?La hora del PSPV?
Si los socialistas valencianos no aprovechan la general placidez de su X Congreso concluido ayer para ponerse las pilas y aspirar a gobernar, parece dif¨ªcil que puedan hacerlo nunca. Porque el PSPV y el Partido Popular funcionan como vasos comunicantes: cuando uno se cuartea, el otro se consolida, y al rev¨¦s. Ahora que el PP se agrieta entre campistas y zaplanistas, es precisamente cuando el PSPV olvida rencillas familiares y empuja con decisi¨®n a Joan Ignasi Pla camino de la Generalitat.
?Es posible que se d¨¦ tanta belleza en las filas socialistas?
De hacer caso a las matem¨¢ticas, as¨ª es. Un 98 por ciento de delegados ha refrendado el informe de gesti¨®n de la ejecutiva saliente. Algo menos -el 82 por ciento-, ha reelegido a Pla como secretario general del partido. Si lo comparamos con el magro 43 por ciento de hace cuatro a?os, con el que gan¨® al sprint a Jos¨¦ Luis ?balos, lo de ahora es todo un ¨¦xito. La cr¨ªtica de que sus hom¨®logos de otras comunidades han revalidado el cargo con m¨¢s del 90 por ciento es tramposa y pueril, ya que se refiere a federaciones socialistas en el poder y no en una larga oposici¨®n, como es el caso valenciano.
Donde el viejo cainismo secular del PSPV ha asomado la oreja ha sido en la votaci¨®n de la nueva ejecutiva, reducido su apoyo al 62 por ciento de delegados. Aqu¨ª, las sempiternas afecciones personales, el clientelismo y la conformaci¨®n de familias han hecho su inevitable aparici¨®n, aunque con menos virulencia que otras veces y en pleno y quiz¨¢ definitivo declive. Pero reconocer¨¢n que el propio Pla se hab¨ªa complicado ¨¦l mismo la formaci¨®n de la nueva ejecutiva al reducirla a 31 miembros, oblig¨¢ndose adem¨¢s a equilibrar la presencia de ambos sexos y respetando las hist¨®ricas cuotas de territorios y hasta de sensibilidades. Tit¨¢nica tarea.
Est¨¢ claro que, con todo, al PSPV le ha salido el mejor congreso posible, al socaire de la buena imagen de Rodr¨ªguez Zapatero, que hoy mismo cumple sus primeros 100 d¨ªas de Gobierno con una excelente nota de la opini¨®n p¨²blica, seg¨²n diversas encuestas.
Adem¨¢s, a la preparaci¨®n de ese congreso es casi a lo ¨²nico que se ha dedicado su renovado secretario general durante estos cuatro a?os, haciendo un sutil trabajo org¨¢nico, resta?ando viejas heridas y abortando nuevas maniobras centr¨ªfugas. ?Tendr¨¢ la misma habilidad de aqu¨ª a 2007 para sacar a Paco Camps de la Generalitat?
Para ello har¨ªa falta un bagaje pol¨ªtico que de momento no ha exhibido el PSPV, que ha dejado de lado la construcci¨®n ideol¨®gica y el debate doctrinal. Algo de eso le pasa al conjunto del PSOE, llegado al poder por una serie de circunstancias imprevisibles que le evitaron la discusi¨®n ideol¨®gica y el tener que elaborar un detallado programa de gobierno.
?se no es el escenario del socialismo valenciano, que ha debido reconocer su falta de implantaci¨®n social y su desventaja ante el PP en las preferencias del electorado. A esa tarea de reconstrucci¨®n pol¨ªtica y de recuperaci¨®n del voto deben ponerse desde ya el PSPV y su secretario general si no quieren quedarse para vestir santos. En el caso de Pla resulta m¨¢s que evidente, ya que ¨¦ste ser¨ªa su ¨²ltimo mandato, seg¨²n decisi¨®n propia de hace cuatro a?os, y, o lo acaba en el Palau de la Generalitat, o sale por la puerta de atr¨¢s.
Si quiere un final victorioso, no vale la pol¨ªtica alicorta de explotar eternamente las diferencias entre Camps y Zaplana, cuesti¨®n que le trae sin cuidado a los electores. Ante ¨¦stos debe mostrar deficiencias reales en la actividad del Consell y ofrecer alternativas ilusionantes. Debe agarrar por los cuernos temas delicados como los del agua, exigiendo -y consiguiendo- el trasvase Xerta-C¨¤lig, y defendiendo el del Tajo-Segura.
La potenciaci¨®n de un perfil propio frente al PP, por un lado, y respecto al mismo PSOE, por otro, produce innegables r¨¦ditos pol¨ªticos. ?No los obtuvo Jos¨¦ Bono cuando su pulso con Gonz¨¢lez-Borrell? ?No lo est¨¢ consiguiendo en la actualidad Pasqual Maragall en su mu?equeo entre Zapatero y Carod Rovira?
No ser¨¢ por falta de temas: precariedad de infraestructuras, financiaci¨®n auton¨®mica, carencias educativas y sanitarias... Pero, para abordarlas con rigor y desde el punto de vista de los usuarios -o de los ciudadanos, o de los contribuyentes, o como se prefiera-, habr¨¢ que abandonar viejos prejuicios doctrinales y echarle imaginaci¨®n al asunto. De no hacerse as¨ª, el congreso clausurado ayer s¨®lo ser¨¢ m¨¢s de lo mismo: la escenificaci¨®n del reparto de poder interno, en espera de ver qu¨¦ hace el PP en su congreso de noviembre.
Lo malo para el socialismo es que, aunque vaya ganando el partido en Madrid, aqu¨ª, en la Comunidad Valenciana, el PP le lleva varios goles de ventaja y si no toma la iniciativa acabar¨¢ perdiendo de nuevo el partido.
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