Museo Nacional del Teatro que ha visto mermada la asistencia a sus exposiciones en un 75%. Tampoco hab¨ªa casi prensa para dar fe de lo que all¨ª pasaba. Tan s¨®lo un rostro conocido, el actor Juan Diego, mirando arrobado a Lady Macbeth toda la noche.
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