Mercenarios en el banquillo

Neil es surafricano, piloto y mercenario. Ha trabajado en Angola, Sierra Leona y Congo. Mobutu Sese Seko, antes de huir, orden¨® fusilarle. Escap¨® hacia la Rep¨²blica Centroafricana. All¨ª le rescat¨® un helic¨®ptero franc¨¦s, que le traslad¨® a una base militar de la capital. Neil cobraba de Executive Outcomes (EO) -la primera empresa en el sector-, de Kinshasa y de los servicios de espionaje de Francia.

Teodoro Obiang Nguema sostiene que el Gobierno espa?ol conoc¨ªa la trama a trav¨¦s del CNI

Es lo habitual. Los mercenarios llegan donde no alcanza un pa¨ªs democr¨¢tico. En enero de 1999, la brit¨¢nica Sandline (EO, con otro nombre) suministr¨® armas y mercenarios al Gobierno de Freetown cuando Londres estaba maniatado por un embargo internacional. Uno de ellos era Simon Mann, fundador de EO, ahora detenido en Zimbabue y acusado de liderar un intento de golpe de Estado en la ex colonia espa?ola de Guinea Ecuatorial.

El juicio contra Mann y 69 de sus hombres, la mayor¨ªa surafricanos como Neil, comenz¨® ayer en Harare. En los pr¨®ximos d¨ªas se juzgar¨¢ en Malabo a otros 14 acusados (ocho surafricanos y seis armenios que integraban la tripulaci¨®n de un avi¨®n). Se les vincula con los detenidos en Harare.

"Nadie cree que 84 hombres pueden dar un golpe, ni siquiera en Guinea. Un plan de esta envergadura no se puede preparar sin que lo sepan al menos los servicios secretos surafricanos, brit¨¢nicos, estadounidenses y espa?oles", afirma una fuente que pide anonimato y que no descarta que los detenidos fueran una avanzadilla.

Seg¨²n los fiscales, el mercenario brit¨¢nico Mann, de 51 a?os, ex integrante de las fuerzas especiales brit¨¢nicas, organiz¨® el golpe por encargo de Eli Calil, hombre de negocios liban¨¦s residente en Londres, para situar al frente del pa¨ªs a Severo Moto, exiliado en Espa?a. Mann viaj¨® a Zimbabue con dos colaboradores para comprar armas a un contacto en el Ej¨¦rcito de ese pa¨ªs. Cuando el resto del equipo (67 personas), aterriz¨® en Harare el 7 de marzo para recoger el material, fue detenido. Los 67 se declararon ayer culpables de entrada ilegal en Zimbabue, pero rechazaron los otros cargos.

El 6 de marzo, las autoridades guineanas capturaron en Malabo a 15 hombres a los que relacionaron con la conspiraci¨®n (uno de ellos, el alem¨¢n Gerard Merz, falleci¨® en prisi¨®n y se sospecha que pudo ser torturado). El presidente, Teodoro Obiang Nguema, sostiene que el Gobierno espa?ol conoc¨ªa la trama.?Qui¨¦n delat¨® el golpe? "Es probable que la filtraci¨®n procediera de Pretoria, que espera concesiones para sus empresas en Guinea", explica la fuente citada. Sur¨¢frica ha enviado a Malabo a ocho expertos para asistir a las autoridades en el juicio. "Tras el esc¨¢ndalo del banco Riggs [un informe del Senado de EE UU vincula a Obiang con el desv¨ªo de 700 millones de d¨®lares], el r¨¦gimen no puede firmar penas de muerte", a?ade la fuente.

En el caso de Harare, el fiscal tiene un documento para desmontar la declaraci¨®n de los 70 mercenarios, que dicen que viajaban al Congo para encargarse de la seguridad de una mina. Se trata de un contrato, entregado por Malabo, que vincula a Mann con Moto.

Guinea cree que el liban¨¦s Calil representa a empresarios brit¨¢nicos y estadounidenses del petr¨®leo. Una ONG dedicada a la denuncia de la corrupci¨®n de las multinacionales en ?frica apunta en otra direcci¨®n. Empresarios nigerianos tratan de hacerse con explotaciones petroleras de la zona. Guinea Ecuatorial produce m¨¢s de 300.000 barriles diarios a trav¨¦s de empresas estadounidenses. La teor¨ªa tiene un punto d¨¦bil. Simon Mann s¨®lo trabaja para los grandes.