Supervivientes por la paz y la memoria
Una misi¨®n de Hiroshima visita Espa?a con su mensaje pacifista
A sus 76 a?os, Koji Hosokawa a¨²n recuerda con nitidez aquella ma?ana del 6 de agosto de 1945. Se encontraba a kil¨®metro y medio del lugar de donde comenz¨® a subir hacia el cielo un enorme hongo nuclear. "Estaba caminando. La gran mayor¨ªa de los que hab¨ªa a mi alrededor murieron. Tuve una gran pena. No sab¨ªamos lo que estaba pasando. Pero yo fui uno de los afortunados".
Nadie conoc¨ªa el horror y la devastaci¨®n que supon¨ªa para la poblaci¨®n, sobre todo civil, la bomba con la que el entonces presidente de EE UU, Harry Truman, quer¨ªa acelerar el final de la segunda guerra mundial. Aquella potente luz, entre blanquecina y rosada, supuso un escalofriante balance de decenas de miles de v¨ªctimas civiles en apenas unos minutos.
Chieko Ishihara: "El sufrimiento no es espec¨ªfico de un lugar, es igual en todas las partes del mundo"
La fortuna no le libr¨® a Hosokawa de tener que pasar por el hospital para dos intervenciones de est¨®mago. Pero a¨²n hoy se siente un afortunado con una misi¨®n en la vida, mantener la memoria de lo que ocurri¨® y, sobre todo, evitar que el horror de una tercera bomba at¨®mica se haga realidad. "La siguiente va a ser el final de la humanidad", asegura con ese tono dulce, como si pidiera permiso para hablar, que parecen tener los japoneses cuando entrelazan las palabras.
Hosokawa, gran aficionado a la fotograf¨ªa y rendido ante el arte de Robert Cappa, forma parte de una misi¨®n de paz que recorre estos d¨ªas el Pa¨ªs Vasco y que tiene previsto mantener contactos tambi¨¦n con los supervivientes del atentado del 11-M en Madrid y presentar su mensaje en el F¨®rum de Barcelona. Junto a los dos supervivientes viajan tambi¨¦n el director de la misi¨®n, Akira Tashiro; dos estudiantes, y dos periodistas, todos japoneses.
Para su primera etapa la misi¨®n japonesa eligi¨® Euskadi, en donde ayer fue agasajada en otra localidad m¨¢rtir, Gernika. Despu¨¦s de ser recibidos por el alcalde, el peneuvista Miguel ?ngel Aranaz, los pacifistas japoneses mantuvieron una entrevista -cargada de emoci¨®n- con supervivientes del bombardeo de la villa vasca, que fue asolada por aviones de la Legi¨®n C¨®ndor alemana en abril del 1937. "Desde que una de mis hijas me trajo de Espa?a un cuadro del Guernica de Picasso llevo en mi cabeza lo que pas¨® aqu¨ª", explic¨® Hosokawa.
Miren Seijo, una de las testigos del bombardeo de Gernika, estaba ayer radiante. A sus "montorr¨®n de a?os", como aseguraba entre c¨¢maras, sonrisas y besos a Hosokawa, no paraba de decir que la misi¨®n de paz japonesa es "lo m¨¢s bonito que ha ocurrido en Gernika desde la tr¨¢gica fecha". Seijo, Hosokawa y Chieko Ishihara, la otra superviviente de la bomba de Hiroshima, posaron en la casa de cultura de Gernika con instant¨¢neas de los efectos de la bomba at¨®mica en los cuerpos y en el rostro de la ciudad.
Ishihara, que cuando la gran explosi¨®n en su ciudad natal estaba a¨²n en el vientre de su madre, se qued¨® muy impresionada de las im¨¢genes que repet¨ªan una y otra vez las televisiones japonesas del atentado del 11-M. Ishihara es hoy un ama de casa y tiene dos hijas. Y ayer quiso adelantar el mensaje que tiene previsto transmitir a los supervivientes de la matanza de Madrid. "Nuestros ni?os se preguntaban en las escuelas por qu¨¦ ten¨ªan que sufrir esas cosas los ni?os de Madrid. Y es lo que les pienso llevar, ese imposibilidad de comprender de los ni?os japoneses frente a los terribles atentados. Un sentimiento no de v¨ªctimas de la bomba, sino de seres humanos".
Y desgran¨® su discurso humanista y de paz con admirable facilidad y entereza. "El sufrimiento no es espec¨ªfico de un lugar, es igual en todas la partes del mundo. Por eso pienso en los que sufren como si fueran mis propios hijos".
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