Guerra abierta por el poder en Palestina
Gaza es escenario de las luchas internas de las 'familias' del partido gubernamental Al Fatah
Hace poco menos de un a?o, la franja de Gaza -210 kil¨®metros cuadrados y 1.500.000 habitantes- amenazaba con convertirse en una Rep¨²blica de Ham¨¢s. Pero el "asesinato selectivo" de los dos grandes l¨ªderes islamistas, el jeque Ahmed Yas¨ªn, en marzo, y Abdelaziz Rantisi, un mes m¨¢s tarde, la han convertido en una tierra de nadie, donde las milicias radicales y los aparatos de seguridad rivalizan por obtener el control. Es una carrera desesperada en busca del poder antes de que el primer ministro israel¨ª, Ariel Sharon, inicie ese proceso de descolonizaci¨®n, que deber¨¢ culminar a finales de 2005 con la retirada del Ej¨¦rcito y el desmantelamiento de los 21 asentamientos jud¨ªos.
En lo alto de la escalinata ha aparecido el general de brigada Musa Arafat, de 62 a?os. Su llegada al hotel Al Deira, el m¨¢s exclusivo de Gaza, se ha visto precedido por la irrupci¨®n tempestuosa de un contingente de tropas armadas con fusiles de asalto, que se han apostado en lugares estrat¨¦gicos del establecimiento. S¨®lo entonces el todopoderoso jefe de la Seguridad Militar ha empezado a descender los escalones con lentitud, para detenerse por un momento a mitad del trayecto, saludar a los m¨¢s de 300 invitados con una ligera inclinaci¨®n de cabeza y lanzar una sonrisa a la pareja de novios. Luego, mayest¨¢tico, ha cruzado la terraza para acabar sent¨¢ndose junto a un grupo de familiares. Una salva de aplausos ahogar¨¢ por completo los primeros compases de la m¨²sica. El proc¨®nsul de la Autoridad Palestina, el primo de Yasir Arafat, apoltronado en un sill¨®n de mimbre, enfundado de blanco, sonr¨ªe feliz, como si le embargara la felicidad. Acaba de casar a su sobrino. Los Al Qudwa se sienten m¨¢s unidos y fuertes que nunca. Desde la Mokata de Ramala el mismo presidente, el miembro m¨¢s prominente del clan, ha enviado a los reci¨¦n casados un mensaje de felicitaci¨®n. Pero no s¨®lo es una boda; es, adem¨¢s, un acto ¨ªntimo de desagravio hacia uno de los hombres m¨¢s impopulares y odiados de la franja de Gaza: Musa Arafat.
La rebeli¨®n la dirige el coronel Mohamed Dahlan, l¨ªder mimado por EE UU y la UE
La franja de Gaza cabecea entre el golpe de Estado y la guerra civil
Veinticuatro horas m¨¢s tarde, Musa Arafat continuar¨¢ en un lugar prominente; esta vez en lo alto de los tejados del Serrallo, el cuartel general de todas las polic¨ªas de Gaza. Vigila de cerca los trabajos de fortificaci¨®n del complejo. Los sacos terreros se amontonan junto a las almenas, mientras un grupo de soldados ciegan con taludes de tierra y escombros el paso de los coches en la avenida Omar el Moktar. Patrullas de la Fuerza 17, de la Seguridad Nacional, de la Polic¨ªa palestina y de la Seguridad Militar est¨¢n siendo distribuidas estrat¨¦gicamente por las callejuelas cercanas, con la orden de disparar ante el primer sobresalto. En la c¨²spide de un edificio residencial los artilleros montan sobre un tr¨ªpode una ametralladora de grueso calibre. Los veh¨ªculos militares circulan sin cesar en aparente desorden. La ciudad de Gaza, 345.000 habitantes, se prepara para el pen¨²ltimo asalto. Se asegura que los rebeldes han empezado a llegar de los suburbios y los campos de refugiados, y est¨¢n ya a las puertas de la capital.
La rebeli¨®n la dirige el coronel Mohamed Dahlan, de 43 a?os. Ha esperado durante semanas el momento. Acaba de regresar del Reino Unido, donde ha permanecido unos meses con la excusa de mejorar su ingl¨¦s. Dirigente de la primera Intifada, ex ministro de la Seguridad Interior, ex jefe carism¨¢tico de la Seguridad Preventiva, un cuerpo de ¨¦lite de unos 3.000 hombres, l¨ªder mimado por Estados Unidos y la Uni¨®n Europea, ha estado preparando minuciosamente la operaci¨®n. Las ¨®rdenes son tajantes: concentrarse en el estadio de f¨²tbol del Yarmuk para salir luego todos juntos en direcci¨®n al Parlamento. Hay que evitar el enfrentamiento abierto con las dem¨¢s fuerzas de polic¨ªa, especialmente con los hombres de Musa Arafat. Debe ser ¨²nicamente una demostraci¨®n de fuerza; ni un solo muerto. Todo ello en nombre de la regeneraci¨®n de la joven guardia y del rearme moral de la sociedad palestina. Se han conjurado para luchar contra la corrupci¨®n, reclamando al mismo tiempo el patrimonio y el apoyo de Yasir Arafat. Con esta f¨®rmula, que cuenta con apoyo internacional, se trata de preservar la imagen del presidente para convertirlo en un s¨ªmbolo.
El coronel Dahlan no esta solo. La columna vertebral de sus fuerzas, los hombres de la Seguridad Preventiva, acaba de recibir el apoyo de amplios sectores de las Brigadas de los M¨¢rtires de Al Aqsa y del peque?o grup¨²sculo de las Brigadas de los M¨¢rtires de Yen¨ªn, dos fuerzas enraizadas en los campos de refugiados de Jan Yunes, tierra natal de Dahlan. Es imposible cuantificar las fuerzas del coronel. En cualquier caso, detr¨¢s de ¨¦l se agazapan tambi¨¦n un n¨²mero indeterminado de cuadros locales de Al Fatah, jefes policiales y, sobre todo, el m¨¢ximo responsable de la Inteligencia General, el general Amin al Hindi, de 63 a?os, licenciado en Econ¨®micas por la Universidad de Francfort y desde hace m¨¢s de 20 a?os el interlocutor palestino de la CIA.
Gaza empez¨® as¨ª a vivir el jueves por la tarde el pen¨²ltimo acto de una revuelta general que se hab¨ªa iniciado una semana antes con el secuestro del jefe de la Polic¨ªa Palestina, el general Ghazi Jabali; del coronel Jaled al Ula, y cinco voluntarios franceses, a manos de las milicias radicales leales al coronel Dhalan. La serie encadenada de incidentes hab¨ªa provocado la dimisi¨®n del primer ministro Ahmed Qurei y colocado al borde del precipicio a la Autoridad Nacional Palestina y a su presidente, Yasir Arafat. La franja de Gaza cabecea entre el golpe de Estado y la guerra civil. S¨®lo a primeras horas de la noche, cuando las milicias abandonaron pac¨ªficamente la sede del Parlamento y se extinguieron los ecos de la proclama pidiendo la guerra sin piedad contra la corrupci¨®n y a favor de la reforma, los comerciantes de la avenida Omar el Moktar se atrevieron a abrir las puertas de las tiendas de par en par. Gaza suspir¨® con alivio, mientras se hund¨ªa suavemente en su habitual anormalidad.
Gaza ha asistido al ¨²ltimo ensayo general. La pr¨®xima vez la intentona se extender¨¢ al resto de los territorios de Cisjordania, especialmente a las ciudades m¨¢s alejadas de Ramala, como Nabl¨²s, Tulkarem, Yen¨ªn y Bel¨¦n, donde el control de la Autoridad Palestina se hace m¨¢s dif¨ªcil y donde desde hace meses se empiezan a constatar los mismos s¨ªntomas de anarqu¨ªa y caos. Las milicias de las Brigadas de Al Aqsa locales han lanzado ya las primeras proclamas, reclamando, como en el caso de Gaza, la regeneraci¨®n de la sociedad palestina, la lucha contra la corrupci¨®n y la apertura de un proceso de democratizaci¨®n.
"Gaza es escenario de las luchas internas de las diferentes familias de Al Fatah. ?ste es el resultado de una situaci¨®n de crispaci¨®n que se ha ido acumulando en los ¨²ltimos a?os por la falta de un debate abierto y democr¨¢tico, bloqueado por culpa de la Intifada. Aunque no hay pruebas contundentes, es claro que detr¨¢s de estos incidentes est¨¢ Mohamed Dahlan", asegura Diab Memer Allouh, de 47 a?os, miembro del Consejo de la Revoluci¨®n del partido gubernamental Al Fatah y responsable del departamento de Cultura y Comunicaci¨®n. Este portavoz de Al Fatah conf¨ªa en que la crisis quede cerrada dentro de unas semanas, cuando finalice el proceso electoral en el que se encuentra sumida la organizaci¨®n, con el que se pretende poner en pie una conferencia internacional en la que se decida el futuro del partido y renovar la c¨²pula dirigente, encapsulada desde hace 15 a?os.
Acumulaci¨®n de conflictos
No todos est¨¢n de acuerdo con el diagn¨®stico que circunscribe la crisis que atraviesa la Franja de Gaza a una simple lucha de familias dentro del partido gubernamental Al Fatah.
Para el abogado Jaber M. Wishah, de 57 a?os, n¨²mero dos del Centro Palestino para los Derechos Humanos, una de las plataformas civiles que goza de m¨¢s prestigio en la Franja de Gaza, la revuelta y la situaci¨®n de caos "es el resultado de una acumulaci¨®n de conflictos creados en los ¨²ltimos a?os" y que "ahora se tratan de zanjar con la fuerza de las armas, olvid¨¢ndose de las v¨ªas democr¨¢ticas y parlamentarias".
"Las fuerzas de Gaza han optado por la continuidad del statu quo. El poder en la Franja de Gaza es el resultado de un pacto secreto entre los diferentes jefes policiales y las milicias radicales armadas. Es un equilibrio de intereses y corrupciones. Pero hay que acabar con esta situaci¨®n; dar la voz a la mayor¨ªa silenciosa y restablecer el imperio de la ley y del Estado de derecho. Reunificar y reestructurar los servicios policiales, pero coloc¨¢ndolos a la vez bajo el mandato del fiscal general del Estado y del Parlamento", insiste el letrado palestino, cerrando el paso a las intentonas golpistas y a la soluci¨®n militar.
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