Conectados en directo al fondo del Pac¨ªfico
El observatorio Neptune cubrir¨¢ 200.000 kil¨®metros cuadrados de oc¨¦ano con sensores y c¨¢maras
Si las redes de comunicaciones cubren continentes enteros uniendo sistemas electr¨®nicos, ?por qu¨¦ no utilizar esos recursos tecnol¨®gicos en el fondo del mar? No es imposible, aunque s¨ª algo m¨¢s dif¨ªcil, sobre todo si se trata de que una red de 3.000 kil¨®metros de fibra ¨®ptica sea el esqueleto de 30 laboratorios submarinos para investigar toda una placa tect¨®nica, la Juan de Fuca, frente a la costa del Pac¨ªfico de Canad¨¢ y de Estados Unidos. "Esto supone llevar Internet al oc¨¦ano", dice Christopher Barnes director del sector canadiense del programa, denominado Neptune.
Pero la red es un medio para lograr ambiciosos objetivos cient¨ªficos: estudiar la estructura y el comportamiento s¨ªsmico de la corteza oce¨¢nica, as¨ª como la qu¨ªmica del fondo marino y la geolog¨ªa; vigilar el cambio clim¨¢tico en el oc¨¦ano y sus efectos sobre la vida submarina en todas las profundidades, prestando especial atenci¨®n a los ecosistemas. "Vamos a empezar a desvelar el gran misterio de los oc¨¦anos", explica Barnes. Neptune es una iniciativa conjunta de Canad¨¢ y EE UU para desarrollar y desplegar el mayor observatorio oceanogr¨¢fico del mundo.
La Juan de Fuca, con una extensi¨®n de 200.000 kil¨®metros cuadrados, es la menor de las 12 mayores placas que forman la corteza de la superficie terrestre; est¨¢ completamente sumergida con profundidades de hasta 3.000 metros, y avanza cuatro cent¨ªmetros al a?o meti¨¦ndose bajo el continente americano.
Neptune la va a llenar de c¨¢maras de imagen fija y de v¨ªdeo, de sensores para controlar los par¨¢metros f¨ªsicos y qu¨ªmicos del agua, de estaciones s¨ªsmicas, de corrent¨ªmetros, hidr¨®fonos, term¨®metros y monitores de nutrientes, de perforadores de fondo y detectores de actividad biol¨®gica. Tambi¨¦n habr¨¢ diversos sistemas de prospecci¨®n de recursos y de estimaci¨®n de bancos pesqueros, todo ello conectado en la red. Adem¨¢s, diferentes tipos de veh¨ªculos aut¨®nomos capaces de enchufarse a puntos espec¨ªficos del sistema de fibra ¨®ptica para cargarse y volcar datos, recorrer¨¢n la zona haciendo an¨¢lisis y levantando cartograf¨ªas, explic¨® recientemente Barnes a EL PA?S, durante una visita organizada por el Gobierno canadiense a la Universidad de Victoria, sede de Neptune en ese pa¨ªs.
Todos esos sistemas van a ser interactivos, en el sentido de que podr¨¢n programarse desde los dos centros costeros de control (uno en Victoria y otro en Oreg¨®n, EE UU) que tambi¨¦n recibir¨¢n los datos. Desde esos dos centros, a trav¨¦s de Internet, la informaci¨®n estar¨¢ a disposici¨®n de toda la comunidad cient¨ªfica internacional y de los internautas de todo el mundo, dijo el cient¨ªfico canadiense, resaltando la faceta educativa del programa.
Con un coste de unos 187 millones de euros (dos tercios aportados por Estados Unidos y el resto por Canad¨¢, en correspondencia a la proporci¨®n de la placa Juan de Fuca que cada uno tiene frente a sus costas), Neptune arrancar¨¢ en 2007 y funcionar¨¢ durante tres d¨¦cadas.
Pero antes se van a poner en marcha dos programas de ensayo a menor escala -Venus en Canad¨¢ y Marte en EE UU- y dos trozos de 70 kil¨®metros de cable submarino para ellos est¨¢n ya en el puerto de Vancouver listos para empezar el tendido de diferentes segmentos por el fondo del mar en los pr¨®ximos meses.
"Europa tiene un proyecto similar a Neptune, el Esonet, pero va retrasado respecto al nuestro. Tambi¨¦n Jap¨®n est¨¢ desarrollando el suyo, Linar, en la costa oriental del pa¨ªs, m¨¢s bien orientado a la pesca", explic¨® Barnes. "En cuanto a observatorios similares... hay algunos en el mundo pero a peque?a escala".
El concepto de Neptune fue una idea del estadounidense John Delaney, de la Universidad de Washington, pero hace diez a?os apenas se pod¨ªa plantear su realizaci¨®n, mientras que ahora las nuevas tecnolog¨ªas lo hacen posible. Y los conocimientos oceanogr¨¢ficos que se van a adquirir "van a suponer una revoluci¨®n", algo as¨ª como el telescopio espacial Hubble en astronom¨ªa, seg¨²n les gusta resaltar a los cient¨ªficos del programa.
Hasta ahora el acceso de los cient¨ªficos al oc¨¦ano es dif¨ªcil, parcial y espor¨¢dico en la mayor¨ªa de los casos, porque la toma de datos depende sobre todo de buques oceanogr¨¢ficos y las instalaciones fijas que dan informaci¨®n continuada cubren zonas limitadas.
En la puesta en marcha de Neptune participan varios centenares de cient¨ªficos e ingenieros. Por parte estadounidense, se encarga de la coordinaci¨®n la Universidad de Washington, y la de Victoria lo hace en Canad¨¢, coordinando la participaci¨®n de 12 unviersidaes del pa¨ªs. Pero est¨¢n implicados tambi¨¦n otros centros: el Instituto Oceanogr¨¢fico de Woods Hole, el Jet Propulsion Laboratory y el Instituto de Investigaci¨®n del Acuario de la Bah¨ªa de Monterrey, por parte de EE UU, y el Instituto Cient¨ªfico y Tecnol¨®gico del Oc¨¦ano Pac¨ªfico por Canad¨¢.
En el sistema de la placa Juan de Fuca hay al menos un volc¨¢n activo, el Axial Seamount, que entra en erupci¨®n cada pocos a?os. Pero no s¨®lo interesa el vulcanismo a los cient¨ªficos, sino toda la regi¨®n y los mecanismos de subducci¨®n de la placa al meterse bajo Am¨¦rica. En la zona se suceden procesos como terremotos y tsunamis asociados. Por ello los expertos consideran que el observatorio ser¨¢ tambi¨¦n ¨²til como sistema de alerta de cat¨¢strofes. "Hasta un minuto de anticipaci¨®n puede ser importante ante determinados desastres naturales, porque permite cerrar gasoductos y otras instalaciones vulnerables", dijo Barnes.
La regi¨®n presenta un fondo marino variado, desde franjas rocosas hasta gruesas capas de sedimentos cerca del margen continental, con presencia de hidratos de gas. El nuevo observatorio estar¨¢ preparado para hacer el seguimiento constante de corrientes, de concentraciones de compuestos qu¨ªmicos y de contaminantes, de variaciones de flujos de nutrientes en el agua y de par¨¢metros biol¨®gicos asociados tanto en el fondo como en la columna de agua. La biodiversidad marina es uno de los objetivos clave del programa, que cuenta tambi¨¦n con poder observar a las ballenas, que all¨ª descienden hasta los mil metros.
La placa Juan de Fuca est¨¢ en la franja de transici¨®n entre ecosistemas subtropicales y sub¨¢rticos, por lo que es muy sensible al cambio clim¨¢tico, cuyos indicadores podr¨¢n seguirse mediante instrumentos en los laboratorios fijos y en los sumergibles m¨®viles.
Neptune ser¨¢ una red submarina de cables de fibra ¨®ptica con nodos en el fondo del mar y bidireccional para comunicaciones de alta velocidad y suministro energ¨¦tico a los equipos; se colocar¨¢n instrumentos tanto en el fondo como a diferentes profundidades y los equipos se podr¨¢n substituir o a?adir sencillamente enchuf¨¢ndolos a la red.
El plan es tender un observatorio que se vaya creciendo y actualiz¨¢ndose con nuevas tecnolog¨ªas e instrumentos. Barnes dice que ¨¦l lo ve como el ¨¢rbol de navidad de una familia: "Cuando la pareja de casa tiene pocas cosas que colgar, pero poco a poco van comprando m¨¢s y m¨¢s y al cabo de unos a?os tienen muchos adornos diferentes, suficientes como para incluso elegir los mejores. As¨ª ser¨¢ Neptune dentro de unos a?os".
![Ilustraci¨®n de un robot submarino cartografiando el fondo.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/NDHS66EO3VGXNT4GZLFXJEPV3I.jpg?auth=4c43e839c7ff3fc704dac058bc25c2f21d1bc26774dc7ae10a788756e1204e50&width=414)
![Christopher Barnes, en la sede de Neptune (Universidad de Victoria)](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/ZZWSNXOXVL3P4FJ3QL5TYWMFOY.jpg?auth=b43e50ac44bd0ad40c5db83cdc470bbb5666a808541695bd75f56ca57d1629e3&width=414)
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