La voluntad de los vascos
Por fin se reunieron Ibarretxe y Zapatero. Al parecer, ambos salieron contentos de la entrevista. Ignoramos los motivos de tanta satisfacci¨®n, porque ha trascendido poca cosa de lo que se habl¨® entre ellos. Algunos retalitos de frases de Ibarretxe, conocidos hasta la saciedad, sazonados con alguna que otra m¨¢xima de nueva incorporaci¨®n. Eso y poco m¨¢s, escaso condumio para que se nos abriera el apetito. Bueno, estamos contentos, y uno se siente tentado a decir que eso no est¨¢ mal. Lo que hace unos meses hubiera montado una remolina, capaz de alimentarnos una temporada, se ha saldado con un casi ayuno informativo que relega a Ibarretxe y a su plan a los m¨¢rgenes de lo estrafalario. Tuvo m¨¢s cola, y digamos que m¨¢s inter¨¦s, la reuni¨®n que el presidente del Gobierno mantuvo con Maragall. Es una prueba de la diferente importancia estrat¨¦gica que poseen en la actualidad ambos presidentes auton¨®micos y sus respectivos proyectos.
Y sin embargo, lo que hace unos meses hubiera montado una remolina sigue ah¨ª, vivito, es un decir, y coleando. ?Qu¨¦ es lo que ha cambiado? El lehendakari sigue adelante con su proyecto, que piensa someterlo a votaci¨®n parlamentaria el pr¨®ximo invierno. Tampoco parece haberse arrepentido de su intenci¨®n de someterlo despu¨¦s a refer¨¦ndum y as¨ª ver plasmada esa voluntad de los vascos y de las vascas, a la que tanto recurre en sus argumentaciones. Todo eso sigue ah¨ª, con sus riesgos intactos, pero hay tambi¨¦n algo et¨¦reo, difuso pero perceptible, que de alguna forma lo diluye. Habr¨¢ quienes aseguren que lo que ocurre es que se ha bajado la guardia, o que se prepara un camino de componendas que, entre el yo te doy y t¨² me das, permitir¨¢ disfrazar lo mismo, promoverlo como si fuera otra cosa e imponerlo. El tiempo nos dir¨¢ si tienen raz¨®n. S¨ª tengo la impresi¨®n de que ha cambiado el ¨¢mbito de recepci¨®n de ese asunto que nos trae de cabeza; lo que no veo con claridad es cu¨¢les han de ser sus consecuencias. Percibimos un cambio de situaci¨®n, pero ¨¦sta no muestra a¨²n unos perfiles definidos.
El plan Ibarretxe ha tenido un inesperado efecto perverso para sus propios fines. Planteado en t¨¦rminos de excepcionalidad y bilateralidad -relaci¨®n de Euskadi con Espa?a-, su formulaci¨®n, junto a determinadas alianzas t¨¢cticas, desat¨® un debate generalizado sobre la organizaci¨®n territorial de Estado que no favorece a sus pretensiones. Removi¨® unas aguas que s¨®lo recog¨ªan peque?os sobresaltos y se ve convertido en una gota de una marea que determinar¨¢ unas pautas de las que no va a poder sustraerse. Entre las frases de Ibarretxe tras su encuentro con Zapatero, llamaba la atenci¨®n alguna en que se reflejaba ya esa participaci¨®n plural en las reformas del Estado que hayan de emprenderse.
Al margen de cu¨¢les vayan a ser las materias a transferir que se negocien en los diversos estatutos en marcha, hay una pauta que va a ser com¨²n a todos ellos y que se va a constituir en marco de las reformas en perspectiva, incluida la de la Constituci¨®n. No me estoy refiriendo al marco constitucional como l¨ªmite, o no me estoy refiriendo s¨®lo a ¨¦l, sino a otra exigencia -que, en realidad, va ligada a ¨¦l en el caso que nos ocupa- y de cuyo incumplimiento adolece el plan Ibarretxe. Este trata de hallar su legitimidad en una mayor¨ªa absoluta parlamentaria no cualificada -la voluntad de los vascos y de las vascas- que un refer¨¦ndum movilizador de la comunidad nacionalista tratar¨ªa de corregir al alza, lo que falsear¨ªa la situaci¨®n real y efectiva de la voluntad pol¨ªtica de los vascos. La novedad de la nueva situaci¨®n reside en que todas las reformas se van a emprender por consensos mayoritarios, ajenos a todo tr¨¢gala parlamentario previo, una pauta ejemplar que condenar¨¢ al plan Ibarretxe a un estatus de plan banderizo, que es lo que realmente es, y lo marginar¨¢ de esa oleada reformadora. Al nacionalismo vasco siempre le quedar¨¢ el recurso al empecinamiento montaraz, pero quiz¨¢ hayan de empezar a preguntarse los nacionalistas por cu¨¢ntos vascos y vascas van a estar dispuestos a seguirles por este camino desquiciado y sin fin.
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