Fallos por doquier
La comisi¨®n parlamentaria en EE UU sobre el 11-S deja mal a la Administraci¨®n de Bush, pero tambi¨¦n a la de Clinton. Y, por supuesto, a las 15 agencias de espionaje de la primera potencia mundial, empezando por la CIA y el FBI, incapaces de calibrar la gravedad de la amenaza terrorista y los planes de Bin Laden. Los comisionados -cinco republicanos y cinco dem¨®cratas- han trabajado casi dos a?os, han tenido acceso a documentos clasificados y han interrogado a un millar de personas, entre ellas Clinton y Bush. Enumeran hasta diez errores graves de previsi¨®n antiterrorista, pero se cuidan muy mucho de apuntar que haya habido negligencia o impericia de la Casa Blanca o que de no haberse producido tales fallos se habr¨ªan podido evitar los atentados de las Torres Gemelas y el Pent¨¢gono.
No resulta extra?o que Bush calificara ayer de "constructivas" las conclusiones, que pretenden no salpicar la campa?a electoral. Una de ellas, la de establecer la figura de un coordinador de todos los servicios secretos dentro de la propia Administraci¨®n, puede a?adir a¨²n m¨¢s burocracia a toda la red de espionaje estadounidense, adem¨¢s de suscitar los recelos del propio Pent¨¢gono, muy reacio a perder autonom¨ªa. La falta de coordinaci¨®n entre las diversas agencias emerge de continuo en la Comisi¨®n del 11-M, donde el diputado popular Jaime Ignacio del Burgo se permiti¨® ayer leer una soflama en la que insinuaba que el atentado pudo evitarse y que fue fruto de una conspiraci¨®n de mafias policiales. Una pedrada que cae sobre el tejado del Gobierno de Aznar.
El principal problema, dice el informe de la comisi¨®n de EE UU, es la falta de imaginaci¨®n de los servicios secretos. Ese comentario resulta un tanto ambiguo cuando, por ejemplo, dos de los cinco terroristas que estrellaron el avi¨®n contra las Torres Gemelas entraron sin problemas en EE UU pese a que figuraban en una lista de personas buscadas por el FBI. Adem¨¢s, como se ha conocido ahora gracias a un v¨ªdeo de un viajero, consiguieron pasar los controles de seguridad en el aeropuerto Dulles de Washington pese a sonar la alarma. ?Es imaginaci¨®n, negligencia o torpeza lo que falta a los servicios de inteligencia del primer pa¨ªs del planeta?
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