As¨ª se hizo Castilla
Cascadas y puentes medievales jalonan este ca?¨®n burgal¨¦s, por el que pasaron a la meseta los primeros colonos cristianos
El Pur¨®n es un afluente del Ebro que nace en la sierra alavesa de Andarejo y que comunica las tierras vascas con las burgalesas a trav¨¦s de un angosto y casi secreto desfiladero. Por una senda tallada en la roca viva del ca?¨®n bajaron muchos de los cristianos que comenzaron a repoblar la meseta castellana a mediados del siglo IX. Entonces Castilla era a¨²n una quimera, un proyecto de condado, una marca fronteriza del reino asturiano, un pedacito del norte burgal¨¦s reci¨¦n reconquistado. No hab¨ªa nada. S¨®lo aquellos osados, haciendo vida santa en improvisados monasterios y labrando las tierras yermas sin agacharse demasiado.
Uno de esos valientes fue el abad Pablo, que en el a?o 852 fund¨® el cenobio de San Mart¨ªn de Ferr¨¢n (o de Pontacre) justo a la salida del desfiladero. Lo acompa?aban s¨®lo seis presb¨ªteros, un cl¨¦rigo y tres monjes. No obstante, se le dio tan bien la granjer¨ªa, que al a?o siguiente pudo destinar 10 bueyes, 60 vacas, 20 caballos, 12 mulos, 150 ovejas y 100 cabritos para fundar una nueva colonia. Otro s¨ªntoma de la prosperidad del monasterio fue que llegara a juntar 30 libros, que hoy har¨ªan una birria de biblioteca, pero que para aquella ¨¦poca, en que pocos sab¨ªan el abec¨¦, eran como tener Internet.
El parque cuenta con una nutrida colonia de buitres leonados y gran diversidad vegetal
Doce siglos m¨¢s tarde, sobre el polvo de San Mart¨ªn de Ferr¨¢n se alza Herr¨¢n, una aldea del valle burgal¨¦s de Tobalina cuyas calles culebrean entre palacetes, casas blasonadas y torres, una de ellas con pinturas murales del siglo XVI.
Mas nada que compararse pueda, en antig¨¹edad y belleza, con la senda que remonta, desde el mismo Herr¨¢n, el desfiladero del Pur¨®n.
Para comprobarlo, salimos del pueblo caminando junto al r¨ªo, aguas arriba, por una ancha pista de tierra que al poco rato rebasa un ¨¢rea acondicionada con mesas y barbacoas. A un kil¨®metro del inicio -o un cuarto de hora de andar-, nos colamos por una portilla de madera en el estrecho de las Fuentes de Herr¨¢n, un tajo de s¨®lo cinco metros de anchura entre altos paredones desplomados de roca caliza, donde yace un puente medieval devorado por la hiedra.
Acto seguido, el valle se abre, la pista se convierte en vereda y un cartel nos anuncia, cerca de una hermosa cascada, que entramos en el parque natural de Valderejo. O, lo que es lo mismo, en ?lava.
Creado en 1992, el parque cuenta con una nutrida colonia de buitres leonados y con una diversidad vegetal que pasma: encinas, quejigos, robles, hayas... Pero, sin duda, es el r¨ªo Pur¨®n su mayor atractivo y su fuerza m¨¢s activa, que se manifiesta horadando, tajando y derribando, en una labor de milenios que todav¨ªa contin¨²a, los serrijones calizos que estorban su carrera en pos del Ebro. Fruto de ese tit¨¢nico esfuerzo es el siguiente tramo del desfiladero, el m¨¢s bello y acantilado que surca el r¨ªo, con su caminito de casi un kil¨®metro labrado en la pura roca y asomado a modo de balc¨®n sobre una sucesi¨®n de cascadas rugidoras y pozas cristalinas.
Al cumplirse una hora de marcha, salimos del sombr¨ªo desfiladero y atravesamos un risue?o prado donde pastan caballos de raza hispano-bretona -tipo percher¨®n-, al otro lado del cual yacen esparcidos los restos de Ribera, una aldea que fue abandonada hace 40 a?os y cuyo ¨²nico edificio en pie es una iglesia rom¨¢nica encaramada en un pe?asco sobre el r¨ªo, con frescos de estilo g¨®tico. Las caras esculpidas en los capiteles de la portada contemplan boquiabiertas la ruina de sus hacedores y, como la m¨ªtica esfinge tebana, proponen a quien tiene o¨ªdos en el alma enigmas que cifran la dolorosa fragilidad de la existencia humana.
Un kil¨®metro m¨¢s adelante -que suman cinco desde Herr¨¢n-, el camino se separa del Pur¨®n en el coraz¨®n de un precioso hayedo, justo en su confluencia con el arroyo de Polledo. Es hora de dar media vuelta y regresar. Pero ahora r¨ªo abajo, como hicieron el abad Pablo y compa?¨ªa.
Vuelos en globo y 'rafting'
- C¨®mo ir. Herr¨¢n se halla en el noreste de Burgos, a 315 kil¨®metros de Madrid yendo por la A-1 hasta Burgos y por la AP-1 hasta Briviesca. Una vez aqu¨ª, hay que seguir las indicaciones viales hacia Cornudilla, O?a, Trespaderne, Pedrosa de Tobalina y Herr¨¢n.
- Datos de la ruta. Duraci¨®n: 3 horas. Longitud: 10 kil¨®metros. Desnivel: 100 metros. Dificultad: muy baja. Tipo de camino: pista forestal en la parte burgalesa y senda se?alizada con letreros dentro del parque natural de Valderejo. Cartograf¨ªa: mapas 20-7 (Medina de Pomar) y 20-8 (O?a) del Servicio Geogr¨¢fico del Ej¨¦rcito.
- Alrededores. En Pedrosa de Tobalina (a 12 km): cascada del Jerea o del Pe?¨®n. En Fr¨ªas (a 14 km): castillo roquero del siglo XII y puente medieval sobre el Ebro. En Tobera (a 15 km): ermita del Santo Cristo. En Sobr¨®n (a 18 km): hoces y embalse del Ebro.
- Comer. La Torre de Herr¨¢n (Tel. 947 35 85 60): rabo de toro al oporto y carrillera de ternera; precio medio, 19 euros. Hostal Valle de Tobalina (Quintana Mart¨ªn Gal¨ªndez; Tel. 947 35 87 40): mariscos y pescados a la plancha; 20 euros. El Chato (Fr¨ªas; Tel. 947 35 70 69): chulet¨®n de buey y bacalao a la riojana; 18 euros.
- Dormir. La Torre de Herr¨¢n (Tel. 947 35 85 60): vetusta casa-torre de piedra con siete elegantes habitaciones y pinturas murales del siglo XVI; doble, 57 euros. Valderejo Etxea (Lalastra; Tel. 945 35 30 85): bella casa de pueblo construida en 1700, con seis habitaciones -dos abuhardilladas- y restaurante; 39 euros. Tel¨¦fono de reservas de turismo rural en las Merindades: 947 13 01 40.
- Actividades. Estratos (Tel. 94 677 34 97): vuelos en globo. Ulu Aventura (Tel. 605 77 37 64): rafting, kayak y descenso de ca?ones.
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